la laguna

Un encuentro de fe, emoción y compañerismo en La Cuesta

Los costaleros, hombres y mujeres, de la Hermandad de María Santísima de los Dolores ensayan estos días con su paso para la procesión del Encuentro del martes santo
Un encuentro de fe, emoción y compañerismo en La Cuesta
Un momento de uno de los ensayos de esta semana en el entorno de la parroquia de Nuestra Señora de La Paz y Unión. / Fran Pallero

La Laguna ya vive la Semana Santa. La lectura del pregón, el pasado jueves, marca el pistoletazo de salida para la celebración de los días grandes de la festividad religiosa en el municipio. Hermandades y cofradías preparan los últimos detalles para sus procesiones, que comenzaron ya ayer mismo. Este año por fin en completa normalidad, sin mascarillas ni distancia de seguridad.

En La Cuesta, los costaleros, hombres y mujeres, de la cuadrilla de la Hermandad y Cofradía de María Santísima de los Dolores llevan ya un mes ensayando por los alrededores de su parroquia de Nuestra Señora de La Paz y Unión, cargando el trono y el palio en el que irá la imagen, cogiendo el ritmo del paso y adaptando su cuerpo al peso que cargarán durante las cuatro horas que dura la procesión y la ceremonia del Encuentro con la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo, que tendrá lugar el próximo 4 de abril, martes santo, y que cada año gana en expectación y fieles.

“El palio tiene que ir acorde al paso nuestro y hay que ensayar con él porque es importante a la hora de la procesión, para que todo sea unísono. Con la imagen nunca se hacen los ensayos, pero sí ponemos sacos de cemento para simular un poco el peso aproximado que vamos a tener”, explica Román Alejandro Rodríguez Álamo, más conocido como Alex, hermano mayor de la hermandad, costalero y camarero de la virgen. Destaca la importancia de estos ensayos para que “el cuerpo se adapte, coger el paso, sabernos las marchas procesionales, pero lo más importante es saber en qué lugar va cada uno, porque los que somos más altos vamos en la parte delantera, y los más bajitos en la parte de atrás. Aunque desde fuera, cuando estamos de pie, el paso lo ves recto porque las trabajaderas, que son los varales con los que cargamos, están diseñadas de tal manera que van en sentido descendente”.

Otro momento fundamental del ensayo, según relata, es la entrada y salida de la parroquia, que se tiene que hacer a gatas cargando el paso “porque no cabe por la puerta, y en el momento de la salida y la entrada solo se quedan de 12 a 14 personas debajo del paso a gatas, y todo el peso lo llevamos en la espalda. Por fuera siempre están los compañeros pendientes de la bajada y la subida y ayudándonos a estabilizar el paso”.

El hermano mayor reconoce que es duro y que hay que estar en forma y no tener ningún tipo de lesión para poder ir cargando el paso. “Tienes que tener un fondo porque si no, no aguantas, y más en nuestra procesión, que es de casi cuatro horas y a veces hasta cinco. Y, además, la orografía de La Cuesta tiene su propia dificultad, aquí son bajadas y subidas”, señala, aunque afirma que “al final es un conjunto de emociones que hacen que lo hagas, sientas y disfrutes”.

“Cuando uno de los capataces me dijo que si quería ser costalero me dijo: “Tú si de verdad sientes lo que se siente debajo del paso llevando la virgen, si de verdad sientes la recompensa que hay, nunca vas a querer salir de debajo de un paso”. Y efectivamente a mí eso fue lo que me pasó -relata-, lo que uno siente debajo del trono, teniendo a tu lado a tus compañeros, a los que oyes sufrir, quejarse, y al final es un apoyo moral entre todos, y la recompensa que te llevas, a parte de la fe por Jesús y María y demostrarlo en la calle, es un conjunto de emociones. Y cuando vas debajo, ves a la gente cómo se emociona, yo veía a mi abuela y eso a mí me emocionaba tanto, que viera a la virgen y supiera que yo era costalero”.

Este año, la imagen procesionará con su trono habitual y con todos sus costaleros debajo cargándola, ya que el año pasado, por las medidas impuestas por la pandemia, “salimos con el que llamamos el trono del COVID porque fue un pequeño trono cargado por fuera, con mascarillas, fue algo más simbólico pero al menos pudimos sacar la imagen”, rememora el hermano mayor. Además, explica que “este año hemos traído una talla nueva pequeña de Jesús entrando en Jerusalén, que llamamos cariñosamente la burrita, y este año va a procesionar el Domingo de Ramos, pero es un paso orientado a que lo carguen los niños”.
Alex, a sus 39 años, lleva desde pequeño en la hermandad y fue nombrado hermano mayor el pasado año, aunque ya lo había sido en el pasado. Él mismo reconoce que no es habitual ver a una persona tan joven en ese cargo y que cada vez es “más complicado” implicar a la juventud a formar parte de una hermandad o cofradía. “Pero en nuestro caso, al tener cuadrilla, la verdad es que siempre tenemos una inyección de gente nueva. Por ejemplo, este año tenemos como diez nuevos costaleros, y gente joven”, señala.

La hermandad cuenta con unos 110 miembros de todas las edades, de los que unos 40 conforman la cuadrilla de costaleros, con edades entre los 20 y 45 años, en su mayoría hombres, pero también hay algunas mujeres que se han ido animando, pocas aún, entre 5 y 7 según el momento. Mariela Verde fue unas de las primeras mujeres costaleras, hace ya 14 años, cuando entró el primer grupo de cinco mujeres, de las que hoy en día quedan tres, explica. “Yo no conocía esa procesión, pero un amigo costalero me animó a ir a ver cómo cargaban y fui y la verdad es que me encantó, fue una emoción ver como se junta con el Cautivo, y me preguntó si me gustaría probar y le dije que con los ojos cerrados. Pues a partir de ahí, sé que la Junta habló para que entraran mujeres, porque antes eran todo chicos, y salió que sí y me lo comentó, y claro que me animé a entrar”, relata.

Mariela destaca lo bien recibidas que se sintieron desde el primer momento: “Vas con miedo por lo desconocido, pero nos acogieron muy bien, estaban pendientes de nosotras, nos daban ánimos debajo del paso, y en realidad nos cuidamos entre todos y hay un buen ambiente de equipo”.

Reconoce que ir cargando el paso es “duro porque es peso, pero con la fe la verdad es que ni se siente, y hay un buen grupo debajo que siempre están animándote y preguntándote si estás bien”. “Y es muy emotivo -añade-, sobre todo en la primera levantada que se hace para sacar el trono de la iglesia, el momento del encuentro con Jesús Cautivo y la última levantada a la vuelta a la iglesia. Vamos debajo y los faldones no nos dejan ver pero nos lo van diciendo, y se te van poniendo los pelos de punta”.

Mariela empezó por probar “y luego prometí seguir y ya han pasado 14 años”, y aunque este año no podrá salir como costalera, por un desgarro muscular, afirma, a sus 50 años, que “mientras pueda, seguiré”. Y anima las mujeres que estén interesadas en ser costaleras “a que lo intenten y no tengan miedo, que ellas pueden igual, el peso se reparte entre todos”.
Carlota Fajardo es una joven de 29 años que lleva desde el año pasado como costalera, aunque señala que ya lleva unos 15 años implicada y ayudando. “De toda la vida íbamos a ver la procesión con mi madre y padre, después mi hermano empezó como costalero”, y empezó a acompañarlo “y ya nos quedamos”, relata. “Para mí es difícil de explicar lo que se siente -añade-, porque es una fe, me aporta paz interior y saber que la estás llevando a ver a su hijo es algo inexplicable. La primera vez, el año pasado, fue impresionante, es imposible decirlo con palabras”.

Carlota reconoce que “es verdad que se carga peso y que hay que tener fuerza, pero, como dice el dicho, la fe mueve montañas y cuando llega el día de la procesión y estás con la emoción de sacar a la virgen y de que todo salga bien, pues tiras para adelante”, por lo que anima a las mujeres a sumarse, porque “cualquiera puede y aquí no se ve si somos mujeres u hombres, sino que todos somos una gran familia”.

La idea de fundar una hermandad dedicada a la virgen de los Dolores en la parroquia de La Paz y Unión surgió a finales de la década de los 80 del pasado siglo, impulsada por Joaquín López, más conocido como Yaki Romero, quien animó primero a la procesión de la Dolorosa cargada por costaleros, y más adelante a la fundación de esta hermandad, que se oficializaría en 1997.

La Semana Santa de La Laguna celebra sus primeras procesiones en el casco

El casco de La Laguna acogió ayer sus primeras procesiones de Semana Santa. Así, por la mañana, la imagen del Santísimo Cristo del Rescate salió desde la iglesia de la Concepción, y por la tarde, el Santísimo Cristo de Burgos procesionó desde la catedral. Mientras, Valle de Guerra celebró también, el pasado sábado, la primera de sus procesiones.

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