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Nancy Fabiola Herrera: “Esta gala lírica quiere ser una celebración: de la amistad, la vida y la música”

La 'mezzosoprano' canaria protagoniza este sábado en el auditorio capitalino la última cita del año de Ópera de Tenerife
Nancy Fabiola Herrera se sube el sábado al escenario del Auditorio de Tenerife. / Miguel Barreto

El Auditorio de Tenerife programa el sábado (19.30 horas) una gala lírica que lleva el descriptivo título de Nancy Fabiola y sus invitados. La propuesta con la que Ópera de Tenerife despide 2022 contará con la mezzosoprano canaria nacida en Venezuela Nancy Fabiola Herrera, quien ofrecerá una amplia panorámica de lo que ha sido y es su trayectoria artística. Para ello, con la dirección musical de José Miguel Pérez-Sierra, estará acompañada por la Sinfónica de Tenerife, las sopranos Yolanda Auyanet y Eglise Gutiérrez, el bajo Rubén Amoretti, el tenor Ramón Vargas, el barítono José Carbó, el bandoneonista y cantor Leonel Gasso y la bailaora María del Mar Moreno.

-Este sábado sube al escenario del Auditorio de Tenerife. ¿Cómo concibe este homenaje?
“Es una celebración. De la amistad, de la vida, de la música. Se trata de convocar a compañeros y amigos que he ido haciendo en mi carrera para hacer una fiesta con música maravillosa. Habrá ópera, zarzuela, tango, melodías y canciones de Broadway, géneros que han tenido relevancia en mi vida. Es un viaje autobiográfico, pero también a través de las emociones, acompañada por artistas que vienen de diferentes partes del mundo”.

“La mejor manera de acercarse a la música clásica, como a las otras, es sintiéndola desde el corazón, no a través del intelecto”

-Si fuera posible, ¿qué otras grandes voces, actuales o que ya no están entre nosotros, hubiera querido también que estuvieran a su lado el sábado?
“En un mundo de sueños, me hubiera gustado que estuviese Teresa Berganza (1933-2022), que para mí ha sido un referente indudable; o una mezzosoprano que admiro muchísimo, como es Regina Resnik (1922-2013), o Victoria de los Ángeles (soprano, 1923-2005), o Ettore Bastianini (barítono 1922-1967)… De los que tenemos la suerte de que aún están con nosotros, uno de mis mentores ha sido Plácido Domingo”.

-El rol de Carmen en la ópera de Bizet es, sin duda, emblemático en su carrera. ¿Qué encuentra en él cada vez que le da vida?
“Carmen es un personaje atemporal. Simboliza la lucha de la mujer por estar segura de sí misma, por ser independiente, por tener una voz, por sentirse bien bajo su propia piel, por intentar no doblegarse ante nada… La libertad: libertad de espíritu y ante la vida. Cada vez que la interpreto, me encanta sentir y personalizar esos valores que representa, estar en contacto con su sensualidad y con su manera práctica de ver la vida, aunque no todo en Carmen es maravilloso. Por otro lado, no creo que ella conciba el amor de una manera romántica, es más bien terrenal, pasional. Hay más pasión en ella que romanticismo. Y eso hace que en muchas ocasiones sea muy práctica. Carmen no vive el amor romántico, sino más bien el efecto alkaseltzer: mientras sienta la pasión, siente que está enamorada; desde el momento en el que ve que esa pasión se apaga, pierde el interés. Tampoco es una mujer de estar con varias personas al mismo tiempo. Cuando está con alguien, está con esa persona, y cuando deja de sentirse apasionada, se acabó. Para ella no tiene sentido seguir juntos”.

“Estudio mucho cada rol, para hacerlo creíble y poder transmitir al público lo que le está pasando a ese personaje de la forma más honesta”

-¿Cómo describiría ante un público no especializado las características, las posibilidades y los desafíos que posee la voz de ‘mezzosoprano’?
“Todas las voces afrontan desafíos. Lo mismo la cuerda de tenores, que la de bajos o la de barítonos o la de sopranos… Y considero que no es mayor o menor el reto en ese sentido. Pero los desafíos sí que varían conforme al estilo que cantemos. Los requerimientos son más o menos complejos en función del tipo de repertorio que hagamos. No obstante, algo común para todas las cantantes y los cantantes es la necesidad de afrontar una disciplina muy grande. De trabajo y de reciclaje constantes. La voz, al ser un instrumento de nuestro cuerpo, obedece a muchos cambios fisiológicos. Es como la maquinaria de un automóvil. Por mucho que tengamos un Ferrari o un BMW, también deben entrar en el taller cada cierto tiempo para mantenerse a punto. Lo mismo ocurre en el caso de los cantantes: debemos trabajar técnicamente con alguien para mantener en buen estado nuestra maquinaria. Esa sería la mayor exigencia, no tanto teniendo en cuenta el tipo de voz, sino las características que compartimos en nuestro trabajo: la disciplina, junto a la autoexigencia y la voluntad de no dejar de reciclarse”.

-Carmen, Maddalena en ‘Rigoletto’, Luisa Fernanda, Giuletta en ‘Los cuentos de Hoffmann’, Rosina en ‘El Barbero de Sevilla’… ¿De qué manera se acerca en cada ocasión al personaje que debe encarnar?
“Cada personaje es un mundo. Muchos de esos roles que menciona los hice al principio de mi carrera y, a medida que esta ha ido evolucionando, he ido afrontando otros. En todo caso, cuando debo interpretar un papel, siempre miro sus características vocales, si se corresponden con las que yo tengo, si lo puedo defender bien. Después, a la hora de decidirme por interpretarlo, tengo que realizar un estudio psicológico del personaje. Debo investigar todo lo que pueda sobre él y sobre la historia en la que interviene. También acerca del compositor, en qué momento creó esa obra… Todo eso va a influir en la manera en la que encarnaré ese rol, por lo que necesito recopilar muchísimos datos para entenderlo y hacerlo mío de una manera creíble. Ese proceso es muy bonito, un trabajo lento en el que preciso de mucha información, pero que a la vez me va ayudando a construir el perfil psicológico del personaje que interpreto. Esto también hace que puedas meterte bajo la piel de papeles muy dispares, algo que he adorado desde siempre. No se trata solo de cantar, sino que tiene que haber también un trabajo actoral acorde con lo que cantas, para que el personaje sea muy creíble y puedas transmitir al público, con la mayor honestidad posible, lo que le está pasando a esa persona en la historia que se narra en el escenario. Es, en definitiva, una investigación, que incluye el lenguaje corporal y, sobre todo, ahondar en sentimientos que a veces no son los que uno maneja habitualmente, como la crueldad. No es fácil: tienes que conectar con partes de tu ser que normalmente no desarrollas, pero están ahí. En la gama de las emociones humanas, todos tenemos dentro a un asesino en potencia y a un santo en potencia. Depende de muchas cosas que se desarrollen más unos aspectos u otros. Como intérprete has de recurrir a esa gama interna y tratar de entender, por ejemplo, cómo te sentirías si tuvieses que matar a alguien, si un conjunto de circunstancias te llevara a hacerlo”.

“Algo común para cualquier cantante debe ser la disciplina, la autoexigencia y no dejar nunca de reciclarse”

-Entre tantos roles, ¿cuál es su favorito y cuál le ha exigido más como cantante?
“Ahora me vienen a la mente tres o cuatro. Carmen, por supuesto, ha sido muy importante para mí, es de mis personajes preferidos… También hay un rol que disfruté mucho haciendo, el de Romeo en I Capuleti e i Montecchi, de Bellini. Fue algo muy revelador, porque ahí, al encarnar a un personaje masculino, has de realizar una investigación bastante grande y entrar en contacto con tu masculinidad. Vocalmente fue una tarea difícil, pero también es un personaje muy bonito de cantar. De igual modo, en lo actoral fue un reto interpretar a ese muchacho, cambiar tu forma de caminar, de moverte en el escenario, masculinizarte. Otro rol muy querido, desde que estudiaba, porque me encanta vocalmente, y con el que debuté hace dos años, es la Azucena de Il Trovatore, de Verdi. Y uno que aún no he interpretado, pero me hace ilusión, es el de Amneris, la princesa egipcia de Aida, también de Verdi”.

-Supongamos que se encuentra ante alguien que nunca ha escuchado ópera ni zarzuela. ¿Cómo lo convencería para que se acercase a un teatro, a un auditorio para vivir esta experiencia por primera vez?
“Le diría, de entrada, que no se cerrase a escuchar cualquier tipo de música porque cree que no la entiende. Para entender algo, primero hay que sentirlo. Creo que la manera de acercarse a la música es sintiéndola desde el corazón, no a través del intelecto. De la misma manera en que voy a un concierto de Alejandro Sanz o de salsa o de reguetón y no lo intelectualizo: acudo porque la música me provoca algo. Y la música clásica hay que abordarla así. Una voz de ópera, de zarzuela, no es una voz microfonada, tiene una potencia descomunal porque ha sido entrenada para traspasar la sonoridad de una orquesta. Ya eso en sí es una experiencia diferente. Siempre le digo a la gente que se acerque a un concierto de clásica, a una ópera, antes de decidir si le gusta o no. Además, es muy diferente escucharlo en una grabación, en una televisión, a hacerlo en vivo y sentir esa avalancha de sonido en directo. Es como ir a un musical, pero a lo bestia y sin micrófonos. También creo que es importante que los padres y las madres lleven a sus hijos desde pequeños a las manifestaciones musicales, pues así van desarrollando un gusto, una sensibilidad”.

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