Ópera de Tenerife afronta la próxima semana, el martes 21, el jueves 23 y el sábado 25 de noviembre (19.30 horas), el segundo título de su temporada: Manon. La partitura de Jules Massenet (1842-1912) llega al Auditorio de Tenerife en una coproducción del espacio escénico de la capital tinerfeña con el Teatro Municipal de Santiago-Ópera Nacional de Chile y la Ópera de Oviedo. La dirección musical corresponde a Christopher Franklin y Emilio Sagi se encarga de la escénica en un montaje sobre este título consolidado en el repertorio que se escuchó por primera vez en 1884 en el Théâtre National de l’Opéra-Comique de París. Sabina Puértolas encabeza un elenco de voces que va a estar acompañado por la Sinfónica de Tenerife y el Coro Titular Ópera de Tenerife-Intermezzo. La soprano aragonesa mantuvo esta charla con DIARIO DE AVISOS.
-¿Qué nos dice hoy ‘Manon’, una ópera del siglo XIX, ambientada en el XVIII, a nosotros, espectadores del XXI?
“Lo que yo siento cuando canto Manon es que nos habla de una mujer que vive al día sin mirar atrás, sin mirar a los lados. Una mujer que vive cada momento de la manera en la que ella quiere. Desde la primera vez que hice Manon entendí que trata de alguien que se bebe la vida a sorbos. No sé si es una mujer feminista, pero sí que es una que se ha hecho a sí misma, con carácter y sabiendo lo que hace. Al final, muere de una manera en la que no hay remordimientos: esta ha sido mi vida, la que yo he querido y soy consciente de que por eso he llegado hasta aquí. Que me quiten lo bailado”.
-Hace un año, usted ya asumió este rol en la producción que ahora llega a Tenerife. ¿Cómo se acercó entonces y cómo se acerca hoy a este personaje? ¿Cuál es, a su juicio, el principal reto que surge al interpretarlo?
“No era la primera vez que hacía Manon, ya había debutado en Jerez de la Frontera [enero de 2022]. Recuerdo que la estudié durante muchos meses antes de comenzar con los ensayos. Es una ópera difícil, no solo en el aspecto vocal, sino también por los estados de ánimo que recorre el personaje. Es alguien que en la historia se nos presenta de entrada muy joven, que está buscando a su primo; es una mujer a la que sus padres envían a un convento porque en aquella época era habitual que, si tu familia no tenía dinero, decidiese que hicieras carrera como monja o como sacerdote. Después se enamora perdidamente…, se dedica a vivir la vida… Manon habla de la sociedad, de la opresión…”.
“En cada personaje busco poner una parte de mí, aunque en este caso he tenido muy presente a Victoria de los Ángeles”
-Hablamos de una ópera consolidada en el repertorio. ¿El que haya tantas referencias, tantas grabaciones, tiene más de guía para conocer mejor el personaje o de estímulo para darle una voz propia?
“Intento imprimir mi modo de cantar en cada papel que hago. No obstante, es cierto que para esta producción en concreto, que nació en Chile, y sabiendo que se iba a hacer en Oviedo y era el aniversario de Victoria de los Ángeles [Barcelona, 1923-2005], escuché mucho sus grabaciones de Manon. Me fijé mucho en ella. Después, claro, en el momento de interpretar, de abordar ciertas florituras o de comportarme en el escenario de determinada manera, la hago mía. Como artista, en cada momento busco poner una parte de mí en cada personaje, en cada rol que canto. Aunque, como digo, en esta ocasión Victoria de los Ángeles ha estado muy presente”.
-¿De qué manera ha evolucionado su Manon? ¿Cuál es el camino que ha recorrido como cantante desde la primera interpretación de este papel?
“Conforme voy cantando esta ópera, encuentro más y más recovecos que me permiten avanzar en la impronta vocal que quiero darle al personaje. La primera vez que interpretas un rol lo miras de una manera más general, pero a medida que lo haces vas hallando situaciones, momentos musicales, que te dan la oportunidad de aportarle más interés vocal y escénico. Es la cuarta ocasión en la que hago Manon y todavía encuentro esos matices tan interesantes que puedo cambiar o enfatizar más. Nunca terminas de interpretar un personaje. Llevo 25 años cantando y en cada uno hay aspectos en los que puedo seguir involucrándome. El instrumento está dentro de nuestro cuerpo y evoluciona con nosotros”.
-¿Qué debe tener un proyecto operístico para que usted decida implicarse?
“Que me aporte lo necesario para crecer como persona y como cantante. Me interesa mucho ese crecimiento porque realmente no hay metas, nunca llegas a ellas. Busco que el proyecto, el director de escena y el musical, el auditorio, los compañeros… me faciliten lo que preciso para evolucionar, en el plano personal y en el artístico”.
“Como persona y como artista me llena aprender de cada rol, de cada compañero, de cada sitio al que acudo”
-La ópera le ha permitido visitar numerosos escenarios internacionales. ¿Llega a percibir diferencias entre unos públicos y otros o, al fin y al cabo, de lo que se trata es de transmitir y recibir emociones y eso es algo que a todos nos iguala?
“Es esencial dar, pero también recibir; ese toma y daca es fundamental para el crecimiento del que hablo. Las diferencias entre públicos, quizás, va con el carácter de cada región, de cada país. De cualquier modo, desde el instante en el que comienza la obertura de una ópera no espero recibir, sino que, simplemente, intento contribuir a que fluya esa música y ese canto. Ahí tenemos que dar, que ofrecer. Después recibirás más o menos de la gente que nos escucha, pero de entrada lo que busco es divertirme junto a los compañeros e intentar hacer redondo mi personaje”.
-¿Cuál es la principal enseñanza, más allá de cuestiones técnicas, que ha recibido en el ejercicio de su profesión?
“Tener los oídos y los ojos bien abiertos y empaparme de todo lo que hay a mi alrededor. Se trata de aprender, aprender, aprender y disfrutar. Este es un trabajo sacrificado: hay muchos momentos de soledad y muchas horas de estudio, no solo en los ensayos, también en casa, quitándole horas a la familia… Todo esto te tiene que gustar para seguir adelante y no frustrarte. A mí me llena aprender de cada personaje, de cada compañero, de cada sitio al que acudo”.
-¿Hay algún proyecto, algún rol en concreto, que no ha tenido la oportunidad de interpretar y le gustaría hacerlo?
“No. Tengo tantos roles que voy a interpretar por primera vez y otros que voy a retomar, tras muchos años en los que no los cantaba, así como proyectos de música contemporánea, que no quiero perder el tiempo en plantearme los papeles que me gustaría hacer dentro de algún tiempo. Espero que la vida me siga dando, como siempre lo ha hecho, cosas bonitas. Las aguardo con los brazos abiertos, pero prefiero no pensar en ellas. Soy muy feliz sobre el escenario y confío en seguir siéndolo”.
“No pierdo el tiempo en pensar en los papeles que me gustaría hacer; espero que la vida me siga dando cosas bonitas”
-¿Cómo invitaría a alguien, no necesariamente a un aficionado, a presenciar ‘Manon’ en el Auditorio de Tenerife?
“Acudir a un espectáculo en vivo de las características de una ópera te da sentimientos y te da energía para seguir adelante. Nosotros ponemos nuestra voz, nuestro cuerpo y nuestra alma en hacer creíble un personaje, una historia, y en hacer que la gente que viene a escucharnos se olvide de todo lo que hay fuera del auditorio. Mi mayor preocupación es que todas esas personas que me están escuchando se olviden de lo que ocurre en el exterior de la sala. Es algo semejante a lo que sucede cuando vas al cine a ver una buena película, pero aquí, además, se trata de una buena película que se proyecta en directo, en la que pasan muchas cosas, en la que una noche es diferente a la otra. A mi juicio, eso es impagable”.
-¿Y de qué manera animaría a la juventud que le apasiona el canto a formarse y a conocer el mundo de la ópera?
“La ópera da muchísimas satisfacciones. Yo le pediría a esos jóvenes que se atrevan a dar el paso, que estudien, que se preparen, que viajen y, sobre todo, como decía, que mantengan los oídos y los ojos bien abiertos, porque de todo se aprende. Y ese aprendizaje se prolonga durante toda la carrera artística. Al salir del conservatorio ya no lo sabes todo. Tenemos que estar preparados para sacar un aprendizaje de cualquier situación, de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Es un trabajo maravilloso que en cada momento te está brindando cosas, pero para el que debes prepararte y currar durante toda tu vida; de lo que se trata es de trabajo, trabajo y trabajo”.