La Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias presentó este martes en la sede de la entidad, en La Laguna, en la calle de San Agustín, 18, Antonio Padrón. Una visión de lo cotidiano, un proyecto expositivo integrado por 20 obras, entre pinturas y esculturas, realizadas por el artista grancanario (1920-1968) a partir de 1954. La muestra podrá visitarse hasta el 22 de julio, en horario de lunes a viernes, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas, y los sábados, de 10.00 a 14.00 horas.
En el acto inaugural participaron Óliver González, director general de la Fundación CajaCanarias; Mara Caballero, responsable de la Casa Museo Antonio Padrón. Centro de Arte Indigenista; María Dolores Ramírez, representando a la familia del artista, y Christian Perazzone, comisario de la muestra.
Padrón fue pintor, escultor, ceramista y compositor. Es considerado el último indigenista. “Con su obra -detalló González- culmina la tradición de este movimiento, que ha tenido especial significación en el panorama cultural canario. Ligado a la tierra y a su gente, al entorno doméstico de los seres cercanos, a la actividad económica, al estudio del folclore y de las costumbres, fue el poeta del campo grancanario. En su obra se descubren, además de las huellas del cubismo, el fauvismo y el expresionismo, influencias de la cultura aborigen insular”.
MUESTRA HISTÓRICA
Caballero destacó que la muestra que acoge la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias es histórica, ya que no fueron muchas las exposiciones individuales que Antonio Padrón celebró en breve vida: en el Museo Canario, en 1954; en el Gabinete Literario, en 1960, y en la Casa de Colón, en 1965. Tras la muerte del artista, tampoco han sido numerosas las que se le han dedicado al pintor galdense. “Las contamos con los dedos de una mano y dos de ellas se han celebrado en Tenerife, la primera, en 1971, organizada por la Universidad de La Laguna y el Círculo de Bellas Artes, y la segunda, en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz, en 1976”.
Ramírez agradeció “el interés por difundir la obra de alguien que representa tanto” para su familia. “Aunque no conocí personalmente a Antonio, tengo el retrato que mi madre, mi abuela y mi tía Pepa dibujaron con sus recuerdos”, agregó.
“Si la obra de un pintor es el reflejo de su temperamento -argumentó Perazzone-, la de Padrón es honesta, integra, reflexiva y austera. Su pintura es el punto de encuentro entre unos valores plásticos puros y el sintetismo de la identidad cultural de una Canarias rural. Vemos un cúmulo de rigor en las construcciones, de expresividad exaltada de una dramaturgia realista y social, de un cromatismo equilibrado y natural”.