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Sin barreras para echar a volar

La edición del festival Parafest vuelve a ofrecer experiencias en parapente a personas con discapacidad o diversidad funcional
Parafest
Uno de los participantes que, ayer, pudo volar en el Parafest. | Carlos Manuel Jiménez González

Cuando se trata de cumplir un deseo no hay barreras ni diferencias, sobre todo, si detrás hay muchos sueños. Y tener una discapacidad o ser una persona con diversidad funcional nunca es un impedimento para hacerlos realidad.

Volar en parapente es el sueño de muchas de estas personas, y desde 2016 Roberto Machín Casañas, director del festival Parafest, de Los Realejos, y su equipo se encargan de que puedan concretarlo.

Además de promocionar una de las disciplinas más exclusivas y diferenciales de la oferta de turismo activo realejera, como es tirarse en parapente, este evento tiene un componente inclusivo, que es el de llevar a los cielos a personas con discapacidad visual, auditiva, intelectual, en sillas de ruedas, o con problemas de movilidad, realizando vuelos biplaza, una experiencia única tanto para los pilotos como sus acompañantes, que además, está dando excelentes resultados en jóvenes con Trastorno del Espectro Autista (TEA), asegura Roberto, que une su pasión por este deporte a su trabajo como maestro de Educación Especial.

Participar en Parafest sin barreras no requiere de ningún requisito pero sí necesita una preparación previa. A las personas que vayan a volar les explican en qué consiste la actividad con apoyos visuales aunque se realizan las adaptaciones de acuerdo a las necesidades de cada una porque todas son diferentes. Las asociaciones Afanes Canarias, Activoz, Probosco, CEIP Campino, Autismo Tenerife, Atletas Sin Fronteras, Visión Azul Autismo y Pichón Trail, les echan una mano en ese sentido, porque también trabajan mucho los días previos.

“Son cuatro pautas que deben seguir en el vuelo, pero sobre todo tener mucha tranquilidad y disfrutar de la actividad”, sostiene Roberto.

Asimismo, los pilotos reciben instrucciones sobre cómo tienen que adaptar el material y el trayecto y deben poseer determinadas habilidades, no solo con el parapente, sino ese “tacto” con las personas. La Federación Canaria de Deportes Aéreos organiza un curso en el que se les enseña algunas de las situaciones a las que se pueden enfrentar para resolverlas de manera adecuada.

Ayer, estaba previsto que una treintena de participantes pudieran participar desde la zona de La Corona, donde se produce el despegue. Finalmente fueron muchos menos porque las condiciones climáticas idóneas no acompañaron, principalmente la falta de viento para que puedieran volar en tándem, que es la fórmula en la que las personas con diversidad funcional participan en el Parafest sin barreras.

El lugar de despegue es el idóneo debido a las condiciones climáticas, las características orográficas y la orientación de los vientos, que permite, al mismo tiempo, tener un vuelo sin incidencias, jugar con las nubes y disfrutar del paisaje.

Los participantes que pudieron volar, ya con la tarde avanzada, se fueron preparando poco a poco. Dos pilotos asistían al pasajero durante el inflado de la vela y la carrera de despegue, y otro diferente era el acompañante del vuelo. Utilizar estos recursos personales resulta fundamental para brindarles la seguridad y la confianza que necesitan y dejar de lado las barreras para echar a volar.

La llegada se produjo en la pista municipal de aterrizaje de parapente en la Finca El Quinto, acondicionada especialmente para ello y con un trayecto más corto que la playa de El Socorro, donde además, en los meses de verano se concentra mucha gente y los aterrizajes se restringen por motivos de seguridad.

El mejor resumen de la experiencia la reflejan los rostros de los participantes, de sus familiares y el público, cuando los ven despegar y luego tocar el suelo con los pies.

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