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Fin al misterioso caso del Rolex de más de 20.000 euros que desapareció en objetos perdidos en Arona

Un vecino encontró el reloj y lo dejó en dependencias municipales. Dos años más tarde, volvió y le confirmaron que nadie lo había reclamado, pero no sabían dónde estaba. La Audiencia de Santa Cruz de Tenerife ya se ha pronunciado al respecto
Fin al misterioso caso del Rolex de más de 20.000 euros que desapareció en objetos perdidos en Arona

La Audiencia de Santa Cruz de Tenerife ha ratificado el sobreseimiento definitivo de la denuncia presentada en 2019 por un vecino de Arona que alegaba que había desaparecido de la oficina de objetos perdidos de este municipio un reloj de la marca Rolex que encontró en la calle y que depositó en estas dependencias.

Con ello quería cumplir la normativa que reconoce el derecho a ser propietario de cualquier elemento que se encuentre en un lugar público si no es reclamado dos años más tarde.

Tras uno largo contencioso la Audiencia Provincial ha puesto punto final a este procedimiento al dar la razón a la juez que en primera instancia admitió que la principal sospechosa fue la policía encargada del departamento de objetos perdidos de Arona porque era la única que tenía la llave.

Sin embargo, acto seguido apunta que la escasa fortaleza o seguridad del cierre del armario donde se depositó el reloj permitiría que cualquier persona lo hubiese abierto.

El abogado del demandante, Antonio Padilla, pidió en su momento que se indagara si la pieza había sido empeñada en algún establecimiento, a lo que la juez responde que esta diligencia “carece de utilidad”, debido a los escasos datos sobre el reloj, ausencia de fotografías del mismo y el tiempo transcurrido.

Por lo tanto, el auto de la Audiencia concluye con que no se dan los supuestos para llevar a cabo una vista oral, dado que los elementos contra los investigados son “débiles e insuficientes” para continuar con las diligencias.

No obstante, se apunta que en caso de que se encontraran elementos más sólidos y objetivos para concluir en una imputación se reabriría el caso.

Este vecino encontró el Rolex en 2017 y en principio acudió a la Comisaría de la Policía Nacional donde le informaron que tenía que entregarlo en objetos perdidos del Ayuntamiento.

La exclusiva pieza era de la marca Winner Rolex 24 Ad Aytona 1992, cuyo valor oscila entre los 22.000 y los 35.000 euros, pero dado que están numerados prefirió dejarlo en manos de las autoridades.

Cuando en 2019 acudió a objetos perdidos le confirmaron que nadie lo había reclamado pero también le dijeron que había desaparecido de esas dependencias.

En principio las sospechas se dirigieron hacia quien estaba al frente de este departamento en aquel período de tiempo, una policía ya jubilada en 2019 después de haber permanecido todo ese año de baja.

A continuación, el Juzgado y luego la Audiencia Provincial rechazaron de forma provisional y ahora definitivamente la reclamación del vecino alegando que aunque es muy posible que se esté ante una infracción penal resulta imposible determinar con exactitud quién seria el autor de la apropiación indebida.

En este ámbito judicial se alega que han sido “numerosas las diligencias” practicadas por el Juzgado de Arona “y pese a ello el bagaje probatorio se muestra notoriamente insuficiente”.

Las posibilidades que se abren ahora es acudir a la vía contenciosa o presentar una reclamación patrimonial contra el Ayuntamiento, responsable de haber custodiado este objeto y que por lo tanto habría incurrido en una dejación de sus responsabilidades.

En su momento, cuando declaró en el juzgado la exfuncionaria dijo que a esa oficina entraba mucha gente, al menos, ocho o diez policías dedicados a la vigilancia de las playas, pero que en general podía acceder cualquiera y además hacer uso de las llaves empleadas para guardar los objetos de más valor o el dinero.

La trabajadora recordaba perfectamente cómo llegó a las oficinas este reloj y luego que cuando el vecino le preguntó días después de si alguien lo había reclamado le respondió que no pero que debían esperar dos años para que legalmente fuera suyo.

Cuando se jubiló hizo un inventario de los objetos depositados y asegura que en ese momento el reloj estaba dentro de una vitrina.

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