Candelaria vivió ayer el día grande de las fiestas de la Patrona de Canarias y lo hizo con menos calor que en las fechas anteriores gracias a una brisa marina que llegó a ensalitrar a la propia imagen de la Virgen cuando esta procesionó por la plaza, junto a los nueve menceyes guanches, después de la eucaristía del obispo Bernardo Álvarez, epicentro de los actos programados durante el día 15, festividad de la Asunción de la Virgen.
Aunque siempre resulta difícil cuantificar el número, la presencia de peregrinos en el día de ayer fue menor que la de otros años. La coincidencia de un largo fin de semana -muchos hicieron puente el día 14 o estaban de vacaciones- unido a la ola de calor que hemos padecido, ha determinado que esas visitas a Candelaria hayan sido más espaciadas, aunque no fueron pocos los que se acercaron ayer desde temprana hora en viajes organizados por parroquias, principalmente del norte de la Isla, incluso de asociaciones de canarios-venezolanos retornados o ese grupo que comanda el párroco del Escobonal que llegó caminando desde la cumbre de Güímar. Hubo incluso quien llegó descalzo a los pies de la Morenita para agradecerle la promesa cumplida.
Menos peregrinos, pero la misma devoción por la Virgen de las Candelas, esa talla que desde hace más de 500 años alumbra el camino de los canarios, sean o no creyentes, por su indiscutible lazo con los guanches, aquellos a los que se les apareció sobre una roca en la playa de Chimisay, hoy El Socorro de Güímar.
El día grande quedó concentrado en la solemne misa oficiada por el obispo Bernardo Álvarez, que nuevamente, durante más de una hora y media, se refirió a la advocación de Candelaria, habló de la festividad de la Asunción de la Virgen y el papel que María desempeña como intercesión ante Dios. Recordó el obispo que “María fue elevada al cielo en cuerpo y alma” y, atendiendo, a ello reflexionó: “No podemos vivir solo con el alma sin el cuerpo y con el cuerpo sin alma”, para concluir que “Candelaria no es una imagen, es una mujer grande que triunfa sobre el mal”, definiéndola a María como la “omnipotencia suplicante” porque con ella “crecerá nuestra fé”.
Tras la solemne misa, que fue cantada por la Coral Voces para la Esperanza Villa de Candelaria y la Orquesta de Cámara Las Candelas, tuvo lugar la procesión de la imagen alrededor de la plaza, mientras el salitre cubría las estatuas de los nueve menceyes que custodian la morada de su Virgen.
Chácaras y tambores, la marcha de 700 atletas y la ofrenda floral
Candelaria amaneció ayer con la música de la Asociación Cultural La Guanchería de Los Realejos, un grupo que nunca falta a la cita, excepto aquellas ediciones que se interrumpieron por la pandemia, y que llegó hasta los pies de la Patrona al ritmo de las chácaras, tambores, castañetas y pitos como viene siendo habitual hace más de 20 años.
La música se mezcló con cientos de peregrinos que durante la noche y primeras horas de la mañana se acercaron a la Basílica para la ver a la Virgen y algunos para asistir a las misas que se prolongaron hasta el mediodía, con la eucaristía principal del obispo Bernardo Álvarez.
También durante la mañana llegaron hasta los pies de la Patrona los más de 700 atletas de la Ofrenda Floral Atlética que entonaron los vivas a la Virgen de Candelaria desde el punto de partida en el parque de La Granja de Santa Cruz de Tenerife hasta la plaza de la Patrona de Canarias donde le esperaba la imagen de la Virgen en la puerta lateral de la Basílica. Allí los deportistas participantes en la trigésimo segunda edición fueron depositando los ramos de flores, mientras que la ofrenda de alimentos recogidas por los organizadores, Base- Deportes Salud, se entregarán en las próximas semanas a los responsables de la Basílica para entregar a las familias más necesitadas.
Ya por la noche, tuvo lugar en la plaza la Ofrenda a la Patrona con la participación de Danza Venerada Santísima Trinidad de Igueste, el Colectivo Guanches de Candelaria y pescadores del municipio. Además, volvió a reunir el arte musical de cada isla con actuaciones de solistas y grupos.