El Ayuntamiento de Granadilla de Abona busca parcelas de terreno próximas a la costa para dar respuesta al turismo de autocaravanas. Las intención del Consistorio es ceder un espacio al Cabildo, que quiere homogeneizar esta actividad en la Isla, para habilitar un lugar en condiciones sin causar molestias a los vecinos.
Así lo indicó a este periódico Eudita Mendoza, concejala de Turismo, que junto con el edil responsable de Patrimonio y Transportes, Fredi Oramas, explora soluciones para dar salida a este tipo de turismo, ofreciendo aparcamientos y servicios de agua potable y el vertido de las aguas negras y grises con todas las garantías medioambientales, aunque aclaró que “aún no se ha elegido ninguna parcela”.
Granadilla de Abona, como otros ayuntamientos de la comarca, reconoce un déficit de recintos preparados para caravanas junto a la costa, tal como quedó de manifiesto en Semana Santa, aunque no existe un plazo concreto para buscar una solución de la mano del Cabildo. El Consistorio tampoco descarta otras opciones que pasarían por la gestión municipal o dejar en manos privadas la posibilidad de crear estos espacios. Eudita Mendoza confirmó que hay empresarios que han mostrado interés en acondicionar terrenos de su propiedad para dotarlos de estacionamientos y todos los servicios necesarios.
A su juicio, la solución debe ser “equilibrada” para “acabar con los problemas de ocupación de lugares no permitidos, la obstrucción del paso de vehículos de seguridad o la instalación de mesas y sillas en aceras”.
Partido Socialista
La polémica generada por la las caravanas en el municipio no es nueva. La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Granadilla de Abona, Jennifer Miranda, ha calificado en reiteradas ocasiones de “grave problema” la situación que se vive en el litoral que achaca a la “inacción” del gobierno municipal en hacer cumplir la ordenanza municipal. Miranda lamenta la “falta de control” y, sobre todo, “las molestias que causan algunos caravanistas a cientos de vecinos en puntos como Los Abrigos, La Mareta, La Tejita y El Médano, que observan desde sus viviendas cómo se invaden las aceras con enseres o vierten sus químicos cerca del mar”.