Entre folclore y reguetón, entre tradición y modernidad, entre religiosidad y jolgorio, la Virgen del Socorro regresó ayer tarde a la parroquia de San Pedro Apóstol, después de bajar el jueves a su caserío, acompañada por unas 30.000 personas. En la tradicional Subida, pese a ser viernes y festivo, el número disminuyó -se calcula unas 10.000 personas-, aunque a medida que ascendía se fueron uniendo devotos y no devotos que terminaron emocionados cuando la Virgen se volteaba en la puerta de San Pedro para despedirse hasta la próxima Bajada, aunque en noviembre está previsto que realice su peregrinación lustral por los hitos históricos como la cueva de Chinguaro.
No son pocos los que aún siguen considerando la Subida mucho más auténtica que la Bajada, quizás por ser más familiar, más recogida, más religiosa o por mantener tradiciones como la de los pares o nones y el emotivo descanso a mitad de camino, en La Tahona, donde siempre una vecina le limpia el rostro a la Virgen. En este caso, ese honor le correspondió a María del Carmen Díaz Delgado.
No obstante, hay dos subidas, esa recogida y religiosa, y otra bien distinta que protagonizan las carrozas y los jóvenes, cuando el sonido del bucio o las parrandas queda apagado por los decibelios del reguetón o la música tecno, acompañado por una buena dosis de alcohol, cual botellón andante, que concluyó, casi a medianoche, con la gran verbena de la orquesta Maracaibo en San Pedro, con su imprescindible Marejada.
Desde primera hora de la mañana, el caserío del Socorro se mantuvo en fiestas, primero con la ofrenda floral de atletas venidos de todo el Valle -la décima edición- y después con hasta tres concelebraciones religiosas: la del mediodía, con la música de Amigos del Arte, y las voces del coro Miguel Castillo, sin que faltara el emocionante pasodoble Al Socorro, poco antes de que la Virgen procesionara por el caserío. Ya por la tarde, en la última de las misas de acción de gracia, oficiada por Pedro Pérez, se despidió a la Virgen, que inició la tradicional Subida, cuando el sol se escondía entre las nubes.
En torno a unas 10.000 personas, mayoritariamente güimareros, algunos incluso venidos de Australia -ayer fue festivo en el municipio-, comenzaron el camino mientras detrás partían una veintena de carrozas que participaron en la Bajada; en esta ocasión, con un notable protagonismo juvenil.
Durante el camino, se regresó al pasado con el juego de pares o nones, que consiste en coger unas almendras en la mano y, manteniendo el puño cerrado, preguntar a la persona del otro sexo que se encuentre la siguiente frase: “¿Pares o nones?”. Si la persona interpelada acierta, hay que darle todas las almendras ocultas en la mano. Hay quien dice que con este juego se cerraron muchos matrimonios en Güímar. Tras el descanso en La Tahona, se prosiguió camino hasta La Asomada, ya de noche, cuando los peregrinos le entregan la imagen al colectivo guanche, bajo una lluvia de voladores, para trasladarlas hasta la ermita de El Calvario, donde le esperaban las autoridades y la banda de Amigos del Arte. Así, dio inicio la solemne procesión hasta la parroquia de San Pedro, donde fue recibida en la puerta principal, pasadas las diez de la noche, a ritmo del tajaraste de la Danza de Cintas.
Allí se dieron cita los que caminaron por devoción y fe, los que lo hacen con parrandas de amigos, mientras que a cuentagotas fueron llegando los más jóvenes, aquellos que acompañaron a las carrozas -carros en realidad- para hacer su botellón particular, y que terminaron sumándose cual marejada a la verbena.
Octava y ofrenda
Los actos en honor a la Virgen del Socorro proseguirán a lo largo de la semana, pero ya con un carácter exclusivamente religioso, con una fecha señalada, la del viernes día 15 con la solemne misa de la octava de El Socorro, la entrega de medallas, la procesión y la ofrenda de alimentos que empresas y particulares hacen para las familias más necesitadas del municipio de Güímar.