Roberto Méndez.| Llevar a cabo una dieta equilibrada es clave dentro del conjunto de factores de estilo de vida que pueden llevarnos a una larga esperanza de vida. No solo eso, sino que también añadirán una significativa cantidad de años vividos con buena salud.
En este aspecto, el refrán de “una manzana al día mantiene al doctor en la lejanía” estaría cargado de verdad, según un reciente estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition. Los flavonoides, presentes en manzanas y otras frutas y verduras, serían esenciales para combatir la fragilidad en el envejecimiento.
En estudios previos ya se habría sugerido que los flavonoles tienen propiedades anticancerígenas, antioxidantes, antiinflamatorias y antivirales. Además, también poseerían efectos protectores a nivel cardiovascular y neurológicos.
Estos compuestos se encuentran en una amplia variedad de alimentos de origen vegetal, tales como manzanas, chocolate, tomates, melocotón, vegetales de hoja verde, cebollas, brócoli y bayas. Y ahora, además, también se habría sugerido que su consumo puede reducir el riesgo de fragilidad asociada al envejecimiento.
Recordemos que la fragilidad afecta a alrededor del 10% de las personas mayores de 65 años, y se caracteriza por la pérdida involuntaria de peso y de fuerza física, entre otros síntomas. Esta condición aumentaría a su vez el riesgo de caídas, fracturas, hospitalización y mortalidad.
En medicina, se define como ‘fragilidad’ un síndrome biológico asociado a la edad que disminuye la capacidad de resiliencia de quienes lo padecen y con ello, su capacidad de recuperación. De sobrevivir a un accidente o a una infección. Se trata de un concepto tan clave que permite calcular cuántos años puede vivir de forma saludable una persona. “El cálculo es sencillo: a más fragilidad, menos longevidad”, explicaba el doctor Francisco José García, jefe del Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario de Toledo.
Actualmente se considera que una ingesta adecuada de calorías y un buen equilibirio dietético nutricional, puede prevenir la fragilidad. Frutas, verduras y proteínas saludables serían pilares básicos, junto a la reducción del consumo de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos.
En este último estudio, los investigadores habrían sido más específicos si cabe, y apuntan a que, con cada ingesta de 10 mg de flavonol, se produciría una reducción significativa, de hasta un 20%, del riesgo de desarrollar fragilidad. Consumir estos 10 mg de flavonoles diarios sería fácil, dado que es el equivalente a una manzana de tamaño promedio“, explican los investigadores.
En el estudio se habría objetivado que la quercetina, un tipo de flavonol presente en manzanas y moras, podría ser particularmente eficaz para prevenir la fragilidad. Estos datos sugerirían, según los investigadores, que habría algunas subclases de flavonoides con un mayor potencial como estrategia dietética para prevenir la fragilidad.
Los investigadores subrayan que hay otros factores dietéticos a tener en cuenta frente a la fragilidad. La proteína sería especialmente importante para mantener tanto la fuerza como la masa muscular. Así mismo, la vitamina D y el calcio colaborarían en mantener una adecuada densidad ósea y prevenir las fracturas asociadas a dicha fragilidad.