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El CD Tenerife supera las adversidades y conquista un triunfo para ser líder

Heroico partido de los blanquiazules, que se sobreponen ante el Burgos a la expulsión de Mo Dauda; Soriano detiene un penalti y, gracias a los goles de Roberto y Gallego, duermen en cabeza
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Imagen del Tenerife-Burgos. / Fran Pallero

Triunfo titánico de un CD Tenerife que jugó con uno menos durante toda la segunda parte para superar a un Burgos que vendió muy cara su derrota. La expulsión de Mo Dauda en la recta del final del primer acto cambió un partido muy cerrado. Dos certeros chispazos, uno de Roberto López y otro de Enric Gallego, desde el punto de penalti, pusieron en ventaja a un Tenerife que acabó sufriendo después de que el cuadro burgalés acortase distancias también desde los once metros. Séptima victoria de los blanquiazules, que duermen en posiciones de ascenso directo.

El Burgos se encerró atrás desde que el colegiado pitó el inicio y planteó un partido sin espacios para el Tenerife, al que le faltaba algo de chispa probablemente por el excesivo calor que caía a plomo sobre los jugadores a la hora del encuentro. Le faltaba algo de dinamismo a un equipo que disfrutó de su mejor ocasión en el minuto 23. Se internó Mo Dauda por la izquierda para poner atrás un balón que Enric Gallego remató demasiado alto. No colocó bien el cuerpo el punta, que desaprovechó una gran ocasión para batir a Caro.

En la recta final se complicó la vida el colegiado de la contienda en dos acciones consecutivas. En la primera expulsó al preparador físico del Tenerife, mientras que en la segunda el cuadro local se quedó con uno menos tras ver la segunda amarilla Mo Dauda. Saltó el jugador africano con Unai Elgezabal y con el codo de su brazo izquierdo impactó en el rostro del futbolista burgalés. Moreno Aragón no se lo pensó y de inmediato pitó el penalti favorable a los visitantes. Además mostró la segunda amonestación a un Dauda que no se creía el doble castigo que le aplicaba el trencilla. Curro Sánchez se hizo con el balón para transformar la pena máxima, pero se encontró delante con el mejor portero de la categoría: Juan Soriano. El meta tinerfeñista paró el penalti despejando el balón a un córner que, tras ser sacado, no tuvo más consecuencias. Inmensa la ovación que se ganó el meta andaluz. Sin Dauda sobre el terreno de juego, Garitano pasó a jugar con un 4-4-1.

La segunda parte arrancó con un cambio en las filas del CD Tenerife. Loïc Williams, con problemas físicos, se quedó en los vestuarios para que entrase Bodiger. El francés se colocó en el medio, por lo que el polivalente Sergio González retrasó su posición para incrustrarse en la zaga junto a Amo.

Con uno menos, al Tenerife le tocaba sobreponerse a un Burgos ultradefensivo que había tenido su oportunidad. Pero la desperdició. Ni olvidó ni perdonó el cuadro tinerfeño, que en la segunda mitad puso la maquinaria en marcha.

No tardaron los blanquiazules en abrir la lata. La jugada fue para enmarcar. La inicia en el costado Medrano, que trianguló con Corredera para emprender una carrera plena de fe por la izquierda. LLegó hasta la cocina para servir un pase atrás que lo aprovecha Roberto López para colocar un misil alto que se coló como un obús en la meta de Caro. Golazo del ’14’, que sigue demostrando que está de dulce.

Acto seguido le cayó el segundo al cuadro burgalés. En un saque de esquina, Mumo agarró por la camiseta a Sergio González y el trencilla apuntó, de nuevo, al punto de penalti. Enric Gallego colocó la bola y fusiló a un Caro que adivinó la trayectoria del balón. 2-0 y el Heliodoro se convirtió en una fiesta absoluta.

Pero el partido no había acabado y el Burgos prometía seguir presentando batalla.
Vaya que lo hizo. Acortó distancia Jon Pérez Bolo volviendo a la línea de los once metros. Amo cometió un error garrafal metiendo la mano en una acción queel colegiado dejó seguir, pero luego fue a revisar en el monitor del VAR. La imágenes no dejaron lugar a dudas: mano clarísima.

Se repitieron los protagonistas de la primera mitad: Soriano bajo palos y Curro con la bola. Esta vez el atacante rival ajustó a la izquierda con fuerza. Soriano lo volvió a ver, pero no alcanzó para despejarlo. 2-1 y tocaba sufrir.

Los últimos minutos de encuentro fueron de acoso y derribo para un Burgos al que le fue imposible superar la rabia, la lucha y la entrega de un Tenerife que decreta el estado de felicidad permanente.

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