La historias de los castillos en Tenerife es poco conocida. Hay verdaderas joyas que el paso del tiempo ha castigado, aunque algunos de ellos siguen resultando majestuosos. El castillo de Tenerife que nos ocupa, en Los Realejos, ha sido testigo de algunos de los acontecimientos acaecidos el siglo pasado porque, curiosamente, su construcción es reciente.
Se encuentra muy próximo a la autopista TF-5, en la que se conoce como “zona del Castillo”. Escritor y fundador del primer periódico escrito en inglés en España, The Tenerife News, Renshaw era Conde de Orea, Caballero de Capa y Espada de Sus Santidades León XIII y Pío X, agregado del Instituto Imperial de Londres, caballero de la Orden de San Silvestre y de la Cruz y miembro del Ilustre Consejo Heráldico de Francia. Su intención de construir el castillo tenía mucho que ver con que mismo sirviera de símbolo claro del poder que atesoraba.
Robert Holford Macdowall Bosanquet, científico inglés que hizo fortuna gracias a la música, compraría el castillo. Con él viviría su mayordomo, Cecil Bisshop, además de Pedro Hernández y Vicente García, empleados del castillo.
¿Vivió un espía nazi en el castillo de Tenerife?
Sin duda, la historia más llamativa del castillo de Los Realejos tiene que ver con uno de sus moradores, como citaba Isidro Luis Felipe: “Durante la Segunda Guerra Mundial, Canarias jugaba un importante papel estratégico, de ahí que no era de extrañar que tanto alemanes como ingleses tuviesen sus planes para invadir las islas. Un informe de diciembre de 1940 del Subcomité de Inteligencia del Reino Unido, alertaba sobre el proceso de colaboración entre Franco y Hitler de forma que el caudillo mantendría la neutralidad de España y Hitler accedía al control de la plataforma logística que representaban las islas en el Atlántico”.”
Ese informe “añadía que en las Islas habrían al menos 2.000 efectivos a la espera de instrucciones entre la población alemana altamente cualificada de aquella época. Buena parte de esos alemanes, según detalla el informe británico, llegaron a las Islas de incógnito en ese mismo 1940”. según las mismas informaciones.
En esa época vivía en el castillo Wilhem Von Weikman, un misterioso doctor alemán: “Habría ejercido de cónsul para su gobierno y en los años que estuvo entre nosotros, hasta el final de la gran guerra, realizó numerosos estudios sobre la historia de la Isla”.
El investigador y escritor Alfonso Ferrer recogía testimonios de uno de los herederos de Cecil Bisshop, Antonio Maestre, para quien había varios detalles que le llevaban a pensar que aquel inquilino realizaba actividades un tanto sospechosas.
“Para empezar, según recuerdan algunos vecinos de la época, era un hombre que se dejaba ver poco. Sin embargo, tenía muchas visitas. Pero la circunstancia que habría sido verdaderamente reveladora la protagonizó un primo suyo. Por lo visto, desde la zona de las plataneras que rodea el castillo se puede acceder al interior del mismo a través de una puerta secreta. Es una especie de trampilla. Cuando entró al inmueble, pudo ver multitud de aparatos de radio así como varias antenas”.
Al parecer, una vez abandonado el Castillo, los dueños echaron de menos valiosos muebles, entre ellos un órgano creado por el propio Bosanquet.
El castillo de Los Realejos en la actualidad
A día de hoy el castillo de Los Realejos puede ser adquirido para eventos, como bodas. Con una extensión de 5.000 metros cuadrados, posee jardines y terrazas y una serie de salones con capacidad hasta los 250 comensales.
“Las salas interiores del castillo permiten desde una ceremonia civil a un baile pasando por un banquete que también podéis trasladar al exterior si así lo requiere la fiesta gracias a sus grandes carpas”, según señala su propia web.