Las historias del rock argentino y del español no han dejado de cruzarse ni por un momento. Y no solo se trata de influencias, referencias, tránsitos transoceánicos y eso que llamamos mestizaje. También hay músicos y proyectos con un pie en cada lado del Atlántico. Tequila y Los Rodríguez han sido las formaciones que han logrado mayor celebridad en este aspecto y, en cuanto a artistas, los primeros que pueden venirnos a la cabeza quizás sean Ariel Rot, Alejo Stivel y, por supuesto, Andrés Calamaro. Nacido en Buenos Aires en 1960, este último, que comenzó como teclista en 1977 en la banda argentinouruguaya Raíces, ha construido esos más de 45 años de carrera con un insobornable compromiso con su arte. Y poco le ha importado que en ocasiones eso le haya llevado a formar parte del mainstream y en otras no tanto o para nada.
Calamaro visita el Archipiélago el próximo mes de julio, con su gira Dios los cría, inscrita, a su vez, en la programación del Festival Mar Abierto. El día 20, el cantante, compositor y productor discográfico bonaerense se subirá al escenario del Gran Canaria Arena (21.00 horas). Justo 48 horas más tarde ofrecerá otro concierto en Tenerife, en el Pabellón Santiago Martín de La Laguna. Dios los cría es también el nombre del disco que publicó en mayo de 2021, en el que invitó a diferentes cantantes, de los más variados estilos, para reinterpretar muchas de las canciones de su autoría.
-En julio viene a Canarias con una gira que incluye América y buena parte de España. ¿Qué es lo mejor de salir a la carretera?
“Sin duda, lo mejor es, precisamente, poder tocar y cantar. Tanto en los ensayos y las pruebas de sonido como en los propios conciertos”.
-En 2021 publicó ‘Dios los cría’, un disco en el que le acompañan una decena de artistas de géneros muy diversos. De Julio Iglesias a Carlos Vives, pasando por Vicente Amigo, Raphael o Julieta Venegas. ¿Al concebir este proyecto tuvo claro desde el principio que buscaba esa variedad o más bien se fue conformando a medida que llegaban las colaboraciones?
“El disco lo empezamos a preparar de manera accidental entre las giras de 2016 y 2017. En ese momento estábamos tocando con trío de jazz. Rentamos un estudio para grabar con el trío y entonces pensé en la posibilidad de los duetos. Pero Dios los cría también responde, de alguna manera, a un plan que se ha adaptado a la disposición de los cantantes. Visto así, se fue armando de manera paulatina, pero tampoco fue algo exclusivamente librado al azar”.
“En cada concierto proponemos sobre el escenario algo natural y sencillo, sofisticado y honesto”
-El año pasado se reeditó ‘Honestidad Brutal’, pero añadiéndole nuevas composiciones. ¿Qué siente cuando se reencuentra con temas concebidos hace 20 o más años?
“Esas sensaciones que experimento escapan al perímetro de las grabaciones realizadas para Honestidad Brutal. Son cientos, miles de grabaciones hechas desde principios de este siglo. El poder grabar ahora mucho más de lo que el público está dispuesto a escuchar no está nada mal. Escuchar estos temas de nuevo es inquietante, pero también resulta interesante. En cierta forma, soy un músico desconocido, malinterpretado por un puñado de canciones”.
-Entonces, de esas canciones más veteranas existen algunas que le gustan especialmente, pero considera que no han tenido el recibimiento que se merecían por parte del público.
“Sí, claro, cientos. Varias de las cuales nunca fueron publicadas o compartidas. Me gustan mucho, por ejemplo, El tilín del corazón, Manifiesto común, Kamikazes de amor, La violencia, Los bandidos, Nada… Sinceramente, son muchas”.
-¿Qué hace que el ‘rock’ sea un género atemporal?
“Supongo que porque es muy bueno”.
-¿Cómo es el Andrés Calamaro compositor? ¿Cuando se pone con la guitarra a crear canciones necesita apartarse, tener un espacio y un momento específico, o los temas pueden nacer incluso en medio de una gira?
“Para componer siempre he recurrido a métodos distintos, y a veces a ninguno. Pero resulta complejo hacerlo en una gira. En esta estamos comprometidos con 40 conciertos. Lo que sí es cierto es que, generalmente, necesito apartarme de todo para crear canciones. Eso no es ningún método, pero así es como funciono”.
“El hecho de poder grabar mucho más de lo que el público está dispuesto a escuchar no está nada mal”
-¿Cómo diría que es un concierto suyo?
“Proponemos sobre el escenario algo natural y sencillo, sofisticado y honesto”.
-La industria musical ha cambiado mucho en muy poco tiempo. ¿Hoy es más fácil o, sin embargo, más complejo, abrirse camino en ella con respecto a cuando usted comenzó?
“Nunca fue fácil, ninguna profesión debería serlo”.