conversaciones en los limoneros

“El puerto de Granadilla fue un error, pero ahora hay que darle rentabilidad”

Pedro Anatael Meneses Roqué se ha jubilado. Lo ha hecho como senador del Reino. Marino, jefe de máquinas de la Marina Mercante, doctor por la Universidad de La Laguna, ha sido profesor titular y político y presidió la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife
Pedro Anatael Meneses Roqué
Pedro Anatael Meneses Roqué, ex presidente de la Autoridad Portuaria, ex director general de la Marina Mercante, ex senador. / Fran Pallero

Pedro Anatael Meneses Roqué (Los Silos, 1947) se ha jubilado. Lo ha hecho como senador del Reino. Marino, jefe de máquinas de la Marina Mercante, doctor por la Universidad de La Laguna, ha sido profesor titular y político y presidió la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife. Ha sido director general de la Marina Mercante Española, presidente de la Sociedad Estatal de Seguridad y Salvamento Marítimo, consejero del ente público Puertos del Estado y consejero de Trasmediterránea. Dirigió los astilleros de Nuvasa y desde julio de 2019 hasta mayo de 2023 fue senador. Hace un año sufrió un episodio de salud, que le hizo pensarse su retirada de la política. “En realidad”, me dice, “doy por amortizada mi vida profesional y política, porque ha llegado la hora de darle el relevo a otras personas más jóvenes que yo”. Me muestra su bono de la guagua y aunque todavía puede conducir su coche, prefiere el transporte público, “que te lleva a todas partes”. Miembro muy activo del Partido Socialista, todavía es miembro de la Comisión de Ética. Su currículo es mucho más amplio, como corresponde a un hombre tan ligado a la vida pública y a la actividad como marino, pues navegó durante años por esos mares. “Y claro que un jefe de máquinas se ensucia trabajando en ellas”, me dice, contestando a mi pregunta de que a mí me parecen siempre impolutos. Pedro es cercano y cordial y, según dicen los que entienden de estas cosas, ha sido el mejor presidente de la Autoridad Portuaria que hemos tenido. Desde luego, su amor por la mar, por los barcos y por los puertos está demostrado. Estuvo a punto (dos veces) de ser candidato a la Alcaldía de Santa Cruz, pero la primera vez se lo impidió su amigo Josep Borrell, porque Borrell se empeñó en que se convirtiera en director general de la Marina Mercante, como así ocurrió.

-¿Cómo fue lo de la Alcaldía?
“Pues el partido pretendía que yo aceptara ser candidato. Juan Carlos Alemán y Emilio Fresco me fueron a ver y me insistieron para que accediera. Pero tenía la oferta de dirigir la Marina Mercante”.

-Decisión difícil.
“Ellos me dijeron que se encargarían de hablar con Josep Borrell para que no me nombraran director general, pero el que se encargó de poner las cosas en su sitio fue el propio Borrell, que acabó la discusión con mi designación”.

-¿A quién te hubieras llevado a la corporación de Santa Cruz?
“Te voy a contar algo que casi nadie sabe. Acaba de morir, con 96 años, mi gran amigo Pedro Doblado. Él, a pesar de que ideológicamente no teníamos nada que ver, me dijo que iría conmigo al Ayuntamiento, como número dos, tras escuchar mi propuesta. Era un hombre extraordinario, había sido un gran alcalde de Santa Cruz y yo consideraba su apoyo como fundamental para una buena gestión en la capital. No pudo ser”.

-De todas formas, la derecha siempre te respetó mucho.
“Es verdad. Incluso cuando el PP accedió al poder me propuso que siguiera al frente de la Marina Mercante, pero si temporalmente me daba de baja en el PSOE. Y, naturalmente, me negué”.

-Tú eres de los viejos roqueros. De la Izquierda Socialista.
“Sí, efectivamente. En los partidos democráticos, las corrientes de opinión me parecen fundamentales. E Izquierda Socialista lo era. Y en contra de lo que pueda pensarse, Izquierda Socialista siempre fue una corriente socialdemócrata. No teníamos nada de marxistas. El marxismo es ordeno y mando y el ordeno y mando está reñido con el socialismo, que es democrático al máximo”.

-Incluso Felipe González pensó que Izquierda Socialista era marxista-leninista. ¿Lo era, al principio?
“Eso ocurrió cuando el congreso de Suresnes. ¿El partido lo era? Puede ser, como tendencia. Pero luego cambiaron las cosas. En el PSOE somos esencialmente socialdemócratas y no hay que darle muchas vueltas más”.

-Una curiosidad. Tú tuviste mucho que ver con la recuperación del correíllo “La Palma”, que no termina de ser restaurado del todo.
“En tiempos de Pepe Segura como presidente del Cabildo, compró el barco por un precio simbólico. Pepe me encargó que inspeccionara el buque en Las Palmas, que comprobara si reunía las condiciones para ser remolcado hasta Tenerife. Yo tracé todo el plan de navegación cuando me cercioré de que podría resistir el viaje, como así fue. Y la verdad que me parece una idea muy bonita la de su recuperación, que dura años y años, después de estar varado en Nuvasa, puesto a flote y restaurado su interior”.

-Mucha gente lamentó que dejaras la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife.
“Y fíjate, quería irme del cargo con un cierto sello personal”.

-¿Cuál?
“Le dije a Pedro Doblado, que era secretario de la Autoridad Portuaria, que quería organizar un gran concierto de Navidad, porque una vez, navegando por el Támesis, pude ver el King Concert de Londres, que organizaba el puerto de la capital británica. Ideamos el marco, con aquella fuente cibernética que luego se cargó Luis Suárez Trenor y que era una maravilla. Menos mal que el concierto continúa celebrándose y con mucho éxito, en cada Navidad”.

-Con tu actividad en el Senado se podría escribir un libro.
“Es que yo considero al Senado como la auténtica cámara territorial. Y si me han elegido mis paisanos, tengo la obligación de trabajar por el territorio que represento. Por eso me dediqué en cuerpo y alma a la Cámara Alta”.

-Y, además, te atreviste a oponerte al puerto de Granadilla. Me refiero en comentarios públicos, aquí en la isla.
“Es que la construcción del puerto de Granadilla fue un error. Aunque una vez construido es preciso buscarle rentabilidad”.

-¿Cómo?
“Mira, lo que se creó en Granadilla podría haberse hecho en Santa Cruz, con la ampliación del puerto de la capital. Pero se optó por la peor solución. Ahora, el puerto de Granadilla, tal y como está, no sirve para nada. Fue Adán Martín quien más insistió en su construcción”.

-¿Y entonces, qué hacer?
“Ya te lo he dicho, buscarle rentabilidad, después de cometer el gran error. Hace falta construir en él un astillero, con dos diques secos. Y que el puerto contribuya de verdad a las comunicaciones con La Gomera, La Palma y El Hierro. Pero, hasta ahora, nada de nada”.

Pedro Anatael Meneses Roqué
Pedro Anatael Meneses Roqué, ex presidente de la Autoridad Portuaria, ex director general de la Marina Mercante, ex senador. / Fran Pallero

-Háblame de tu labor docente.
“No hay nada más gratificante que la formación de los jóvenes profesionales de la Marina Mercante. Yo fui profesor titular en el Departamento de Ingeniería Marítima e impartí distintas materias, entre ellas la de Frío, que me encanta. Mi vocación docente se mantiene y estoy siempre dispuesto a ayudar. Incluso a pesar de retirarme he dejado bien claro que mi deber de servicio para con la sociedad canaria se halla vigente”.

(Pedro Anatael Meneses lamenta que su retiro le impida culminar uno de sus sueños, que es acercar Canarias al continente mediante una política de precios a la baja. Que el canario sienta que España lo respeta y lo iguala como si viviera en territorio continental. La última iniciativa presentada en el Senado en este sentido ha decaído, precisamente porque se acabó la legislatura precipitadamente y no hubo tiempo de aprobarla. Se lamenta de ello e indica que ojalá se retome en la próxima legislatura, tras las próximas elecciones generales. Me habla de su familia. Tiene un hijo ingeniero de Caminos y dos hijas que eligieron la carrera de Turismo. Le han dado seis nietos).

“Te repito que mi retirada de la política es plena. Esta entrevista, incluso, la consideraría yo como una despedida de tanta gente que siempre me prestó su apoyo. Pero la vida sigue y mi partido sabe que yo estoy a su disposición, pero sólo para que aprovechen mi experiencia”.

-Pedro, me has dejado mosca con tu rotundidad hacia lo que se hizo en Granadilla. Y hablas de obras necesarias para su rentabilidad, que son carísimas. ¿O me equivoco?
“Bien, una vez construido el puerto, que ya ves que ahora está vacío, las infraestructuras para hacerlo rentable pueden ser ofrecidas a la iniciativa privada. No hace falta que el Estado lo costee todo siempre. Mediante una política acertada de concesiones, esas instalaciones de las que te hablé podrían construirse y funcionar. Porque cometido el error habrá que dar rentabilidad a un recinto que ha costado millones”.

-Alguna vez has tenido diferencias con el PSOE. Eso me consta.
“En cierta ocasión estuve a punto de marcharme. Cuando entró Aznar en el Gobierno de España yo quería seguir en política; entonces me presenté a unas primarias para ser alcalde de Santa Cruz, esta vez por deseo propio. Juan Carlos Alemán, en paz descanse, no me lo perdonó. Querían meter a Julio Pérez y cuando me presenté a las primarias se cabrearon mucho y las suspendieron. Entonces yo me enfadé y estuve a punto de marcharme, pero no lo hice”.

-Has conocido a mucha gente en tu partido y has trabajado con ella. ¿A quién le dedicarías un elogio?
“A muchas personas, pero te diré que Josep Borrell, con quien mantuve una gran amistad que aún perdura, es una persona inteligentísima y un gran político, de una honestidad y competencia probadas. Cuando él viajaba a Europa, siendo ministro, en tiempos de la presidencia de turno española, siempre me llevaba con él. Y ahora dirige la política exterior y de seguridad de la Unión Europea. Uno de los cargos ejecutivos más importantes del mundo. No puedo sino tener elogios hacia él porque sé cómo trabaja y lo que ha hecho y hace por nuestro país”.

(Pedro Anatael Meneses ingresó en el PSOE en la clandestinidad. No siempre ha estado de acuerdo con los dirigentes de su partido en algunos asuntos, tanto ideológicos como programáticos. Se le considera un hombre valiente, que ha hecho valer sus propias ideas sin ningún miedo a escalafones y a corrientes mayoritarias. Llegó a calificar la construcción del polémico puerto de Granadilla como “un atentado ecológico”. Sus seis años al frente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife (desde 1989 a 1995) están considerados como los mejores en la historia de la instalación portuaria tinerfeña. Me dice: “Yo creo que Las Palmas ha tenido más suerte con los presidentes que nosotros, hablo en general, y esta tendencia es preciso cambiarla”. Me cuenta una anécdota con Pepe Rodríguez, editor y director del periódico El Día, que no paraba de meterle viajes y más viajes hasta que lo invitó a recorrer el puerto y le explicó su funcionamiento. “A partir de ese día, todo cambió”. Le digo que Pepe era un hombre al que había que entrarle de frente y que era también una persona tremendamente razonable. La verdad es que me emocionó su recuerdo).

TE PUEDE INTERESAR