En los mercados de primera siembra, o del agricultor, no quedan papas. “Hay un chico que viene, que creo que todavía tiene”, explica una productora en el de San Isidro. En Las Chafiras, San Miguel de Abona, no hay a ningún precio. El producto del país no es escaso, sino inexistente. El amortiguador para esta situación, la que procede de países como Israel o Egipto, está dando sus últimos coletazos. Mientras, la de Reino Unido sigue sin poder entrar en Canarias y la local más próxima es de la cosecha de Vilaflor, que no estará a la venta hasta noviembre o diciembre.
¿Qué ocurre mientras tanto? Que la papa que hay está a cinco euros el kilo en la mayoría de supermercados. Y que la restauración ha buscado, hábilmente, sustitutos. En lugares de Arona o Adeje no se sirve tortilla española. Y en muchos locales de restauración la menestra y las papas congeladas sustituyen a la ensaladilla rusa y a la papa natural.
La clave está en los próximos meses. Roberto Rodríguez, secretario de la Junta del Mercado de San Isidro, ya advierte de que “los importadores han sabido jugar sus cartas”. Explica que “hasta noviembre, por lo menos, no habrá otra vez papa local” y sitúa gran parte del problema en que “apenas producimos una parte ínfima de lo que consumimos en Canarias”.
Polilla en el Norte de Tenerife
La presidenta de los productores agrícolas englobados en Asaga, Ángela Delgado, máxima responsable de una de las principales empresas proveedoras de las Islas, visitó recientemente una explotación en Vilaflor. “¿Quién sabe si esta será la última cosecha de Canarias?”, se pregunta, ante el bloqueo de la entrada a la papa, y la semilla, procedente de Reino Unido. Si no hay semilla, no se puede plantar.
“Seguro que ha habido especulación -asegura-, pero lo que se está produciendo, realmente, es la tormenta perfecta. Antes se solapaban las producciones local y la importación, lo que mantenía los precios controlados”. “Ahora -agrega- la papa local se ha perdido en un 80% en el Norte debido a la polilla guatemalteca y la británica está afectada por el escarabajo colorado. Al ser Canarias una zona libre de escarabajo, ya solo nos quedan nueve o diez países en la misma situación de los que traer la papa”. Entre ellos, Egipto e Israel.
“No hay una única verdad -subraya la presidenta de Asaga-. Egipto e Israel están acabando y toca buscar otros orígenes en los que consumir. Nuestra cosecha se vio perjudicada, con una merma enorme en el Norte y otra más pequeña en el Sur. A eso hay que sumar el calor de marzo, un verano anticipado, que dio lugar a una cosecha muy pequeña. Y Reino Unido, además de retrasar la suya, sufrió la alerta de la EPPO, lo cual dejó el 20 de agosto 23 contenedores de papas en el puerto. Llevamos tres semanas de eso”, explica Ángela Delgado.
El objetivo principal del Listado de Alertas de la EPPO (European and Mediterranean Plant Protection Organization) es llamar la atención de los países miembros de la EPPO sobre ciertas plagas que posiblemente presenten un riesgo para ellos y lograr una alerta temprana. En este caso se produjo por la presencia de escarabajo colorado y, por tanto, se cierran las importaciones del país afectado. Tanto el Gobierno de Canarias como la propia Asaga tratan de que el Gobierno del Estado y la Unión Europea permitan el acceso de aquellos productos que, procediendo de Reino Unido, no lo hacen de Inglaterra. Precisamente porque no solo está en peligro la venta de papas, sino próximas siembras.
Escocia, Gales e Irlanda del Norte
“Hemos intentado y estamos trabajando para que se libere el resto del Reino Unido, como Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Después de muchas reuniones y conversaciones, lo que queremos es un consenso para que esa papa pueda venir, aunque sea bajo ciertas condiciones y, en principio, esperamos que se cumplan nuestras propuestas”, explica la presidenta de Asaga, quien, además, defiende la Orden de 1987.
Esta es una Orden de 12 de marzo de 1987 por la que se establecen las normas fitosanitarias para la importación, exportación y tránsito, tanto de vegetales como de productos vegetales.
“Tendrán que abrir el paso, aunque sea a la semilla porque si no hay semilla, esta puede ser la última cosecha de papas en Canarias”, asegura Ángela Delgado. “Hay consenso en torno a la Orden, a pesar de lo difícil que es mantener el equilibrio entre quienes no quieren que entre nada y quienes no quieren los controles”, explica.
10.000 kilos diarios de papas
Actualmente, la empresa de Delgado es una de las que mayor cantidad de papas provee. “Los 10.000 kilos diarios que proveemos a una cadena de supermercados está más barata de lo que aparece en otros y dura unas pocas horas, con colas de gente para comprar, debido al precio.
La que procede de la cosecha de Vilaflor aportará al mercado un total de tres millones de kilos, aproximadamente y en función de las condiciones climatológicas, pero mientras tanto será necesario abrir Canarias a la entrada de otros mercados. “La de Vilaflor está sembrada, pero tardará en recogerse y estar a la venta”, añade.
Por su parte, el secretario de la Junta del Mercado de San Isidro, que es gestionado por una asociación de productores, también recuerda que “estamos en un trimestre tradicionalmente de importación y no va a haber papas, por lo menos, hasta noviembre. No veo que nadie esté en condiciones de tenerlas antes”, asegura, para explicar que “en las zonas más altas -y frías- se tarda entre cinco y seis meses en recoger y dos o tres meses en los lugares más cálidos, por lo que será a finales de año cuando dispongamos de papas nuevamente”.
El siguiente ciclo será ya para finales del primer semestre de 2024. Una vez finalice la campaña de Vilaflor, habrá que esperar a mayo o junio para disponer, nuevamente, de papa local.
El desastre de la zona Norte
Diferentes personas vinculadas a la producción en el norte de Tenerife confirman el desastre que se produjo este año, tanto por el calor, las altas temperaturas de marzo como por la aparición de la polilla guatemalteca. “Ha sido increíble que, cuando antes se recogían setenta sacos de papas, se han quedado en apenas ocho, todo porque la producción ha sido menor y, además, ha estado bichada”, manifiestan, para confirmar que “la peor situación se ha dado en el Norte, no en el Sur”.
Dionisio Rocha, que es presidente de la Comunidad de Regantes de Las Galletas, considera que el hecho de que la papa inglesa se haya visto afectada por el escarabajo “ha dejado descolocados a los importadores y ha habido que buscar otros mercados”. Insiste, además, en que “el insecto causa un doble problema, porque la semilla tampoco se puede importar y ese es un doble hándicap al que hay que hacer frente”.
Dependencia total del exterior
“Los políticos se tiran de los pelos, pero es que ha habido una gran dejadez en el campo”, dice Rocha, que coincide con la presidenta de Asaga y con el secretario de la Junta del Mercado del Agricultor de San Isidro.
Ángela Delgado advierte de que “somos agricultores canarios. Cubrimos el suministro que podemos con la papa nuestra que hay y, el resto, con lo que se trae de fuera. Pero a ver si, de verdad, aprendemos de esta situación porque solo si tenemos producto local seremos capaces de regular el mercado. De lo contrario -asegura- venderemos al precio que nos quieran poner fuera”.
En la misma línea, Roberto Rodríguez insiste en que “dependemos totalmente de la importación. Siendo optimistas, cubrimos el 10% de lo que consumimos. El resto es de fuera”.
Ángela Delgado (Asaga): “Ni papas a cinco euros ni papas a 60 céntimos”
Ángela Delgado, presidenta de Asaga y proveedora ella misma, explica que “nosotros proveemos a una cadena y lo hacemos a 30 o 40 céntimos por encima de lo que costaba antes”, mientras que “hay quien compra a 85 céntimos y vende, después, a tres euros. Tenemos que aprender de esto, a que solo si contamos con papa local vamos a poder regular el mercado. De lo contrario, venderemos al precio que nos quieran poner” desde fuera, agrega.
Delgado recuerda que “antes de la pandemia íbamos a protestar porque los agricultores llevan años perdiendo dinero y unos precios tan bajos no nos compensan”, asegura, al tiempo que explica que “la gente mayor se jubila y los jóvenes no quieren llevar esa misma vida. En Reino Unido, por ejemplo, muchos agricultores se han pasado a los cereales por la escasez generada por la guerra de Ucrania”.
“Ni papas a cinco euros ni papas a 60 céntimos”, resume la presidenta de Asaga, que insiste en que “tenemos que olvidarnos de las papas a 60 céntimos. A partir de ahora la papa tiene que pagarse al agricultor, por lo menos, a un euro el kilo” para que compense y no se deje de cultivar.