La cantante malagueña Ana Mena, en una reciente entrevista en el podcast “La pija y la quinqui”, ha revelado uno de sus secretos más curiosos: es fan de la leche sin lactosa. Aunque la artista no padece intolerancia alguna, asegura que prefiere esta variedad porque es más dulce que la leche convencional. Pero, ¿cómo es posible que la leche sin lactosa tenga este sabor?
La lactosa es el azúcar presente en la leche y otros productos lácteos. La digestión de esta sustancia depende de una enzima llamada lactasa, que descompone la lactosa en glucosa y galactosa. Las personas intolerantes a la lactosa tienen niveles bajos de lactasa, lo que les impide digerir correctamente la lactosa y les provoca molestias digestivas. En la leche sin lactosa, se añade lactasa para descomponer la lactosa antes de su consumo, lo que la hace apta para personas con intolerancia.
Aitor Sánchez, nutricionista y autor del libro “¿Qué pasa con la nutrición?”, explica en El Español que este proceso también tiene un efecto en el sabor de la leche sin lactosa: “Al romperse la lactosa, se liberan los dos azúcares simples que la componen, lo que aumenta el umbral del dulzor“. Por tanto, es comprensible que a Ana Mena le resulte más sabrosa que la leche convencional.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el consumo habitual de leche sin lactosa puede tener un efecto en la capacidad de digerir la lactosa. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo produce menos lactasa, y si eliminamos los lácteos de nuestra dieta, este proceso se acelera. Por eso, el nutricionista recomienda no consumir leche sin lactosa a menos que se padezca intolerancia.
En cualquier caso, la lactosa no es imprescindible en la dieta y existen muchas alternativas para las personas intolerantes, como la leche sin lactosa, bebidas vegetales o alimentos ricos en calcio y proteínas. Los lácteos no son necesarios para la salud de los adultos, aunque sí son una forma fácil de obtener estos nutrientes. Miguel Ángel Martínez-González, investigador y catedrático en la Universidad de Navarra, destaca que alimentos como el brócoli, los higos o las almendras son excelentes fuentes de calcio.
En definitiva, la preferencia de Ana Mena por la leche sin lactosa es comprensible desde el punto de vista del sabor, pero hay que tener en cuenta que no es necesaria para una dieta equilibrada y que su consumo habitual puede afectar a la capacidad de digerir la lactosa.