La explosión de grupos de pop-rock que vivió Los Cristianos a partir de la década de los años sesenta, un fenómeno social que coincidió con el despegue turístico de esta localidad, ha sido plasmada en un documental que acaba de ver la luz y que recoge la esencia de una de las grandes manifestaciones artísticas que implicó a numerosos vecinos.
La cinta, dirigida por Jorge Bello García, rescata la historia de las bandas que marcaron una época, entre los años 1960 y 2000, en un homenaje a aquellos músicos que, con esfuerzo e ilusión, contribuyeron a engrandecer el bagaje cultural y de ocio del pueblo marinero y a componer la banda sonora de los cambios sociales que se abrían paso.
Grupos como Los Vikingos, la primera formación que se adentró en la música electrónica, junto con Ecuoreo, Tener Cuevas, Esfinge y Fénix, todos formados por vecinos, eclosionaron en fiestas locales (en muchos casos aprovechando el descanso de las orquestas), encuentros privados, salones de bailes, institutos y bares. Aunque el film se centra en los músicos del núcleo marinero, también aparece el grupo camerunés Black Fire, por su influencia y feeling con las bandas locales.
“Cuando apareció el primer grupo, en 1964, todavía no había luz de forma permanente en Los Cristianos. Aquello fue una revolución y con la llegada de los primeros turistas comenzaron a producirse cambios sociales muy rápidamente. El desarrollo económico permitió acceder a muchas cosas que hasta ese momento eran imposibles, y esos cambios se reflejaron en los gustos musicales”, explicó a este periódico Jorge Bello, que ha dedicado dos años a este trabajo.
El documental Canciones de la bahía, de una hora de duración, narra la evolución musical moderna de Los Cristianos a través del testimonio de 24 protagonistas que formaron parte de una docena de bandas de pop y rock. Un homenaje a un puñado de vecinos que realizaron un gran esfuerzo de formación y aprendizaje para adaptarse a los nuevos tiempos, gustos y estilos musicales. Ahora, un documental por fin lo reconoce.
Jorge Bello subraya que le emocionó la presentación del filme en el Auditorio Infanta Leonor. “Aquellos chicos que empezaban con 15 o 20 años tienen hoy alrededor de 80 y mucha gente nos comentó que les hemos hecho sentir parte de un pueblo, de un grupo social y ese es el mejor piropo que podemos recibir, porque demuestra que la música crea lazos”.
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