La mágica noche de San Juan recorrió Tenerife, a pesar de las prohibiciones. Desde la zona metropolitana, con hogueras que llevan más de 40 años ardiendo cada San Juan, como en El Draguillo, pasando por el fuego flotante que El Rosario quiere convertir en tradición en la costa de Tabaiba, hasta las pequeñas hogueras que en Playa Jardín, sin conciertos, los asistentes no se resistieron a encender.
En Santa Cruz, Protección Civil lleva días visitando las hogueras que se han venido montando para comprobar que cumplen con los requisitos de seguridad, entre ellos que la pira no mida más de tres metros o que el diámetro no alcance los cinco. La de la Asociación Cultural Idayra es una de las que cumplió con todos los parámetros, recibiendo la felicitación municipal. Esta hoguera, en un solar de la calle Punta Anaga, en el Suroeste, lleva organizándose más de 40 años, aunque como explica Manolín Torres, uno de los miembros de esta asociación, “la hoguera lleva mucho más tiempo, nosotros la hacíamos desde niños. La asociación es la que cumple 43 años, precisamente porque nació a raíz de reunirnos todos los años para hacer la hoguera”.
Entre cuatro o cinco vecinos preparan las maderas e incluso limpian el solar de toda hierba seca, como el rabo de gato, para evitar posibles propagaciones. Luego viene la fiesta, con mesas en las aceras en las que comparten comida, bebida y buena vecindad.
En Acorán se organiza otra de las ejemplares, quizá la más grande de cuántas se hacen en Santa Cruz. Allí muchos se congregaron para disfrutar de un auténtico espectáculo de fuego.
En Las Teresitas, a pesar de que se reforzaron las líneas de guaguas, afectada también por la prohibición, se respiró un ambiente tranquilo, con pequeños grupos que quisieron disfrutar de una tranquila noche de San Juan.
En María Jiménez, donde este fin de semana se celebran las fiestas de San Juan, este año el malestar ha sido considerable, puesto que el Ayuntamiento, atendiendo a las directrices del Cabildo, de no hacer fuego en barrancos ni en los límites de Anaga, retiró todo el material que los vecinos habían acumulado. Ayer, se colocaron carteles recordando la prohibición del Cabildo, para que se tuviera en cuenta que no podían hacer las hogueras en esa zona del barranco.
Junto a las de María Jiménez, también muchas otras fueron precintadas durante la mañana de ayer, porque no cumplían con las medidas de seguridad, por ejemplo porque usaban materiales de plástico, o no estaban lo suficientemente separadas de casas o infraestructuras varias.
En cualquier caso, algo más de una veintena de hogueras se dieron de alta en la web municipal, aunque fueron muchos más las que se acabaron prendiendo. Para garantizar la seguridad, la Policía Local reforzó el turno de tarde como refuerzo especial. Unos 31 agentes y mandos estuvieron disponibles por si surgían incidencias o requerimientos.
En el recorrido de los técnicos incluso se encontraron con mensajes de unos chavales, al parecer organizadores de la fogalera, pidiendo que no se la precintara
En Tabaiba, a las diez de la noche, se encendió la hoguera flotante, después de que los asistentes disfrutaran de la tradicional sardinada. Entre una cosa y otra la procesión de San Juan Bautista. La noche concluyó con una verbena.
Ya en el Puerto de la Cruz, al tradicional enrame de los chorros, se sumaron las ganas de disfrutar de San Juan, a pesar de que no hubo concierto en la playa este año. Aún así, fueron miles las personas que decidieron acampar en Playa Jardín para disfrutar de la noche con sus propias hogueras.
En el Sur, municipios como el de Granadilla celebró con dos hogueras institucionales la festividad de San Juan, tanto en El Médano como en Los Abrigos, fuego que estuvo acompañado de música en ambas casos. También en Adeje, Arico o Santiago del Teide hubo fogaleras, todas atendiendo a las prohibiciones del Cabildo y de Costas.
En esta noche de San Juan, centrada en el fuego purificador, atrás quedan aquella tradiciones de antaño, de esos rituales orientados, todo hay que decirlo, a si las mujeres iban a encontrar novio, con los papelitos en un vaso de agua; o si este iba a tener dinero, con las papas debajo de la cama peladas, sin pelar o a medio pelar, o si se iba uno a ir de viaje, según la forma que tomar la clara de un huevo en un vaso de agua. En cualquier caso, el ritual más conocido es el de saltar la hoguera para dejar atrás lo malo y afrontar lo bueno, algo que, anoche, miles de personas en Tenerife se animaron a hacer, en hogueras grandes, pequeñas o incluso sobre una vela, la cuestión era, un año más, cumplir con la tradición.
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