Partidazo y victoria enorme. No defraudaron ni Tenerife ni Espanyol a las expectativas previas que se crearon en la previa del partido. Los dos equipos demostraron ser serios candidatos a estar siempre en la parte alta. Un partido vibrante y espectacular que se decidió con un fallo garrafal de Pacheco y con un acierto enorme de un Gallego siempre batallador. Tres puntos de prestigio que colocan a los blanquiazules en la tercera posición de la clasificación.
El RCD Espanyol inició pronto las hostilidades. En apenas seis minutos, Soriano ya tuvo que intervenir en tres ocasiones. Dos de ellas fueron dos paradas de verdadero mérito. A Nico Melamed le basta un control orientado para poder sacar un disparo lejano que obliga al meta local a estirarse para sacar a saque de esquina. A continuación, Pere Milla lo intentó de cabeza, encontrándose de nuevo con la respuesta del cancerbero. En el minuto 9, Keidi Bare tuvo otra muy clara, ajustando un disparo al palo, pero el esférico se fue por fuera.
El Espanyol estaba sometiendo a los blanquiazules, pero ya se sabe que el Tenerife de esta temporada no desaprovecha ni la más mínima ocasión.
Y si no existe, se la inventa. Así lo hizo Enric en el minuto 15. El punta tuvo fe a la hora de presionar al portero visitante. Cesión atrás y Pacheco se hizo un lío con el balón, haciendo posible que Gallego robase la pelota y marcase a puerta vacía. Fallo garrafal del meta visitante que hizo posible que el Tenerife se pusiera por delante en el marcador.
El tanto sirvió para que los tinerfeñistas ganaran algo de confianza y para sacudirse un poco el dominio al que le estaba sometiendo el equipo barcelonés. Aún así, los jugadores de ataque visitantes llegaban con peligro casi siempre.
En la recta final de la primera parte bajaron las pulsaciones, aunque fue el Espanyol el que más llegadas tuvo, siendo la más peligrosa la de Braithwaite en el 41 tras rematar fuera un centro raso desde la izquierda.
El descanso llegó con el Espanyol reclamando un penalti y con un Tenerife cansado y aliviado por poder enfilar el camino hacia los vestuarios.
La segunda parte arrancó tal cual acabó la primera, con una ocasión para el RCDE, pero pronto asustó de nuevo el Tenerife. Una vez más, los locales necesitaban muy poco para crear peligro. En el 57, a Gallego se le anula un tanto por fuera de juego. Su definición fue espectacular.
En el 63 Waldo Rubio protagonizó un jugadón que se quedó sin premio. Contragolpe local que condujo por la izquierda el 17. Nadie pudo pararle y su disparo final se fue fuera muy cruzado, a pesar de que Gallego le acompañaba en solitario por el punto de penalti.
En el 65 y en el 71, Luis García movió su banquillo buscando el empate. Se fueron del campo Pol Lozano, Calero, Nico y Oliván para que entrasen Sánchez, Ramón, Expósito y S. Gómez.
También hizo lo mismo en el 72 Garitano, que sacó del terreno de juego a un Waldo Rubio que estaba completamente fundido. Lo relevó Mo Dauda.
A esas alturas del partido, el Tenerife estaba cómodo con un Espanyol defendiendo en bloque medio y que había perdido presencia en el área de Soriano.
Pudo sentenciar el encuentro Roberto López tras aprovechar un gran pase de Luismi. Pacheco se hizo grande ante Roberto y evitó el 2-0 con su pie derecho.
El segundo y tercer cambio locales refrescaron el ataque. Luismi y Enric dejaron sus puestos a Teto y Ángel. Con la llegada del minuto 90, Bodiger y el canterano Jesús Belza llegaron al campo para cerrar un encuentro que se prolongaba cinco minutos más.
Los últimos minutos fueron de intranquilidad, ante el acoso a la desesperada de los pericos, pero la defensa insular de mantuvo firme para sumar tres puntos de absoluto prestigio.
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