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Pedro Javier Rodríguez: “El suicidio de menores es una nueva pandemia”

El doctor en Psicología, Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia advierte de uno de los retos más importantes para nuetsra sociedad
Pedro Javier Rodríguez: "El suicidio de menores es una nueva pandemia"

El doctor en Psicología, Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia Pedro Javier Rodríguez advierte de que las conductas suicidas entre menores es “una nueva pandemia” cuya incidencia “probablemente aún no ha llegado a su pico”.

Rodríguez, que es miembro del grupo de trabajo multidisciplinar de salud mental en la infancia de la Sociedad Española de Pedriatría, señala a EFE que la situación previa a la pandemia ya era “complicada” para la salud mental infanto juvenil, pues para empezar ni siquiera existía en España esta especialidad.

Hace hincapié en que son más de cien los factores de riesgo o vulnerabilidad, como el acoso, “los nuevos roles” impuestos por las redes sociales, el contexto social, familiar y económico, la incertidumbre… “y todos han ido empeorando”, y con ellos han ido aumentando las tasas de suicidio entre todos los grupos de edad.

Eso sucedía antes de que la covid-19 pusiera el mundo patas arriba, pero la cosa fue a peor, entre otras cosas porque la pandemia trajo consigo la interrupción abrupta de la socialización, que, según el estudio de la Universidad de Harvard sobre la felicidad, es el factor que más pesa a la hora de alcanzarla, por delante de otros como el amor, el dinero o la fama.

La combinación de ese corte repentino de las relaciones sociales con “la información negativa” sobre la pandemia provocó un aumento de la ansiedad y “probablemente sea la causa de que ahora tenemos el triple de ingresos hospitalarios, de consultas de salud mental, de trastornos mentales y de depresión, de trastornos alimentarios y problemas del sueño”.

“Y uno de los síntomas de estas dificultades es el aumento de las autolesiones, de la desesperanza y de los intentos de suicidios y los suicidios consumados”, resume Rodríguez, que ha participado en una jornada sobre esta temática organizada por el Consejo Social de la Universidad de La Laguna.

Este especialista apoya su teoría de que esta “nueva pandemia” aún no ha alcanzado su pico en que a diferencia de los adultos, donde la sintomatología postraumática “se suele ver al poco tiempo”, en los niños y adolescentes “hay un decalaje de tiempo entre la situación anómala y el trauma y la sintomatología secundaria” asociada al mismo.

Admite que la sociedad en general resistió el confinamiento “mucho mejor de lo que pensábamos”, quizá porque “falló el contexto: está tan mal todo el mundo que minimizo mis propias sensaciones. Pongo la tele, veo que hay 100.000 muertos y pienso: pues no estoy tan mal”.

Sucede que esa limitación “en una mente plástica, en desarrollo”, como la de niños y, especialmente, adolescentes, “limita enormemente durante años la capacidad de socialización”.

Abunda este especialista en que “en adultos el cerebro ya está hecho”, pero en los menores “las funciones psicológicas que intervienen en la socialización son plásticas: desde la capacidad de empatizar, de compartir emociones, al desarrollo psicoemocional, el aprendizaje de la frustración social, la capacidad de inhibición y el desarrollo de factores de la personalidad como la introversión y la extroversión”.

“Son muchas cosas las que dependen de la socialización. En la familia y en el grupo de iguales. Y eso se ha cercenado durante años”, asevera.

Por eso, ve lógico pensar que “si no se establece esa compleja estructura emocional que tiene el adulto en la época en la que hay que crearla, cuando el cerebro está en desarrollo, después nos puede fallar”.

¿Puede esto ser un condicionamiento de por vida?

Pedro Javier Rodríguez señala que “una de las cosas que más nos preocupa” a los profesionales de la salud mental infanto juvenil es que “la falta de un adecuado desarrollo psicoemocional en la infancia y la adolescencia puede ser un importante factor de riesgo y vulnerabilidad para desarrollar trastornos mentales en la edad adulta”.

Por eso, reclama a las administraciones públicas que inviertan en el desarrollo en la práctica de esta especialidad, porque “si me dan un papelito pero seguimos siendo los tres que éramos, no podemos organizarnos ni aumentar las plantillas, estamos en las mismas”.

Se queja de que “faltan planes de prevención, sobre todo de la depresión y el suicidio; el desarrollo de servicios y la contratación de profesionales”.

La “enorme presión” que padecen estos profesionales, indica Rodríguez, impide que tengan tiempo para coordinarse con los pediatras y con los profesionales de la educación, “que es donde pasan la mitad del día niños y adolescentes”.

“No puede ser que ahora mismo un adolescente con ideas suicidas tenga una consulta de media hora con un psicólogo cada seis meses y tenga que recurrir al circuito privado”, asevera.

“Estamos hasta arriba, no podemos más”, clama Pedro Javier Rodríguez, quien pide a los políticos que “muevan el culo” y “que se pongan las pilas”, porque de ello “depende el futuro de nuestra sociedad”.

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