crisis migratoria

Tama, el traductor voluntario que “suma familiares” con cada cayuco

Colabora con Cruz Roja en la entrega de ropa, bebida y mantas, y ayuda a sus compatriotas a transmitir sus necesidades en bámbara o en francés
Tama, el traductor voluntario que “suma familiares” con cada cayuco
Migrantes en el puerto herreño de La Restinga. / Norchi

Por Christian Afonso (EFE) | Cada vez que llega un cayuco a la isla de El Hierro un equipo de voluntarios y sanitarios son las primeras caras que ven los migrantes al pisar tierra, entre ellos traductores como Tama Doucoure, un joven que llegó hace casi tres años a Europa de la misma manera y que se alegra por poder “sumar” familiares con cada embarcación.

Son poco más de las 15.30 horas en el muelle de La Restinga, epicentro de la llegada de migrantes a El Hierro, y miembros de Cruz Roja, sanitarios y de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado preparan lo necesario para atender al cayuco que Salvamento Marítimo está a punto de dejar en el recinto tras haber salido en su ayuda apenas una hora antes.

Entre ellos, hay un grupo de personas de origen africano que trabajan como voluntarios en este equipo de respuesta y que hacen las veces de traductores de los recién llegados para transmitir sus necesidades al desembarcar e informarles de los primeros pasos que van a dar en la isla.

Tama Doucoure llegó la madrugada de Navidad de 2020 a El Hierro, con las luces festivas adornando las calles de los pueblos de la isla, algo que recuerda especialmente. Tres años después, es uno de los voluntarios de Cruz Roja que hacen las veces de traductor de los migrantes que, como él hiciera, llegan a Europa en busca de una vida mejor que la que les podía ofrecer sus países de salida: “Están todos contentos por llegar y yo también lo estoy porque hayan podido llegar bien”.

Además de traducir, “lo que pueda para ayudar a Cruz Roja”, tanto en su idioma materno, el bámbara, como en francés, Tama colabora en la entrega de ropa, bebida y mantas a sus compatriotas africanos, quienes reconoce que le dan las gracias por todo lo que hace.

“Me siento muy bien conmigo mismo, me gusta mucho ayudar. Cada vez que llega una patera, si puedo y no estoy trabajando, vengo aquí a hacer lo que me manden, y me siento muy bien por ellos y contento de poder hacer que estén bien y tengan la información necesaria”, reconoce el joven de Mali después de concluir el dispositivo para atender a un cayuco que había arribado al muelle.

E insiste en que todo ello le da “alegría”, porque sabe que está contribuyendo a que los migrantes estén en las mejores condiciones posibles tras la larga travesía por el Atlántico. Sobre la importancia que tiene contar con traductores a pie de muelle, Tama Doucoure tiene claro que estas personas -como él mismo en 2020- necesitan a alguien con quien poder relacionarse, hablar y trasladar lo que necesitan. Dar una imagen de cercanía.

Como en casa

De hecho, esa misma tarde, mientras ayudaba a salir a uno de los migrantes del cayuco que llegó, uno de ellos le dio un gran abrazo. “Yo saludé a una persona como si nos conociéramos, aunque nunca la había visto, pero con mucho cariño y alegría por verlos bien”, comentó.

Además, añadió que el gesto vino motivado porque este chico le oyó hablar en bámbara, su mismo idioma, lo que le hizo sentirse “un poco como en casa”. Y remata: “Tratamos a todos como si fueran de la familia, todos somos iguales”.

Por ello, considera “muy importante tener a esa persona que les pueda hablar, pero sobre todo que la Cruz Roja siga ayudando a los que llegan”. “Todos los que están aquí son igual de importantes”, concluyó

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