No pretenden dar marcha atrás a la revolución digital de las últimas décadas, ni regresar miles de años atrás en la evolución. Ni siquiera la prohibición absoluta del uso de las pantallas por parte de niñas y niños. “Mi padre me decía que fumaba con doce años y que era normal. Ahora nos llevaríamos las manos a la cabeza”, explica Estíbaliz Díaz, madre de El Médano, en Granadilla de Abona. Está convencida de que el uso continuado del móvil lleva a la adicción: “Si yo misma soy adicta al teléfono, ¿cómo no la va a ser un adolescente?”, cuestiona.
Es parte de un colectivo de madres, padres y especialistas (ella misma como pedagoga, además de personal sanitario, psiquiatras y psicólogos) de este núcleo que comenzó su trabajo hace más de un año. Lo que era un pequeño grupo ahora es multitud en toda Canarias.
Tienen los grupos de WhatsApp a rebosar. En líneas generales, y con matices, persiguen la regulación y limitación del uso de las nuevas tecnologías, las denominadas “pantallas”, en los colegios e institutos. Comunidades autónomas como las de Madrid, Castilla-La Mancha y Galicia ya lo han hecho. En Canarias no ha ocurrido. Al menos por el momento.
En Canarias es cuestión de cada centro
Algunos en el Sur van abriendo camino. Natalia Guillén es la directora del IES Magallanes, de San Isidro. Este IES ha sido pionero a la hora de prohibir el manejo de smartphones y smartwatches dentro del centro docente. “Sé que hay otros, como el de Cabo Blanco (Arona), donde se está apostando por esta misma medida”, asegura.
Por su parte, fuentes oficiales de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias recordaron que, en el caso de las Islas, hasta ahora, la decisión se adopta en el marco de los propios centros, por lo que no existe una relación exacta de aquellos que adoptado estas medidas de funcionamiento interno.
Guillén explica que la medida se implantó este año, al inicio del curso, si bien el proceso de digitalización del centro comenzó en 2018. “Buscamos preparar a una ciudadanía activa. No estamos en contra de la tecnología -precisa-, pero sí creemos que es importante que los niños y los adolescentes vayan acompañados en este proceso”, manifiesta.
En su caso son 1.200, un ejemplo del hacinamiento en el que se encuentran los colegios e institutos del sur de Tenerife. “Apostamos por el aprovechamiento de la tecnología, pero también por la desconexión del móvil. Este año empezamos prohibiendo el uso de los teléfonos dentro del centro. Aunque trabajan con la tecnología, no tienen acceso ni a redes sociales ni al móvil”, indica.
En el caso de que se infrinja la norma, se recoge el teléfono correspondiente y se guarda en una taquilla. Si es un comportamiento reiterado o se compromete la privacidad, sacando, por ejemplo, fotografías en el IES, la sanción adquiere gravedad, ya que se pueden generar situaciones de ciberacoso.
Han aprovechado que los jóvenes disponen de más tiempo de sociabilización para realizar talleres y actividades: desde ajedrez a fútbol chapa, pasando por el macramé o los espacios de lectura. “Hacemos lo que podemos porque somos un centro con un alumnado hacinado”, subraya la docente.
La Asociación Española de Pediatría es una de las múltiples organizaciones que han impulsado este debate, defendiendo la limitación del uso del teléfono móvil en menores, tanto por sus efectos en el desarrollo como en el comportamiento social.
Los especialistas recomiendan, en cualquier caso, menos de dos horas de uso
María del Carmen Cabrera es enfermera de Pediatría en Atención Primaria y ejerce su trabajo en Granadilla de Abona, ligada a un colectivo de profesionales, madres y padres que apuestan por la limitación del uso del móvil para sus hijos. “Mi toma de contacto fue a través de la preocupación de las madres, muchas de las cuales, además, tienen profesiones relacionadas con la educación y el desarrollo de los niños”, explica. “Sin duda, esa preocupación ha ido a más, porque el uso de las pantallas está instaurado. Se observan, además, retrasos en la adquisición del lenguaje, por ejemplo. Todo ello por la necesidad de muchos padres de tener entretenidos a sus hijos. El móvil es una forma de hacerlo”, añade.
Recientemente, cuenta con una herramienta oficial de trabajo al respecto, después de que la Asociación Española de Pediatría haya hecho públicas sus recomendaciones en torno al Plan Digital Familiar. Entre otras cuestiones, este establece un límite diario de dos horas al “ocio digital” a partir de los cinco años. De tres a cinco, menos de sesenta minutos y evitar el uso de nuevas tecnologías en menores de tres años.