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“Nunca habíamos visto tantos menores en Senegal con la idea de venirse a Canarias”

"Te ponían a los niños en los brazos para que te los trajeras", asegura Sonja Arup, fundadora de la asociación Starup-Corazón Solidario
"Nunca habíamos visto tantos menores en Senegal con la idea de venirse a Canarias"

La Federación de Asociaciones Africanas en Canarias (FACC) y la asociación Starup trasladaron este verano a las autoridades españolas un mensaje premonitorio tras recorrer con un proyecto de cooperación los pueblos de Senegal de donde suelen salir más cayucos: miles de jóvenes se estaban organizando para la travesía, muchos de ellos menores.

“Nunca habíamos visto tantos menores con la idea de venirse a Canarias. Te ponían a los niños en los brazos para que te los trajeras, yo me vi en varias ocasiones con niños y niñas cuyos padres querían que me los trajera para acá”, ha relatado este jueves Sonja Arup, fundadora de la asociación Starup-Corazón Solidario e impulsora de un proyecto de ayuda a menores víctimas de acoso (“Código A”).

La FAAC y esta entidad benéfica reúnen este miércoles en Casa África en una jornada a miembros de los equipos de seguridad, sanitarios y de emergencia que intervienen en la acogida de los menores que llegan a Canarias en pateras y cayucos para ofrecerles algunas claves que mejoren las vías de integración de esos chicos y para que puedan detectar situaciones de abuso o trata que hayan podido padecer durante su tránsito a Europa.

Antes de este verano, el Gobierno de Canarias tutelaba en centros y familias de acogida a algo más de 2.500 menores. En estos momentos, tras la llegada de decenas de cayucos, básicamente en octubre, la cifra de menores solos bajo su responsabilidad ronda los 4.500.

Al comienzo de estas jornadas en Casa África, Sonja Arup ha explicado que en el viaje que el presidente de la Federación de Asociaciones Africanas en las islas, Mame Cheikh, y ella misma hicieron a Senegal y Gambia a principios de verano en un programa de cooperación humanitaria que apoya el Gobierno canario percibieron un ansia por emigrar a Europa como no habían visto en mucho tiempo, en un contexto de importante tensión económica, política y social.

“Fuimos visitando los puntos calientes (de salida de cayucos) y nos dimos cuenta de todas las personas que estaban dispuestas a emigrar, vimos cómo grupos en diferentes regiones estaban organizándose para saber el coste y la forma de venir”, ha añadido.

Mame Cheikh, nacido en Senegal, ha corroborado que en su país hay numerosas familias en situación “vulnerable, desesperada”, pero ha subrayado que no se trata de algo puntual, sino que puede observarse en numerosos países del África Subsahariana.

“Lo estamos viviendo, hay una llegada continua y masiva a Canarias”, ha señalado Cheikh, quien recuerda que las islas llevan recibiendo pateras desde 1994, por lo que ya no le ve sentido a manejar palabras como “crisis”, porque se trata de una “realidad que hay que afrontar, ya que África está como está, desgraciadamente”.

El presidente de la Federación ha subrayado también que los jóvenes africanos han perdido el miedo a los peligros del cayuco.

“Claro que saben que en las pateras hay riesgo, que pueden morir, pero si no tienen vida allá en el continente, ni esperanza, dicen: ‘mira, mi vida no vale para nada, yo voy a salir a buscar otra oportunidad’. Como ven que hay gente que está llegando y que se puede llegar, ya no hay miedo. Antes venían los jóvenes fuertes, ahora viene las mujeres con sus niños”, ha advertido.

En estas jornadas, la Federación quiere sensibilizar a todos los organismos implicados en la atención a menores para mejorar su integración, exponiendo algunos problemas que detecta con frecuencia, empezando por la barrera idiomática.

Cheikh, que trabajó como educador en centros de Gran Canaria, ha explicado a título de ejemplo que en muchos de estos recursos de acogida solo tienen personal que habla francés, porque dan por hecho que los chicos entienden ese idioma, oficial en sus países, pero la realidad es que muchos no han ido a la escuela y hablan lenguas africanas.

También pide que se preste atención a la frustración que sienten chicos que llegan deseando empezar a trabajar para enviar dinero a casa y se encuentran con otro contexto cultural, el europeo, en el que con su edad les corresponde estudiar y formarse, no trabajar. 

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