Ni siquiera habían empezado a circular las guaguas cuyas rutas han sido desviadas hacia la santacrucera calle de Ramón y Cajal y el entorno de la plaza Militar registraba ya a media hora del pasado viernes un escándalo inusitado por estos lares hasta hace apenas unos días. Durante los tres cuartos de hora que duró la conversación de este periódico con un nutrido grupo de vecinos y comerciantes movilizados contra los cambios adoptados en el tráfico de la zona, hasta en siete ocasiones los conductores atrapados por el cuello de botella provocado en el cruce de dicha calle con Galcerán manifestaron su malestar con un estridente coro de pitas. “Si esto ya esta así no quiero ni pensar lo que pasará cuando empiecen a subir las guaguas desde Miraflores, con ese semáforo que como máximo pasan cinco vehículos. Han matado la calle”, sentencia uno de los afectados.
El precedente
Para conocer el contexto en el que surge este conflicto vecinal hay que remontarse al que tuvo como escenario la calle de Serrano, paralela a Ramón y Cajal aunque más estrecha (apenas un carril) y donde el paso de las guaguas que cubren la ruta 014 (Santa Cruz-La Laguna por La Cuesta) ya motivó reiteradas quejas entre sus residentes. Precisamente y, tras años de lucha, el Ayuntamiento atendió al fin dicha protesta desviando las guaguas hacia Ramón y Cajal. “Nosotros nos alegramos por los vecinos de la calle Serrano -coinciden los ahora perjudicados- y en absoluto pedimos que vuelvan a pasar por allí las guaguas, pero es que para arreglar un problema han provocado otro todavía mayor”, reflexiona Pilar, vecina de Ramón y Cajal en la parte más cercana a la Rambla y donde la presencia de un centro educativo público como el San Fernando no ayuda en absoluto a la problemática que nos ocupa. “Lo peor es que justo han venido a instalar una nueva parada de guaguas delante del colegio”, denuncia dicha vecina.
Sea como fuere, fue a partir del pasado sábado cuando las guaguas comenzaron a desviarse hacia esta arteria clave para la circulación en Santa Cruz de Tenerife, si bien será hoy lunes, primer día laboral, cuando se aprecie realmente su impacto en el tráfico. Las perspectivas no se antojan halagüeñas dado que “a las cuatro rutas de Titsa que ya pasaban por Ramón y Cajal se han sumado otras tres para un total de siete”, explican los vecinos antes de facilitar la relación de las mismas. Además de la citada 014 (con una frecuencia de ocho minutos), se trata de la 026 (también hacia La Laguna y que pasa cada 20 minutos), la 137 (Santa Cruz-Tacoronte y de servicio nocturno), la 901 (Intercambiador-Cuesta Piedra, cada 20/30 minutos), la 228 (Santa Cruz-Los Campitos, con frecuencias que oscilan desde 15 minutos a la hora), la 971 (Intercambiador-Ofra y cada hora o dos horas) y la 972 (Intercambiador-Cuesta Piedra, con servicio nocturno cada cuarto de hora).
Ineficiencia
“No hay que ser un especialista para darse cuenta que estas rutas, en realidad, compiten entre ellas, lo que no tiene sentido y desde luego no está bien planificado”, explican a DIARIO DE AVISOS profesionales con muchos años de experiencia frente al volante de guaguas tinerfeñas. “Hay alternativas claras como puede ser desviar alguna ruta hacia Benito Pérez Armas (por donde ahora apenas hay un servicio cada media hora), o también utilizar el Viario del Barranco de Santos para las que circulan hacia el barrio de La Salud), añaden a este respecto.
Lo cierto es que, sin comenzar el aluvión de guaguas descrito, hay que dar la razón a estos vecinos y comerciantes de Ramón y Cajal cuando sostienen que estos cambios ya causan problemas antes inexistentes. Como se adelantó al principio, los que quieren salir de Ramón y Cajal hacia La Salle por Galcerán comparte ahora carril con quienes siguen rectos hacia la calle de La Noria, y el resultado es un colapso en el tramo a la altura de la plaza Militar. Basta con sentarse junto a sus históricos kioscos de prensa para comprobarlo in situ. “Tanto el tráfico de Ramón y Cajal como el de Miraflores, la X o Vilaflor salen perjudicados”, apunta Jorge. Si quedaba alguna duda, otro bocinazo colectivo le da la razón.
Contaminación acústica, congestión del tráfico y dudas sobre si puede afectar a la seguridad en la salida de los alumnos del San Fernando. Son los tres principales problemas que ponen sobre la mesa estos vecinos y comerciantes, cuyas demandas han recopilado en un escrito que tienen previsto presentar ante el registro municipal este mismo lunes. “Hay otras cuestiones como la reducción de plazas de aparcamiento, que desde el Ayuntamiento dicen haber compensado con las creadas en la calle de Alfaro pero que en absoluto cubren las perdidas con estos cambios”, resume Juan José. Sobre este tema en concreto aporta más Jorge al señalar hacia los negocios del final de Ramón y Cajal (un tramo que lleva a la Prolongación de mismo nombre tras superar el cruce con Galcerán) y donde la doble fila (esa suerte de autogestión popular de la carga y descarga más o menos tolerada si no perjudica al tráfico) era hasta ahora un atractivo para captar clientes que han perdido de la noche a la mañana.
Hay más. Otro vecino, Avelino, muestra su asombro por “la falta de información por parte del Ayuntamiento. Nos han impuesto los cambios sin consultarnos, por mucho que se hayan reunido con vecinos de la calle Serrano, como al parecer tuvo lugar. Hemos solicitado una reunión hasta en cinco ocasiones -asegura- y aún estamos esperando por la Concejalía de Movilidad y por la de Distrito”. Juan José profundiza al respecto dado que tiene “dudas sobre la legalidad de estas decisiones, dado que ni hemos tenido acceso al expediente y, desde luego, no hubo plazo de alegaciones. No me extrañaría que todo el asunto acabase en los jugados”, apostilla. Jorge añade otro dato: “Como empresarios afectados, nos dirigimos a la Concejalía de Comercio pero, francamente, nos dieron largas y fueron algo ecépticos sobre si seríamos escuchados”.
Primeros pasos
No solo se quejan. Este grupo de ciudadanos se ha movilizado para pedir a las autoridades municipales que rectifiquen. Además de la presentación del escrito donde se compilan sus argumentos, el pasado viernes ya cursaron una reclamación oficial para solicitar el expediente en cuestión y así verificar si su tramitación ha sido o no correcta.
“Entre las guaguas, la congestión del tráfico que ya vemos han provocado, el lógico trasiego de entrada y salida al colegio más los camiones que abastecen diariamente a los grandes supermercados de la calle… Nos parece muy bien fomentar el transporte público, pero no en detrimento de la salud de las personas que vivimos en esta parte de Santa Cruz”, concluye Pilar.