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Javier Tirado: “De la nada he creado un espectáculo y he movido todos los hilos que podía manejar”

Títeres en una caja de cartón, una sola persona como público y una historia sobre la creación del universo: esta es la propuesta que lleva el artista a Mueca, el festival de Puerto de la Cruz
Javier Tirado, en plena representación de 'Nada' ante un solo espectador. / DA

Mueca, el Festival Internacional de Arte en la Calle de Puerto de la Cruz, que se celebra desde el jueves y hasta el próximo domingo, siempre ha destacado por mostrar espectáculos en los que acoger al gran público. Miles de personas pueden ver a la vez el mismo número. Está esta premisa y luego está Nada, el espectáculo de Javier Tirado, en el que un solo espectador observa por la mirilla de una caja de cartón, se pone unos cascos y se convierte en un voyeur, según el propio Tirado.

-Mueca es un festival en el que en ocasiones se concentran miles de personas en torno a un espectáculo. ¿Cómo cree que funcionará el suyo al ser visto de manera individual?

“Mi espectáculo es todo lo contrario a multitudinario porque la propuesta es individual, es una experiencia muy particular para un solo espectador. Creo que funcionará bien, abrirá la experiencia en el festival. Cuando me propuse hacer el espectáculo quise hacerlo como experiencia única para el espectador, que no sea tan masivo. Ofrecer un poco de variedad dentro de las propuestas teatrales que hay al uso creo que puede ser interesante”.

-¿En los tiempos que corren la intimidad es un lujo?

“Creo que sí. Está todo muy masificado a nivel de conciertos, de grandes espectáculos. Todo es llenar estadios para ver a cantantes. El teatro, los musicales… Todo a lo grande. Mi propuesta era buscar ese espacio de intimidad personal, que es una experiencia diferente, para que el espectador pueda experimentar otro tipo de vivencias”.

Nada’ es algo muy distinto, no ya solo en Mueca, sino en general. ¿Cómo surge la idea de esta propuesta individual?

“Mis comienzos fueron como marionetista. Es algo que tengo muy arraigado: el rollo de las marionetas y más el teatro plástico. En el 90 estuve en Barcelona con un grupo con el que hicimos una gira por Bélgica y allí vi un espectáculo de títeres de esta técnica. Una argentina que tenía como una cajita y desde entonces tenía como la idea en mente. Hace poco ha empezado a surgir en Latinoamérica esta tendencia. En Valparaíso, en Chile, hay un festival que está empezando a dar esta técnica. Fue darme el capricho de construirlo y cogí una caja de cartón, empecé a probar cositas y me surgió la idea de lo que voy a contar. Me puse manos a la obra y, gracias a un amigo, que es el distribuidor, lo empezó a mover, con lo que no se quedó en el armario cogiendo polvo”.

-Cuando decide enfrentarse a la creación del espectáculo, ¿por dónde empezo?

“Más que nada fue una cuestión técnica. Primero me planteé la técnica porque, al fin y al cabo, es manipulación de objetos, pero hay muchas formas de hacerlo. Yo quería hacer algo diferente; empecé a jugar con imanes. A partir de ahí, encontré al personaje que está en la obra. El público ya descubrirá quién es y cómo se mueve. Ese es un poco el hilo conductor, luego empecé a investigar sobre este personaje y me interesó el tema: la creación del universo”.

-El espectáculo es muy íntimo para el espectador. ¿También lo ha sido para usted como creador?

“Sí, me lo pasé muy bien en el taller. Para mí fue como un divertimento. Me encerré en el taller bastante tiempo. Además, como no tenía unos límites para terminarlo, de alguna manera me recreé en los detalles y me lo pasé muy bien. En este caso, toqué todos los palos que hay en un espectáculo de teatro: el guion, la construcción de personajes, la de la escenografía, la manipulación, la iluminación, la banda sonora… Todo fue en miniatura, fue crear un espectáculo en miniatura y tocar todos los palos que lleva una representación teatral”.

-En estos procesos creativos en soledad, ¿es dónde realmente se encuentra el valor de la creación?

“Yo participo en compañías teatrales y hago mucho trabajo de construcción, pero los grupos con los que trabajo me demandan construir, marionetas, atrezo, escenografía… y esto es una faceta que tengo a parte del trabajo colectivo con la compañía. Aparte de los ensayos o participar como actor, también tengo el trabajo íntimo, más personal. Creo que cualquier proceso es bueno: el individual o el colectivo. Depende del momento en el que estés o lo que quieras contar o expresar. La creación creo que sobre todo es un trabajo muy íntimo para el espectador también. El espectador es un poco voyeur en mi espectáculo: es él solo con unos auriculares, a través de una mirilla y ve lo que está ocurriendo. Entonces, ha sido íntimo para mí la creación y es íntimo para el espectador el espectáculo”.

-Ha estado solo, creando un espectáculo que habla sobre la creación del universo. ¿Se ha sentido como un dios?

“Sí, puede ser. Ha sido todo muy paradójico, porque la creación del universo, el rollo de ser dios y el ateísmo me han hecho jugar ese papel. El personaje del espectáculo es ateo, al igual que yo. Esta es mi versión y hay gente que tiene dos lecturas. Soy el creador de la nada, además. Tiene muchas paradojas la historia: de la nada he creado un espectáculo y he manejado todos los hilos que he podido manejar”.

-¿Qué espera de un festival como Mueca?

“Estoy bastante ilusionado y también tengo un poco la expectativa de ver cómo funciona el espectáculo. No sé cómo el público va a recibir mi propuesta, así que tengo la expectativa. Confío en que sorprenda a la gente, en que les guste. Creo que por lo menos es una propuesta diferente. Me gustaría que la gente pueda decir: “He estado en la calle con cientos de personas viendo un espectáculo muy grande y luego de repente he tenido esos cuatro minutos de magia en la intimidad, de relajo…”. Voy con muchas ganas, me apetece mucho”.

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