Los síntomas de los cánceres varían en función del tipo de enfermedad y la etapa en la que se encuentra la persona que lo sufre. Entre los más frecuentes se encuentran los cambios en la piel, en el peso, en la función intestinal o urinaria o en problemas respiratorios, entre otros.
Una de las señales menos conocidas que indican que podemos padecer cáncer son los procesos infecciosos, a los que el cuerpo, para hacerle frente a la fiebre y recuperar su temperatura, responde a través de la sudoración, según indica el Cancer Research de Reino Unido. Los cambios en los niveles hormonales también pueden provocar sofocos y sudores.
Cánceres que se vinculan con una mayor sudoración
- Linfoma de Hodgkin
- Linfoma no Hodgkin
- Tumores carcinoides
- Leucemia
- Mesotelioma
- Cáncer de hueso
- Cáncer de próstata
- Cáncer de riñón
- Tumores de células germinales
- Cáncer medular de tiroides avanzado
Según la AEAL, los síntomas más comunes de esas enfermedades son los sudores nocturnos excesivos, fiebre y escalofríos intermitentes. Se refiere a una transpiración excesiva que provoca que, aun cuando la temperatura en la habitación es adecuada, una persona se despierte empapada en sudor. En ocasiones, la sudoración puede ser tan intensa que llega a empapar las sábanas o la ropa hasta el punto en el que ya no puede dormir con ellas.
Es importante destacar que la sudoración nocturna no implica automáticamente la presencia de cáncer en nuestro organismo. No obstante, si hay sospechas, lo más recomendable es consultar a un especialista médico para que se realicen las pruebas necesarias y obtener un diagnóstico preciso.