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El día en el que un vendaval arrasó La Palma

Las pérdidas, enumeradas por municipios, fueron casi apocalípticas
El día en el que un huracán arrasó La Palma

El 12 de abril de 1987 La Palma se estremeció. El Valle de Aridane quedó arrasado por un vendaval como consecuencia de vientos huracanados de hasta 150KM/h. Los agricultores no lo podían creer: habían perdido los frutos de un trabajo de años en solo unas horas. Las imágenes estremecían a cualquiera y se declaró el lugar como zona catastrófica. A La Palma, en aquella ocasión, le tocó vivir una pesadilla.

La previsión meteorológica había advertido de la llegada de fuertes vientos acompañados de lluvia, pero nada hacía presagiar lo que iba a ocurrir. Entre 4.000 y 5.000 hectáreas cultivables quedaron completamente destruidas y los daños fueron estimados en 6.000 millones de pesetas. El consejero de Agricultura del Gobierno de Canarias, José Manuel Hernández Abreu, reconoció encontrarse desolado. No era para menos: las secuelas alcanzaron las cosechas de los dos años siguientes.

“Era como un huracán, nunca antes vimos algo que se pareciera a esto y hemos visto mucho viento y mucha lluvia en esta isla”, reconocía uno de los agricultores perjudicados a DIARIO DE AVISOS. Las plataneras quedaron arrasadas, la viña también sufrió importantes daños y las imágenes de millares de kilos de aguacates en el suelo dieron la vuelta al mundo.

Se estima que unos 700.000 kilos de esta fruta quedaron en tierra, provocando que muchos agricultores, incluso poniendo en riesgo su vida, corrieran a recogerlos para, posteriormente, comercializarlo: “Tratamos, dentro de lo malo, salvar alguna cosa, pero fue un desastre total para nosotros”.

Las viviendas también sufrieron lo suyo. Numerosos muros fueron derribados, en varias zonas se quedaron sin suministro de luz y teléfono y el Ayuntamiento de Fuencaliente se unió al de Tijarafe para pedir, junto al de los Llanos de Aridane, la declaración de zona catastrófica.

Drama económico

Según reconocieron los expertos en la época, se dio una circunstancia que provocó que el daño fuera tan severo, afectando la zona comprendida entre Fuencaliente y Garafía pasando por El Paso, Los Llanos de Aridane, Tijarafe y Puntagorda: “El temporal en la vertiente oeste de la isla soplaba hacia el mar, a la vez que en la oriental era de mar a tierra, provocando olas embravecidas”.

Medio millón de kilos de aguacates quedaron esparcidos por el suelo, lo que provocó la movilización de los agricultores para tratar de salvar la mayor parte de la cosecha. La escena, de no ser dramática, podía resultar hasta curiosa, pues un manto de esta fruta se extendía por el suelo mientras decenas de personas, movilizadas por la Sociedad Agraria
de Transformación de Los Llanos de Aridane, corrían a recogerlo.

Para colmo de males, una huelga de Transmediterránea, convocada para esa misma semana, generaba un nuevo inconveniente: los aguacates podrían no salir de La Palma y no ser comercializados. La ruina parecía asegurada.

Por municipios

Las pérdidas, enumeradas por municipios, eran casi apocalípticas. En Los Llanos de Aridane, además de las plantaciones de aguacates, se vieron resentidas todas las cosechas. “Nada ha quedado de aguacates, papas, almendras ni naranjos, así como las plantaciones de viña. No habrá nada de este producto para la próxima cosecha”, reconocían desde el Consistorio.

Fue el peor temporal de viento de la historia de El Paso hasta ese momento, algo desvelado por fuentes oficiales, las mismas que reconocían que cosechas como las de la papa “eran inexistentes” tras el vendaval, como recogía DIARIO DE AVISOS: “La cosecha de papas ya no existe y resultaron seriamente deteriorados, tanto los tendidos eléctricos como los telefónicos, así como las vías de comunicación por el derrumbamiento de paredes y arrastre de piedras. En el parque infantil de la ciudad, el viento arrancó los dos hermosos laureles que allí se hallaban”.

En Tazacorte, Tijarafe, Puntagorda y Garafía quedaron arrasados los mismos cultivos, sufriendo Tijarafe un incendio, por lo que, en medio del temporal, hubo que evacuar a algunos vecinos, con el riesgo que eso suponía.

También en Tenerife

El temporal también llegó a Tenerife, aunque muy atenuado. La piscina municipal de Candelaria y el Club Náutico La Galera, derribando muros, mientras que en Güímar el fuerte oleaje causó daños en la escollera del muelle, “arrojando numerosas piedras a las calles cercanas al mar” tal y como recogió el DIARIO.

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