sociedad

Canarias, ante el reto de dejar de liderar el desperdicio alimentario

En España, los últimos datos apuntan a 1.300 millones de kilos tirados a la basura, con Canarias en el segundo lugar regional, por detrás de Andalucía
platos precocinados

Cada año, y según la ONU, la humanidad desperdicia unos mil millones de toneladas de alimentos útiles, cifra que sube a los 2.500 millones si se atiende al proceso desde las cosechas al último eslabón de los comercios y hogares. En España, los últimos datos apuntan a 1.300 millones de kilos tirados a la basura, con Canarias en el segundo lugar regional, por detrás de Andalucía, pero, en realidad, liderando el ranking si se tiene en cuenta la población de ambas comunidades.
Ante esto y en busca de un giro de la situación en las Islas, el grupo de NC en el Parlamento regional planteó ayer la necesidad de una estrategia en el Archipiélago y el consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca, Narvay Quintero, le dio la razón y detalló algunas de las medidas que pretende desarrollar o intensificar en este mandato.
NC propuso este cambio tras pedir la comparecencia de Quintero y todos los grupos coincidieron en la necesidad de tomar decisiones más contundentes y seguir concienciando a la sociedad, a los productores, comercializadores, distribuidores y consumidores. Aunque se coincide también en que se ha ido mejorando y, de hecho, en España hubo un 14,2% más de optimización de recursos entre 2020 y 2021 y un 6,22% en 2022, se considera que la magnitud de este reto es tal que cualquier aportación será clave e imprescindible en los próximos años.
Por eso, Quintero agradeció el paso dado por Luis Campos (NC) y recalcó que se trata de una cuestión de ética, concienciación y justicia social por los 800 millones de personas que sufren hambre en el mundo, según recordó Campos, o el 35% de canarios en pobreza, tal y como dijo Jesús Chinea (ASG).
Como Campos, el consejero espera que la ley estatal (de Prevención de Pérdidas y contra el Desperdicio Alimentario) aprobada en 2022 por el Consejo de Ministros, sin votos en contra en el Congreso en 2023, pero paralizada el pasado septiembre en el Senado, se retome cuanto antes y permita atajar el hecho de que 7,7 millones de toneladas de alimentos (el 8% del total) se desperdicia en el país, con una media de 70 kilos de comidas y bebidas por cada hogar. “Se trata de muchísimo deshechos que, curiosamente, no llegan al 30% en la restauración y sí al 42% en los hogares”, explicó.
Aparte de remarcar, como el resto de grupos, las consecuencias en el medio por la erosión del suelo, el efecto invernadero, los recursos hídricos perdidos y la contribución al cambio climático, Quintero indicó que se pierde un billón de euros y cree que deben intervenir “todas las administraciones y los agentes de la cadena alimentaria”.
A la espera de la ley, el consejero sí anunció que pretende intensificar las campañas de promoción, las guías de buenas prácticas, los planes de prevención, la información hacia colectivos sin ánimo de lucro para redistribuir alimentos mediante la llamada economía circular, así como mayores redes público-privadas y más investigación en pro de la reutilización.
A su juicio, hay que potenciar la soberanía alimentaria y la producción local, la agricultura ecológica, los canales cortos de comercialización, que haya beneficios económicos por el uso de desperdicios, introducir incentivos fiscales para bajar la tasa de desperdicio y facilitar la colaboración entre productores, minoristas y consumidores para reducir la carga de los vertederos, con un enfoque más sostenible de la gestión de los residuos.
Entre una de sus primeras medidas, destaca una línea de ayudas directas (de hasta el 55%) para la transformación de explotaciones agrícolas y ganaderas, así como para innovación en compostaje y reutilización, que se aprobará en lo que queda de año o a principios de 2024. Asimismo, promoverá ejemplos de colaboración como el de Asaga y Ashotel, que ha permitido convertir en compost de alta calidad para agricultura ecológica un total de 570 toneladas de residuos de hoteles el año pasado.

10% DE LAS EMISIONES
Campos avisó de que los alimentos desperdiciados suponen el 10% de las emisiones de CO2 que provocan efecto invernadero. Además, cree que Canarias debe seguir la senda de Baleares, cuya economía también depende mucho del turismo, pero que está muy alejada de los primeros lugares de regiones que más desperdician. Según remarcó, lo que se pierde en el mundo equivale a 2 millones de hectáreas desforestadas, 4,4 millones de kilómetros cuadrados de tierra agrícola (como poner a producir y desaprovechar todo el subcontinente indio) y 300 millones de piscinas olímpicas llenas.
Además, explicó que, como efecto de la riqueza, en la UE el 40% del desperdicio se da en el consumo (hogares o establecimientos) y otro 40%, en la producción o comercialización, mientras que en los países subdesarrollados se localiza mucho más en las cosechas y preconsumo. En su opinión, hay que racionalizar todos los ámbitos, priorizando a los humanos en las donaciones, luego la transformación (fruta convertida en batidos, por ejemplo), animales, actividades industriales y compostaje y, por último, la producción de energía.

TE PUEDE INTERESAR