Otto tiene siete años y alguna vez se ha colado en el tranvía escondido entre los pies de su dueño, Alexis. Ayer, ambos expresaban su alegría por poder acceder al tren ligero ya sin tener que hacerlo de forma irregular.
Eso sí, saben que tienen que utilizarlo respetando las normas que ha establecido Metropolitano de Tenerife, empresa que gestiona el tranvía, y que son las de viajar atado con correa corta, con bozal y en el espacio habilitado para las mascotas, que se ubica en el último módulo, con puerta doble, en el sentido de la marcha del vehículo, y siempre un solo perro por tranvía, de forma que si ya viajara una mascota en la zona habilitada para ellas, los usuarios con perros deberán esperar al siguiente.
También saben que no podrán hacerlo entre las siete y las nueve de la mañana, y entre la una y las tres de la tarde, las franjas con mayor número de usuarios, para así evitar problemas entre mascotas y humanos.
Durante la mañana de ayer los perros pequeños seguían viajando en transportín, algo que está permitido hace ya unos cuantos años, aunque algún propietario se animó a probar la libertad para su mascota, aunque solo fuera durante unos minutos, ya que no disponía de bozal, con la consecuente alegría del perro en cuestión.
Otros dueños de mascotas, como Carmen, que paseaba junto a Scooby, un abuelete de 14 años, celebraba el poder viajar con él en tranvía. “No tengo coche y muchas veces me gustaría poder subir con él a La Laguna, pero ni en la guagua ni en el tranvía podía hacerlo, e incluso hay taxis que tampoco lo permiten”, contaba. Reconocía que había oído lo del tranvía, pero desconocía cuándo empezaba y las normas.
Lo del bozal es lo que menos le gusta. “Tendré que comprarle uno, pero el pobre no lo ha usado nunca. Tendrá que acostumbrarse”, dijo. Para Carmen, que el tranvía les permita alejarse de su zona de paseo (cuenta que Scooby puede estar hasta dos horas en la calle), es una magnífica noticia.
Alexis, con un paciente, Otto, tumbado en un escalón, defiende la importancia que tienen las mascotas para muchas personas. “Que se pueda viajar con ellas en el tranvía es para celebrarlo. No nos damos cuenta de la importancia que tienen las mascotas, sobre todo a raíz de la pandemia, con su capacidad para dar compañía, como un miembro más de tu familia”, indica.
Y es que, como recuerda Alexis, “el perro es parte de la familia y uno está limitado allí donde el paseo te lleve, y eso como mucho pueden ser dos kilómetros a la redonda. El hecho de poder abrir ahora el radio y decir ‘Otto, nos vamos a La Laguna’, es una maravilla”. El propietario de Otto cuenta que lo adoptó después de que su anterior dueño lo abandonara, y para él es un miembro más de la familia.
Desde Metropolitano de Tenerife confirmaban ayer que la mañana se había desarrollado con normalidad, aunque también es cierto que pocos fueron los dueños de mascotas, por no decir casi ninguno, los que se animaron a viajar con su animal en el tranvía.
Desde la empresa gestora del tranvía se insistió en que la gente debe tener en cuenta las normas para que la convivencia entre pasajeros y mascotas sea la mejor posible. Para ello, se ha colocado tanto dentro de los tranvías, como en la paradas, carteles con la información y las normas que deben regir el uso del tranvía por parte de las mascotas. Metropolitano insistió en que el perro debe ir con bozal, correa corta y en el espacio del módulo habilitado para el perro, uno por tranvía.
A los que les preocupan las posibles alergias, la empresa recuerda que el espacio para las mascotas se ubica en la parte de atrás del tranvía, la última con puertas dobles, por lo que aquellos usuarios que pudieran ser alérgicos pueden viajar en la parte contraria del tranvía.
“Al final se trata de sentido común y respetar las normas, todos tenemos que poner de nuestra parte para facilitar la convivencia”, apunta la empresa, que también recuerda que son los propietarios de las mascotas los responsables de su bienestar, así como de su comportamiento.
Sobre la posibilidad de aumentar los espacios para las mascotas, principal queja de los usuarios que tienen un perro, o más, Metropolitano recuerda que eso no depende de ellos, que la norma la ha aprobado el Cabildo y que ellos se han limitado a ponerla en marcha.
En las guaguas de Titsa ayer también se estrenaba esta normativa, de forma que solo se permite un perro por vehículo accesible (con plataforma y espacio para sillas de ruedas), con bozal y correa corta. En ninguno de los dos casos, es decir, tranvía y guagua, el seguro de transporte cubre al animal.