El restaurante Bésame Mucho está situado en la avenida Rafael Puig LLuvina, de Playa de las Américas, a pie de calle pero a la vez como un mirador hacia la playa de Troya y con vistas espectaculares, especialmente al atardecer hacia la isla de La Gomera. Un mirador abierto para disfrutar del excelente clima de esta zona turística.
Este comedor, desde su apertura, ha mantenido una línea muy bien definida por sus propietarios los hermanos Cabrera Losada, Javier y Carlos, que se basa en la especialidad de la cocina marinera: arroces y pescados y mariscos a la brasa. Destaca, frente a las muchas opciones que hay en las zonas turísticas al borde de la playa, por la acertada elección de la oferta y sobre todo por la calidad del género que emplean en sus cocinas. Productos que son tratados con mimo y con la menor intervención en las cocinas.
En una reciente visita se comenzó con unas selección de productos del mar: camarones capturados en el litoral, finas lonchas de peto ahumado y marinado en miel de La Palma con almendras del Teide y una lubina de Aquanaria, marinada y cortada en finas lonchas. Esta selección fue acompañada de una cuchara de degustación de caviar Zar, que comercializan los hermanos Cabrera Losada.
El siguiente paso fue un salmorejo, muy bueno, elaborado con delicadeza y tras una selección de tomates canarios, acompañado de huevo duro muy picado y de jamón ibérico. Estos fueron platos que degusté pero también se puede disfrutarr de ostras gallegas, simplemente acompañadas de limón, la tosta del beso (pan untado en mantequila y tostado con caviar siberiano) o cangrejo real, entre otros platos.
A continuación se sirvió un arroz con calamar y con gambas canarias, plato que siempre entusiasma y apetece en los días de playa o en terrazas junto al mar, bastante notable, con un buen fondo, el grano en su punto y el imprescindible socarrat.
El otro plato marinero fue una tableta, pescado capturado en aguas del litoral de El Hierro, que cada día encuentra más adeptos, y que estaba en su justo punto a la brasa.
Los vinos que acompañaron la comida fueron dos que merece la pena mencionar. Uno de ellos fue Rajadero, de la variedad forastera de La Gomera, concretamente de la parcela Salto de los Mozos, en los Altos de Chipude, de la Isla Colombina. El otro fue de la bodega Suertes del Marqués, de Jonatan García, concretamente el Trenzado 2021, de listán blanco, de la Villa de La Orotava.
El postre empezó con un homenaje a la infancia, pan con chocolate y aceite; luego tarta del beso (queso con frutos rojos) y unas torrijas tradicionales, todos ellos al mismo nivel que el resto de los platos.
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