La comida llegó a la tele para quedarse hace mucho tiempo, pero hoy en día las series de temática gastronómica tienen un éxito arrollador. Esto es porque te permiten viajar por el mundo sin salir de casa a través de la comida. No hace falta más que echar un vistazo a las plataformas de televisión para ver que están repletas de documentales y series con la comida como auténtica protagonista. En particular, quien escribe, acaba de terminar la segunda temporada de la serie ‘The Bear’ y me ha parecido una pasada.
Una de las series documentales sobre gastronomía que más me ha gustado y que más éxito ha cosechado en una de las plataformas de streaming es ‘Las crónicas del taco’. Trata sobre este popular platillo: los tacos mexicanos. Cada capítulo versa sobre un tipo de taco, habla sobre su origen e historia, su significado para los pobladores del lugar de origen y los mejores lugares para comerlos y chefs que los preparan. Si no la has visto te la recomiendo al cien por cien.
¿Pero por qué es de mis preferidas? Porque el taco es uno de los platos por excelencia de la cocina mexicana, mi favorita sobre todas las demás. He podido disfrutar de sus platos alrededor del mundo en cada uno de mis viajes. Y como por trabajo he estado en México en dos ocasiones, pues se podrán imaginar cómo me he puesto.
Me gusta tanto el taco que se podría decir que he desarrollado mis propias ‘Crónicas del taco’ porque no me canso de inventar nuevas combinaciones y sabores para este platillo en mi propia cocina: tacos con lubina, con carne e, incluso, tacos de gofio con ropa vieja canaria.
Para este capítulo de mis crónicas del taco, he recurrido al pollo (un clásico) y a la pitaya para darle un toque fresco. Una receta saludable, baja en hidratos de carbono e ideal para un almuerzo fresco o una cena ligera. El pollo, las verduras y la pitaya que he usado son producidos y cultivados en Canarias y los he comprado en supermercados Lidl Canarias.