la laguna

Calle San Agustín (I) (Antigua calle Real, Los Mercaderes y del Santo Espíritu)

En la esquina de la calle del Agua (hoy, Nava y Grimón), donde actualmente está el Casino de La Laguna, empieza la calle de San Agustín, una de las principales y más antiguas de la ciudad
Calle San Agustín (I) (Antigua calle Real, Los Mercaderes y del Santo Espíritu)
Calle de San Agustín. Mari Cruz del Castillo Remiro

Por Domingo Medina.| En la esquina de la calle del Agua (hoy, Nava y Grimón), donde actualmente está el Casino de La Laguna, empieza la calle de San Agustín, una de las principales y más antiguas de la ciudad. El nombre de calle Real aparece en las Actas del Cabildo en 1505. Según la historiadora Manuela Marrero, “en ocasiones se le nombra por la calle real; sin embargo, en idea de la época, todas las calles son reales por pertenecer al rey al igual que los caminos reales. En los documentos están diferenciados los caminos y las veredas de los guanches, estos no son reales”.

El nombre antiguo como calle de Los Mercaderes consta en las Actas del Cabildo desde 1508 hasta 1511, y el de Santo Espíritu viene de la advocación al Espíritu Santo, nombre que se le puso a la iglesia del monasterio construido por los monjes agustinos en esa calle, y que tienen como fundador a San Agustín. En las Actas del Cabildo de 1808 ya aparece con el nombre actual de calle de San Agustín.

Esta vía fue empedrada en 1542, más tarde fue adoquinada y actualmente está pavimentada con losetas de piedra. Es una de las vías del centro histórico junto a la de La Carrera, que mayor número de edificios antiguos mantiene.

Al comienzo de la calzada, por el lado izquierdo según se sube, está el lateral del palacete donde está el Casino de La Laguna, la siguiente vivienda fue la principal del corsario Amaro Rodríguez Felipe (Amaro Pargo). A continuación, se encuentra la vivienda de la familia Van den Heede, su primer propietario don Guillermo, fue un comerciante que llegó a La Laguna en 1725, procedente de los Países Bajos. El magnífico edificio es un ejemplo de la arquitectura tradicional canaria, conserva en su interior un extraordinario patio claustrado con altas columnas y zapatas, entresuelo, y como era tradicional, un granero en la parte alta. Esta vivienda perteneció más tarde a don Emilio Gutiérrez Salazar, y actualmente es propiedad de sus herederos. Por el lado derecho se conservan varias edificaciones de bastante valor arquitectónico, en una de las cuales está la sede de la empresa mixta Teidagua. Haciendo esquina con Viana, por este mismo lado, y en un edificio antiguo recientemente restaurado, se ha instalado un hotel que lleva el nombre de San Agustín.

A continuación, una vez que esta calle se cruza con la de Viana, nos encontramos con la Casa Linares, vivienda de tres plantas con sótano, de hermosa carpintería y rematada de teja. Esta edificación fue construida por Francisco Linares en 1750. En ella estuvo instalada la Escuela Normal de Maestros, la de Aparejadores y la de Peritos Agrícolas, hasta su traslado a la casa Román, en esta misma calle, donde actualmente está la UNED.

La casa Montañés es uno de los edificios más distinguidos de San Agustín. Vivienda de dos pisos con entresuelo que se edificó en 1746 por su propietario el sargento mayor Francisco Montañés. Actualmente, y después de una amplia y magnífica reforma, es sede del Consejo Consultivo de Canarias. Posee un patio canario en su interior digno de visitar.

Recientemente restaurada, en la siguiente vivienda, por este mismo lado de la calle, se ha instalado la sede de la Fundación Cristino de Vera y el Espacio Cultural Caja-Canarias, adaptando la vieja casona del siglo XVIII, que fue residencia de José Martín Méndez, deán de la Catedral de La Laguna, y que más tarde pasó por herencia a la familia Saavedra Martínez Barona.

Considerada como una de las casas o palacios más importante de La Laguna, y haciendo esquina con Tabares de Cala, se encuentra la casa o palacio Lercaro, que fue mandada a construir en 1593 por el teniente general de la Isla y doctor en leyes, don Francisco Lercaro de León, que nació en Las Palmas de Gran Canaria, hijo mayor del genovés Jerónimo Lercaro, casado con Catalina Justiniani y Justiniani. La vivienda se construye sobre un solar del escribano público Gaspar Justiniano.

En esta edificación destaca su portada de estilo genovés, que conserva el escudo de armas de su primer propietario. En su interior sobresale el gran trabajo en madera de los artesonados y corredores. El palacio Lercaro fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento en 1983.

Este edificio fue adquirido por el Cabildo Insular y se destinó como Museo de Historia y Antropología de Tenerife, en noviembre de 1993, que nos transporta por la historia de nuestra Isla desde la época de la Conquista hasta nuestros días.

LA LEYENDA DE LERCARO

Cuenta la leyenda, trasmitida de forma oral desde siglos en La Laguna, que una joven llamada Catalina Lercaro, iba a casarse de forma obligatoria con un hombre mayor del que no estaba enamorada. El día de la boda y ataviada con el traje de novia, se suicida tirándose a un pozo que estaba en el patio trasero de la casa. Como consecuencia de este suceso la familia Lercaro abandonó La Laguna y trasladó su domicilio a La Orotava.

En 1802 en La Laguna, según cuenta en su Diario Juan Primo de la Guerra, “el lunes de carnaval, apenas se vieron máscaras por el pueblo. Los que habían formado la de los indios en la noche antecedente se congregaron ayer en la casa que don Diego Lercaro tiene vacía en la Calle Real”.

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