“El teatro es algo vivo, orgánico, efímero. Me recuerda a la vida en el sentido de que tienes que estar ahí, en una noche dada, para ver qué pasa, no como otras artes que son permanentes. El teatro es completamente provisional. En realidad, solo existe en nuestras mentes”. Así se manifestaba hace ahora justo un año John Malkovich en El Cultural, en una conversación telefónica desde Viena con Fernando Díaz de Quijano, en los días previos a su llegada a Madrid para escenificar The Infernal Comedy (Confesiones de un asesino). Precisamente, el espectáculo con el que en la noche de este martes se abrió de manera oficial la segunda edición de Veranos del Taoro, el festival a cielo abierto de Puerto de la Cruz.
Pocas veces se tiene la oportunidad por estos lares de contemplar a un actor o a una actriz a los que califican como monstruos de la interpretación (a menudo, exagerando, pues ya se sabe, aquello de la promoción; esta vez, con toda justicia), trabajando en directo. Disfrutar del arte de una de esas personalidades conocidas en todo el planeta a través de las pantallas, las grandes, las medianas y las que caben en el bolsillo, manifestando su talento enfrentándose a lo inmediato, a lo fugaz.
Pues bien. Todo esto formó parte de la experiencia que vivieron los afortunados (las entradas se habían agotado con bastante antelación) que ocuparon anoche su asiento en el espacio Laurel de Indias (con más de 600 butacas), en el Parque Taoro, para ver cómo el actor estadounidense se metamorfoseaba hasta convertirse en Jack Unterweger, el asesino en serie austriaco que se hizo escritor en la cárcel.
The Infernal Comedy es una obra de Michael Sturminger en la que Malkovich está acompañado sobre las tablas por dos sopranos y una orquesta barroca para mostrar un relato basado en la realidad. Y también es, visto de otra manera, el camino de expresión para un artista como el norteamericano, que por encima del cine, de la fama y el vértigo hollywoodiense, sitúa al teatro en su escala vocacional.
LA AGENDA
El festival, que se celebra hasta el sábado, propone hoy en el espacio Laurel de Indias la obra Miércoles que parecen jueves, el texto de Juan José Millás que interpreta Clara Sanchís. Mañana se subirán al escenario Alberto San Juan y La Banda con Lorca en Nueva York, mientras que el viernes será el turno de Cristina Castaño con Clitemnestra. Asier Etxeandia y Enrico Barbaro, con su proyecto Mastodonte, ofrecerán el sábado el espectáculo musical Simplemente Perfecto XL.
Pero, además, hay otro espacio, Arboleda, por el que en los próximos tres días desfilarán Abubukaka (Unplugged), Jorge Bolaños (Ate-risa como puedas), Las Niñas de Cádiz (Cabaré a la gaditana) y Cristina Medina y los Gloria. Y el circo y la danza conforman las propuestas escénicas de carácter gratuito.