De Venezuela se decía que era la octava isla canaria, hasta que oficialmente La Graciosa fue reconocida como tal dentro de nuestras fronteras. Pero el sentimiento que une al país latinoamericano con el Archipiélago continúa vigente, a pesar de la inestabilidad política al otro lado del Charco y que los procesos migratorios han pasado a ser en sentido contrario: ahora los isleños somos quienes acogemos con los brazos abiertos a nuestros hermanos de Caracas, que huyen de la precariedad.
Qué decir de Cuba, ese paraíso del Caribe a donde acudieron nuestros antepasados, como se suele decir, con una mano delante y otra detrás, deseando hacer fortuna para regresar con pedigrí indiano. Durante el siglo pasado y principios de este, los presidentes canarios procuraron conservar esos vínculos intactos, mantiendo relaciones al más alto nivel con los líderes de aquellas tierras tan familiares para los residentes en este privilegiado rincón del Atlántico.
En la retina de muchos quedaron grabadas las imágenes de Manuel Hermoso cuando era jefe del Ejecutivo, junto al histórico presidente cubano Fidel Castro en sus encuentros en Cuba y Canarias. Ambos fraguaron una estrecha amistad en los años 90. La visita de Castro a Tenerife, cuna de los antepasados de su madre, pilló desprevenido al Gobierno de José María Aznar y finalmente se saldó con el revolucionario siendo recibido por Hermoso y una comitiva. El actual vicepresidente, Román Rodríguez, realizó durante su periodo al frente del Ejecutivo, entre 1994 y 2003, dos viajes oficiales a Cuba, en los que se reunió y cenó con Fidel Castro.
A dicho desplazamiento a la isla picuda se suman los de mandatarios venezolanos como Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi o incluso Hugo Chávez. Y es que el amor de un territorio al otro era mutuo. En la hemeroteca del diario El País encontramos declaraciones de Lusinchi en las que ponía el acento en que era necesaria “una mayor cooperación con las Islas”, hasta el punto de admitir “conversaciones para la creación en el sur de Tenerife de una refinería” con capital sudamericano y español.
No obstante, los abruptos cambios políticos en la región latinoamericana y el acercamiento de Canarias al continente europeo -derivado, entre otros motivos, de los avances en el proceso de integración cultural en la UE-, hicieron mella en el nexo. Es cierto que los líderes isleños han seguido realizando viajes a estos lugares, especialmente por la existencia de numerosos colectivos de descendientes de canarios de segunda y tercera generación. Pero no han tenido tanta entidad como antaño.
En la pasada legislatura, sin ir más lejos, el entonces jefe del Ejecutivo autonómico Fernando Clavijo (CC) se trasladó a enclaves como las ya mencionadas Cuba y Venezuela, aparte de ciudades de Estados Unidos donde los canarios dejaron su impronta, como Nueva Orleans o San Antonio de Texas. No obstante, sus contactos con miembros de los distintos gobiernos se limitaron a cuerpos diplomáticos o funcionariales. Lejos quedaban las instantáneas del sursum corda internacional.
Claro está que Nicolás Maduro no es Hugo Chávez, y que Miguel Díaz-Canel tampoco se asemeja en demasía a Fidel Castro. Además, por distintas razones las relaciones de sendos dirigentes con España se han enfriado, y, en muchos casos, roto, por lo que colateralmente también ha supuesto, en la práctica, una desafección respecto al Archipiélago.
Ahora bien, la guerra en Ucrania ha cambiado las tornas, especialmente en lo que a Caracas se refiere. La búsqueda de alternativas al crudo ruso ha situado a Venezuela como uno de los posibles exportadores de combustible a Occidente, por lo que, en el transcurso del año que está a punto de cumplir el conflicto, se han apreciado gestos por parte de Estados Unidos, y, en general, Occidente, hacia el gobierno de Maduro. Una actitud que emana, igualmente, del intento de normalizar relaciones entre el Palacio de Miraflores y la oposición.
En este sentido, cabe destacar que a ojos de Washington Maduro sigue siendo “ilegítimo” y no es reconocido como verdadero presidente, a pesar de la disolución del Gobierno internino que encabezaba Juan Guaidó. Es por eso que el “programa de sanciones contra el régimen” seguirá en marcha, tal y como declaró a principios de enero el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ned Price, en respuesta al propio sucesor de Chávez, que aseguraba que su Administración estaba “totalmente preparada para dar pasos hacia un proceso de normalización de relaciones diplomáticas, consulares y políticas”.
MOMENTO DE TORRES
Aprovechando que el viento sopla a favor del restablecimiento de antiguos vínculos, el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, arrancará hoy una maratoniana visita a Cuba y Venezuela que se prolongará hasta el próximo día 12. En el marco de la misma asistirá, como es de rigor, a las sedes de las asociaciones de descendientes de isleños presentes en ambas naciones, así como, de acuerdo con su Ejecutivo, mantendrá encuentros de tipo político, económico e institucional.
Por el momento, tan solo se ha desvelado de manera íntegra la agenda de la primera jornada, donde el jefe del Ejecutivo isleño acudirá a la ciudad cubana de Cabaiguán, perteneciente a la provincia de Sancti Spíritus, para verse con colectivos de canarios, así como con las autoridades locales. Además, será partícipe de un programa cultural diseñado por los responsables de la Casa Canaria, encargada de preservar las tradiciones del Archipiélago al otro lado del Charco.
Se prevé que Torres tenga contactos de alto nivel en aras de cristalizar los objetivos de acercar de nuevo las Islas a quienes históricamente han sido considerados nuestros hermanos. Una tarea para la que, a buen seguro, se valerá del terreno allanado por los cargos del Gobierno regional que han establecido contacto periódico con cubanos y venezolanos en el transcurso del actual mandato: el viceconsejero de Acción Exterior, Juan Rafael Zamora; el director general de Relaciones Exteriores, Juan Francisco Trujillo, y el de Emigraciones, Manuel Rodríguez Santana.
Fruto del trabajo de estos últimos, las agrupaciones de canarios han podido contar con respaldo económico para la organización de actividades culturales y de enaltecimiento de las costumbres de las Islas, del mismo modo que han recibido ayuda ante emergencias naturales como el huracán Ian, que azotó varias zonas de Estados Unidos y Cuba en septiembre de 2022. En ese episodio, Rodríguez Santana relató a DIARIO DE AVISOS lo que le habían trasladado los usuarios de la Casa Canaria de Pinar del Río. Los mismos, según dijo, le indicaron que “todo está destrozado: casas, calles y tendidos eléctricos”.
Un momento en que los isleños decidieron no dar la espalda a sus primos hermanos y tenderles su mano para prestarles apoyo ante situaciones difíciles. Una mano que ahora, personalizada en Ángel Víctor Torres, vuelve a estrecharse, con la mirada puesta en el futuro que es fiel a los vínculos del pasado.