Julia Faustyna Wendell ha vuelto a ser noticia esta semana después de que se conocieran los resultados de las pruebas de ADN que se realizó. La joven afirmaba que era Madeleine McCann, la niña británica que desapareció en Praia da Luz (Portugal) en 2007, pero se ha confirmado que tiene raíces inglesas o alemanas, lo que descarta que sea la pequeña Maddie. El comunicado oficial de su representante y portavoz, la médium afincada en Beverly Hills, Fia Johansson, ha cerrado un capítulo más de la polémica vida de la polaca, de 21 años.
Los testimonios de la familia de la joven, publicados ayer, viernes, en la edición digital de Daily Mail, apuntan que esta no es la primera vez que intenta hacerse pasar por una niña desaparecida, sino la tercera, y, al mismo tiempo, expresan su enfado con Johnansson por llevarla de “ronda mediática”. Los padres de Julia están especialmente molestos y desean que su hija reciba la ayuda que necesita.
La joven polaca ha aparecido en programas de televisión en Estados Unidos en horario de máxima audiencia para contar su vida, pero su relato se ha desmoronado tras conocerse los resultados de las pruebas de ADN. Su madre, Dorota Wandelt-Cholewinski, y su padrastro, Piotr Cholewinski, están furiosos por la explotación de la enfermedad de su hija por parte de alguien que se autodenomina doctora.
La familia desea que Julia regrese a su hogar en Wroclaw, una ciudad gótica al oeste de Polonia y reciba el tratamiento que necesita. Su madre, dueña de una cadena de tiendas de ropa, ha tenido éxito con sus negocios, si bien la vida de su hija ha sido complicada, ya que cuando su padre se fue a Alemania tras divorciarse de su madre, ella y la pequeña se mudaron a vivir con Piotr, que trabaja en finanzas.
Una compañera de la escuela de Julia ha comentado que “tenía la cabeza hecha un lío y quería ser cantante, pero nunca sucedió y acabó deprimida”. Cuando era adolescente, afirmó ser una niña desaparecida en Polonia y decía que su madre no era su verdadera madre. La joven también se puso en contacto con una organización benéfica polaca para decir que era una menor alemana desaparecida y, en otra ocasión, una estadounidense.
“Fue muy triste ver cómo su madre solo quería lo mejor para ella, la amaba, pero seguidamente conoció a un chico que estaba metido en las drogas y, desde luego, no la ayudó en absoluto”, comenta.
“Hace más de un año que no la veo. Mis amigas me dijeron que había vuelto a Wroclaw y que entonces decía ser Madeleine McCann. Algo ridículo, todos sabíamos que esa niña tenía que ser más joven que Julia”, sentencia.
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