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La espiral alcista del alquiler en Canarias se torna imparable

La falta de oferta, la competencia vacacional y la nueva ley impiden una estabilización, según los expertos, y apuntan que pronto se superarán los 1.000 euros mensuales en zonas turísticas
La espiral alcista del alquiler en Tenerife se torna imparable

Ya son muchos años con advertencias, quejas, titulares, reportajes, promesas electorales y hasta leyes sobre los imparables (y muchas veces impagables) precios de alquiler y venta de las viviendas en España y Canarias. Sin embargo, la situación no se ablanda y parece que se mantendrá la espiral alcista. Esa es, al menos, la impresión trasladada a DIARIO DE AVISOS por diversas inmobiliarias de Tenerife que operan en el sur, norte y área metropolitana.


Según coinciden, la aplastante falta de oferta (“jamás vi algo igual”), la creciente competencia “desleal” de los alquileres vacacionales en zonas turísticas, pero ya casi en cualquier sitio, así como una ley de Vivienda que no les convence, al menos a dos de ellas, suponen un cóctel explosivo con tendencia al infinito y que sigue desesperando a las clases medias y bajas a la hora de encontrar un hogar mínimamente acorde a sus necesidades.
El último informe sobre la pobreza, de hecho, apunta a estos precios como uno de los principales factores que no solo afectan a la calidad de vida o la disponibilidad de recursos, sino que definen claramente el estatus de cada familia o ciudadano. En las zonas más tensionadas de Canarias, como las áreas más turísticas o capitales como Santa Cruz de Tenerife o Las Palmas, los precios medios de alquiler se sitúan ya en torno a los 900 euros y todo apunta a que pronto superarán los mil, cifra prohibitiva para buena parte de la sociedad dada la precariedad salarial pese a que el empleo presenta desde hace tiempo cifras récord (jamás hubo tantos trabajadores de alta en la Seguridad Social) y el paro se sitúa en España en el 11%, lejos de la media de otros países desarrollados, pero bastante alejado de los de la crisis de la COVID o la financiera de 2008-13.


Vanessa Rubio, de la inmobiliaria Olympo, conoce muy bien el mercado en el área metropolitana de Tenerife y del resto de la isla. A su juicio, hay un desequilibrio demasiado grande entre la oferta y la demanda, “sobre todo en el alquiler. Desde este año, y porque el Euribor está casi ya en el 4%, hay más dificultades para vender, salvo lo que se hace al contado. De hecho, el número de hipotecas sigue bajando. No es como la crisis de 2008, que fue más concreta; esto es más general, no un sobreendeudamiento de las familias”.


Desde su prisma, la reciente ley de vivienda del Gobierno central “no ayuda” a que se estabilicen o bajen los precios de alquiler “por sus perjuicios para los propietarios, a los que les compensan más otras opciones que aceptar un 2% de subida de la renta del alquiler este año o un 3 el próximo. Los dueños, que en un 80% son pequeños propietarios, se sienten desprotegidos, hay inseguridad jurídica y están optando por el alquiler vacacional porque obtienen más beneficios. Esto, por supuesto, está haciendo que suban más los precios y no parece que la situación vaya a cambiar a medio, incluso, largo plazo”.


Rubio es pesimista respecto a 2024. “La cosa se va a poner peor. El Gobierno de Canarias lleva años sin política de vivienda, el alquiler vacacional está totalmente descontrolado y no tiene sentido que se oferten casas a turistas en Taco, Las Chumberas u Ofra, aparte de los casos de ocupación”.


Con pequeños matices, desde Falbrant Gestores Inmobiliarios (La Orotava), que trabaja en todo el Valle, se pone el énfasis en la falta de oferta. Hasta tal punto, que en muchos momentos de los dos últimos años no publicitan nuevas casas que consiguen para alquiler debido a su lista de espera, dándole prioridad a los clientes que creen con más opciones de convertirse en inquilinos, bien con seguro de alquiler o sin él.


“Desde hace dos años, es imposible encontrar nada a 300 o 400 euros, salvo que sean pisos a compartir o habitaciones. No entra casi nada nuevo, muchos clientes esperan durante largos meses y lo que hoy está en 400, 500 o 600 euros, si los inquilinos dejan esa casa, al día siguiente los precios ya están en 600, 700, 800 o más”. Frente a los tiempos en los que ofertaban más de una veintena de viviendas para alquilar, ahora apenas cuelgan tres o cuatro en su sitio web y, desde que aportan una nueva, las llamadas suelen superar las 30 el primer día. Además, y aunque a veces tardan un poco más por distintos avatares, raro es el caso en que una casa no se alquila en un plazo corto o muy corto.

Para esta empresa, el aumento de los precios de vivienda en venta se debe también a la falta de oferta y al hecho de que “muchos extranjeros están comprando al contado. Suele ser gente mayor que vende su casa y prefiere pasar sus últimos años en la isla, por lo que estudios que hace unos años estaban a 60.000 euros, ya es imposible encontrarlos por debajo de 100.000”.


Más contundente, aún, se muestra Francisco Algarra, de Promotions Centre. Este inmobiliario parte del mundo del turismo y la promoción urbanística y en sus más de 40 años de experiencia en Tenerife ha visto de todo. Llegó a tener 6 oficinas y aún trabaja en el sur, norte y otras áreas. Eso sí, lo que no había vivido “nunca” es la actual falta de oferta. A su juicio, esta es la causa principal del problema, lo que explica en gran parte “por el tiempo sin hacerse promoción pública o privada”.


Además, se queja de que, en sitios turísticos como el Puerto no se apostase por proyectos de renovación de edificios muy atractivos, “como uno previsto junto a la plaza del Charco” y, en cambio, se hicieran casas de promoción pública, en su opinión, poco acordes con la zona.
Para Algarra, la vivienda pública ha de ofertarse en municipios como Los Realejos, La Orotava, Santa Úrsula y en zonas como El Tope (el Puerto, “promoción que se hizo muy bien”), aunque alerta de los cambios en planes parciales como los de La Quinta y de la falta de suelo y de relevo generacional entre los propios promotores, “que ya tienen una edad y, aunque se hicieron muchos muy ricos, ahora nadie quiere arriesgarse con grandes proyectos y se va a escapar. No se puede esperar –añade- que, en zonas como el Puerto, donde se vende a 3.000 euros el metro, un promotor construya protección oficial por mil euros o un poquito más. Lo normal en Europa y otros sitios es que haya gente, trabajadores, a la que le sea imposible vivir en ciertos sitios porque es una cuestión de precios, de oferta y demanda”.

“EL ALQUILER NO EXISTÍA”


Algarra ha vivido la evolución del alquiler y las ventas en la isla. “Hasta hace unos 10 años, no trabajábamos con alquileres. Casi estaba prohibido hablar de ellos porque no se quería que los que iban a comprar escucharan los problemas de los que alquilaban. En un 80%, vendíamos a alemanes de 60 años para arriba, jamás con una hipoteca y comprando en estructura, primero en el Puerto y, desde los 90, más en el sur. Ahora, los alquileres suponen casi el 70% de nuestro negocio, pero el problema es que no hay oferta. Los bancos empezaron a no dar un duro y los canarios, lentamente, sacaron el dinero cabreados para comprar estudios o pequeños apartamentos y, ahora, tras 10 años, ha desaparecido todo y solo hay alquiler, con una media de 700 por una habitación y, de ahí, hacia arriba. Eso sí, a los que vemos por internet de 1.000 o 1.200 euros por una habitación ni les hacemos caso porque es una locura. De hecho, muchos alemanes, que antes eran nuestro mejor mercado, ahora necesitan un mini job para superar los 2.000 euros de pensión y se echan las manos a la cabeza cuando ven precios a 700 u 800”.


En este sentido, lamenta también los perjuicios del alquiler vacacional, que cree que debería desaparecer por la competencia desleal, los perjuicios para los precios y hasta los efectos en la pobreza. Asimismo, subraya las dificultades de las inmobiliarias para lograr nuevas casas a ofertar. “De hecho, a los que quieren alquilar y son muy exigentes con precios y condiciones, les digo que, un día después, no encontrarán ni lo que se les ofrece en ese momento”.


En su opinión, todo apunta a que la situación seguirá igual, si bien no descarta algún cambio por la incertidumbre bélica y política en el mundo y España.

El Gobierno aboga por el derecho de superficie como vía para obtener viviendas

Según explicó recientemente el consejero de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, en el Parlamento autonómico, el Ejecutivo apuesta por impulsar el derecho de superficie para intentar aumentar la oferta de casas en el mercado para poder propiciar en las Islas alquileres asequibles a través de la colaboración público-privada. Para ello, la empresa pública Visocan dispone de suelo urbano consolidado para construir viviendas a través de este mecanismo mediante operadores privados y para un periodo de 75 años, si bien se pondrían en alquiler a precios moderados, tal y como se está haciendo en Cataluña, Madrid o Valencia.


El Ejecutivo ha trabajado un plan de choque que complemente los planes de vivienda regional y estatal, así como las ayudas europeas, para agilizar las soluciones a este gran problema, bien con el Instituto Canario de la Vivienda (ICAVI) o con Visocan.


Entre otras medidas, se pretende cubrir 72 plazas vacantes del ICAVI para mejorar la atención ciudadana y hacer frente a las solicitudes y expedientes de las diferentes campañas. Asimismo, se sigue negociando con los ayuntamientos y los cabildos la cesión de suelo con el objetivo de agilizar los trámites para crear una bolsa disponible para futuras actuaciones. Para ello, se elaborará un estudio regional, isla por isla, para detectar suelo potencialmente apto para la construcción de vivienda protegida de promoción pública.


Asimismo, se modificará el Módulo Básico Canario (MBC), intacto desde 2003 y que, a juicio del Ejecutivo, frena la colaboración público-privada y la licitación de proyectos si no se contempla el incremento de los costes de la construcción. Además, se cambiará el decreto de adjudicación de viviendas de promoción pública con el fin de hacerlo “más justo”.

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