“Estuve tres meses trabajando gratis en el restaurante El Payés. Y así comenzó la vida de uno”. Así relata sus inicios en la hostelería, con 22 años, Mariano Ramos, propietario del restaurante Los Limoneros que en septiembre cumplirá 37 años abierto. Todo un récord. Durante este tiempo, dice, ha habido “cosas buenas y malas”, pero matiza que “la pandemia hizo mucho daño, pero también mucho bien a la hostelería”. Ramos se declara “gomero y a mucha honra” y recuerda que “vine para Tenerife con 22 años porque no pude ir ni para Inglaterra ni para Venezuela, donde estaba mi familia, porque la emigración estaba más controlada”. A esa edad, “ya había hecho el cuartel, me había casado y estaba en los barcos de pesca, mareado todo el día. Yo creo que tengo el récord del mundo de mareos” afirma. Pero Mariano Ramos matiza que ”no éramos pobres. Mis padres tenían un empaquetado de tomates y fincas, pero éramos pobres de dinero y de otras cosas y un día decidí ir a buscarme la vida, como hacían todos. Vine a buscar trabajo donde fuera y comencé a dar vueltas por Santa Cruz en una época mala, mala porque era en julio, no había trabajo ni yo sabía trabajar”.
Por aquel entonces, Felipe Escamilla regentaba el restaurante Casa Felipe El Payés, que estaba en Tomé Cano “y enfrente paraban las guaguas que venían de La Gomera”, recuerda Mariano Ramos. Aunque aquello le pareció “muy lujoso”, impulsado por su mujer entró a pedir trabajo. Felipe el Payés, como le conocía todo el mundo, le dijo que allí no tenía trabajo, pero que iba a abrir en Puerto de la Cruz el restaurante Magnolia. Le recomendó que se fuera para La Gomera y volviera más adelante. Pero Mariano Ramos, volvió al día siguiente y Escamilla le ofreció trabajar gratis. “Y estuve tres meses trabajando gratis en El Payés porque la apertura del Magnolia se retrasó, como pasa siempre. Y así comenzó la vida de uno”, resume Mariano Ramos.
El propietario de Los Limoneros dice que la gastronomía ha cambiado mucho en estos más de 30 años que el restaurante lleva abierto. “Hace 30 o 35 años la isla de Tenerife tenía más empresarios que hoy. ¿Por qué? Porque no había grandes superficies. Cuando llegan el mundo cambia. Hace 30 años había una docena de restaurantes que cobrarían entre 50 y 80 euros por persona y había clientela para eso. Hoy me pregunto si la hay”.
También se atreve a decir que la pandemia “para mí ha sido fabulosa y sé que muchos van a decir que soy bobo. Hay una canción de Marco Antonio Solís que dice que no hay mal que por bien no venga, y la pandemia hizo mucho daño, pero también mucho bien a la hostelería. La pandemia ha adaptado el horario en la hostelería. Hoy la gente no reserva a las diez de la noche para ir a cenar, reserva a las ocho o las ocho y media que usted no se imagina la ventaja que es. Todo va cambiando para bien, eso creo. A nosotros no nos hizo tanto daño la pandemia, nos afectó más la crisis de 2009, cerraron los bancos, extremaron los controles de alcohol, de tabaco…”. Es rotundo cuando afirma que “el trabajo no mata, matan los problemas” y explica así el éxito de Los Limoneros: “constancia. Mucho trabajo. Mucho sacrificio”.
¿Qué platos no quitaría de la carta? Mariano Ramos duda. “Es que hay tantos platos…”. El bogavante, la langosta, la lubina a la sal, el steak tartar “lo piden mucho. Se puede ir quitando alguno y poniendo otros, de hecho lo hacemos. Lo que sí trabajamos es la mejor calidad que se pueda. Si una merluza que vale 30 es mejor que una de 20 se compra la de 30. Pero por un motivo, porque la cobramos, no la regalamos. La mejor mercancía que se pueda comprar la compramos nosotros”.
Por eso, “siempre he dicho, y lo sigo repitiendo, que para mí la mejor publicidad que pueden hacerme es que digan que Los Limoneros es caro. Siempre y cuando hayan comido bien. Lo malo es que digan pagué 200 euros por comer y comí mal. Eso sí es caro”.