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Las entrenadoras, las grandes desconocidas del fútbol: “Es ilusionante que cada vez seamos más en los banquillos”

Galilea, Miriam y Nisamar, tres tinerfeñas que entrenan en Primera Nacional, cuentan al DIARIO la importancia de la visibilización en su profesión, sus preferencias para dirigir a equipos femeninos o masculinos y si han sufrido discriminación
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Por Doris Carballo. | El crecimiento exponencial que ha vivido el fútbol femenino en los últimos años, incluso con la oficialización esta temporada de la Primera División, ahora conocida como Finetwork Liga F, ha llevado a que este deporte tenga una mayor participación de mujeres, dado que las opciones para poder practicarlo se han incrementado.

Hace no tantas temporadas las categorías inferiores que existían en la provincia tinerfeña eran escasas, debido a que no había suficientes equipos ni jugadoras para poder crear ligas más igualadas y competitivas, ni tampoco se apostaba por las jugadoras como se hace hoy en día. Sin embargo, gracias a su auge, existen muchos clubes que en la actualidad apuestan por la sección femenina, por lo que las categorías han aumentado y, por ende, ha crecido el nivel futbolístico.

Pero la progresión no solo se ha visto reflejada en más mujeres practicando fútbol, sino que también cada vez son más las que se encargan de entrenar a los equipos, tanto femeninos como masculinos. Aunque en este apartado no se ha visto un cambio tan drástico como en el de las futbolistas, sí que se ha dado un pequeño paso adelante y han comenzado a romper las barreras que existen en esta profesión.

Según recoge la Real Federación Española de Fútbol, hay menos de un 10% de licencias de entrenador que corresponden a mujeres. Por ello, es momento de dar visibilidad a aquellas que no cesan en su empeño de conseguir su sueño y entrenar para que las generaciones que vengan tengan referentes en las que reflejarse.

La máxima categoría del fútbol femenino es un ejemplo de ello. La profesionalización de la liga ha traído consigo un avance en la presencia de mujeres en los banquillos, con récord en la Finetwork Liga F este curso: de los 16 clubes que la conforman, seis están dirigidos por preparadoras: Athletic Club, Iraia Iturregi; Madrid CFF, María Pry; Real Sociedad, Natalia Arroyo; SD Eibar, Ana Junyent; Valencia CF, Andrea Esteban, y Villarreal CF, Sara Monforte. Todas ellas conforman un comienzo de temporada histórico para el fútbol español y allanan el camino hacia la normalización y la igualdad de oportunidades.

En la provincia de Santa Cruz de Tenerife, según datos aportados por la Federación Tinerfeña de Fútbol, son 78 las que poseen el título de entrenadora, aunque esta temporada no todas ejercen dicha función. Así, de ellas, 24 son las que este curso 2022/2023 están al frente de un equipo, tanto en las secciones femeninas (Primera División Nacional, Regional Preferente y Primera Regional) como en algunas categorías inferiores masculinas.

En Primera División Nacional femenina, tercera categoría más alta a nivel regional y donde juegan 16 equipos de las Islas, son tres las mujeres que se hacen cargo de la dirección deportiva. Hablamos de Galilea González, que dirige el Atlético Perdoma; Miriam Sicilia, que entrena al Real Unión de Tenerife B, y Nisamar Cruz, preparadora del San Antonio Pureza.

DIARIO DE AVISOS ha hablado con las tres entrenadoras tinerfeñas para conocer de primera mano sus experiencias personales al mando de sus respectivos clubes.

En relación al récord actual de preparadoras que ostenta la Primera División femenina española, Miriam comenta que “es un paso de gigante que seis entrenadoras estén en los banquillos, no solo para la liga, sino también para las categorías inferiores. Considero que esto al final beneficia a todo el fútbol femenino”. Galilea, en la misma línea, indica que “es algo ilusionante que cada vez seamos más, nos beneficia a todas”. Nisamar, por su parte, añade que, aunque es positivo el aumento, “me parecen pocas, porque cada vez somos más las que estamos tituladas y preparadas”.

Las tres profesionales coinciden en que hay un avance y que cada vez son más las mujeres que quieren dirigir equipos. En esta línea, Miriam explica que “ayuda mucho al crecimiento la retransmisión y la difusión en los diferentes medios de comunicación”. Galilea cuenta que es notorio este crecimiento en varios casos que conoce de jugadoras que han dejado de practicar fútbol para centrarse en la preparación, empezando desde las categorías inferiores. “Antes era impensable ver a mujeres al frente de un equipo, y no hablo solo en el fútbol femenino, así que es evidente el avance”, añade Nisamar.

En cuanto a la discriminación en los banquillos, las preparadoras del Real Unión de Tenerife B y del San Antonio Pureza indican que no la han sufrido en sus propias carnes, incluso esta última cuenta que “siempre he recibido el mismo respeto por los rivales que les tengo yo. En la escuela de entrenadores obtuve el mismo trato que mis compañeros. Al final el sexo no determina qué deporte puedas practicar o dirigir. Creo que, en ese sentido, se ha evolucionado muchísimo”.

Sin embargo, Galilea, del Atlético Perdoma, declara que “entrenando a las chicas nunca he sufrido discriminación, aunque sí es verdad que he tenido algún problema dirigiendo a los más pequeños, sobre todo con sus padres, que son más crueles. Que una mujer dirija a un grupo de chicos parece que cuesta algo más. ¿Cómo una entrenadora va a entrenar a sus hijos? Son cosas que hacen daño y que condicionan en aspectos educativos. Esto puede llegar a perjudicar, pero al final hay que reponerse y seguir avanzando”.

La presión que pueden padecer por el hecho de ser mujer y estar al frente de equipos también es un aspecto a tener en cuenta. En relación a esto, Miriam cuenta que “a nivel profesional, como son las seis entrenadoras de la Liga F, considero que sí la sufren solo por ser mujeres, pero, en mi caso, no, me siento apoyada”. Nisamar, por su parte, cree que la presión la tienen todos, tanto mujeres como hombres, cuando están al frente de un banquillo: “La presión está relacionada con los objetivos marcados. En mi club siempre apoyan mi trabajo y mis decisiones, incluso cuando las cosas no han salido como uno espera”. Galilea, en contraposición con la anterior, considera que “las que dirigen a niños sí que tienen bastante más presión que por ejemplo yo, que entreno a chicas. Aunque creo que esto ha ido a menos, porque antes también se sufría en la parte femenina, donde los padres tenían muchos prejuicios, pero poco a poco ha ido a menos”.

En relación a sus preferencias en cuanto a entrenar a la sección femenina o a la masculina, todas coinciden en que les es indiferente. “En todos los casos me he sentido arropada, acogida y apoyada”, subraya Miriam. Por su parte, Nisamar indica que “me gusta muchísimo el fútbol femenino y siempre he luchado para que se tengan en cuenta a las mujeres en este deporte. Pero sí es verdad que he entrenado al juvenil del San Antonio Pureza en varias ocasiones, incluso conjuntamente el juvenil y el femenino, donde fomentamos la igualdad, y no he tenido ningún problema. Una se siente cómoda cuando se implican en tu trabajo y confían en lo que haces”. Sin embargo, a Galilea, aunque no le importa a quién dirigir, sí que se siente más cómoda entrenado a las chicas, dado que “es el terreno en el que más me he movido, el que más conozco y donde más segura me siento. El conocimiento y la experiencia es la base de todo”.

En cuanto a cómo surgió la opción de comenzar a entrenar, Miriam, la preparadora del filial del Real Unión de Tenerife, cuenta que “el año pasado dirigía al ‘C’ y jugaba en el ‘B’, pero, tras sufrir una lesión en el cruzado, me centré en mi labor de entrenadora y al final de temporada conseguimos clasificarnos para el ‘play-off’. Por ello, la directiva confió en mí y me ofreció ente año coger las riendas del primer filial”. Galilea, del Atlético Perdoma, indica que en su caso todo surgió después de una llamada de su actual club para formar parte del grupo de jugadoras, pero, cuenta, “estaba desmotivada para jugar. Ante la falta de un entrenador, le planteé como una locura a la presidenta, que fue la que contactó conmigo, esta opción y así comenzó el proyecto. Ahora llevo cuatro temporadas y estoy súper orgullosa. Incluso el año pasado conseguimos el ascenso a categoría nacional”.

También Nisamar, del San Antonio Pureza, explica que comenzó alternando su labor como futbolista y como entrenadora: “Cuando tenía 26 años, un amigo me llamó para dirigir el final de temporada del San Fernando Rey femenino, cuyo entrenador había dimitido. Acepté y estuve jugando en mi equipo, el Tacuense, y entrenando a la vez. Y resultó que me gustó más entrenar que jugar, por lo que comencé a formarme. Gracias a un número de jugadoras que han sido fieles a mi trabajo consolidamos un bloque muy unido y me siguieron al Atlético Rocío, donde conseguimos un ascenso a Primera Nacional. Luego me llamaron del San Antonio Pilar, para, posteriormente, unificarse y pasar a ser el San Antonio Pureza, mi equipo actual. La nueva directiva confió en mí para seguir en el equipo, donde llevo tres años. En total llevo nueve años en los banquillos”.

Las tres preparadoras cuentan que aspiran a continuar creciendo como profesionales de los banquillos y que cada vez sean más las compañeras que sigan sus pasos para lograr una mayor igualdad en un puesto en el que aún predomina la presencia masculina. Ojalá que el ejemplo de estas profesionales abra puertas a otras que también quieran dedicarse a ello y el número de entrenadoras vaya creciendo paulatinamente con el paso de las temporadas.

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