El escritor José Ángel Mañas (Madrid, 1971) ha acudido a Tenerife para participar en el III Festival de Novela Histórica Ciudad de Tacoronte, que concluye hoy domingo, donde ayer presentó su nueva novela, Berenguela, la reina que unió Castilla y León para siempre (La Esfera de los Libros, 2023). Con esta obra, Mañas cierra una trilogía literaria vinculada al periodo que atravesó España conocido como la Reconquista. De literatura y del pasado, acerca de novela histórica, versa este diálogo.
-Con ‘Berenguela’ (2023) cierra una trilogía en torno a la Reconquista. ¿Qué le atrajo de este personaje histórico y le llevó a convertirlo en literario?
“Cada libro se basa en una batalla y un personaje. En la de Covadonga (718 o 722) fue Pelayo [¡Pelayo!, 2021]; para la batalla de Simancas (939), Fernán González [¡Fernán González!, el hombre que forjó Castilla, 2022] y aquí [Berenguela, la reina que unió Castilla y León para siempre] quería abordar la de las Navas de Tolosa (1212). Ahí fue cuando, en términos futbolísticos, el partido de la Reconquista se termina. Sabemos que luego caerán Córdoba, Jaén, Sevilla, casi toda Andalucía; queda Granada, pero es solo cuestión de tiempo. Buscaba un personaje que se conociera, pero no demasiado. Pelayo suena mucho, aunque poca gente conoce lo que hizo. Fernán González, lo mismo. En la nueva novela me encontraba con que Alfonso VIII, el vencedor de la batalla de las Navas de Tolosa, estaba muy visto; con Fernando el Santo, el conquistador de Sevilla, de Jaén…, algo parecido. Ahí entra mi editora, Berenice Galaz, y me sugiere a Berenguela (1180-1246). Conocía lo que comúnmente se sabe de ella: que fue una mujer que abdica en su hijo, Fernando III, y desde ese momento desaparece de la historia, pensaba. Y, claro, mi sorpresa fue grande. Me di cuenta del protagonismo que tuvo en la política de su tiempo y en esa unión entre Castilla y León. Un vínculo que se conoce menos que el de la corona de Castilla y el de la de Aragón. Pasé de mirar hacia Despeñaperros y esa unión se convirtió en el tema principal de mi obra. Lo más fascinante ha sido conocer que esta mujer, a la que hemos olvidado, desarrolló una actividad política fundamental. Ahí sigo al historiador Salvador Martínez, quien mejor ha estudiado ese periodo, que destaca que Berenguela correinó 30 años Castilla con su hijo y 16 León”.
“La literatura está haciendo su trabajo con la historia de España, pero el cine no; hay un déficit con nuestro pasado”
-Usted es licenciado en Historia Contemporánea. ¿Qué le brinda al escritor José Ángel Mañas la historia del ser humano, tomada así, de forma global, cuando se sienta a escribir una ficción?
“Soy licenciado en Historia Contemporánea, pero no he ejercido. Sin embargo, de alguna manera, esas lecturas académicas de los años de formación me han dejado una visión historizante de la literatura. De hecho, en mi primera novela, Historias del Kronen (1994), la primera escena transcurre el 27 de junio de 1992, con la final de la Copa del Rey de fútbol entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid. Mete un gol Futre y otro Schuster… Entran los protagonistas en el Kronen y están molestos porque ha fallado un penalti Michel… Unas páginas más tarde, la llama olímpica llega a Barcelona… Sevilla celebra la Expo 92… Está la guerra en Yugoslavia… En mis novelas siempre ha existido esa atención al contexto histórico. Así que me resultaba natural pasar a tiempos más pretéritos, como estoy haciendo ahora. Me interesa la vida social. A veces la miro de frente y en ocasiones la observo desde el retrovisor. Esa dimensión formativa que he tenido me ha moldeado mucho y me acompaña”.
-Y, por ejemplo, en el caso de ‘Berenguela’, ¿qué nos puede decir ella a los lectores de ocho siglos después?
“Es un personaje contemporáneo. Ahora mismo, dos investigadores aficionados, Charo García de Arriba y Miguel Ángel Martín Más, han descubierto en Las Claras, en Salamanca, que los escudos que reproduce un artesonado que pensábamos que correspondían a familias salmantinas, en realidad, según su teoría heráldica y berengueliana, son una especie de diario del reinado de Berenguela, que escribe ella misma antes de morir. Es una mujer del pasado que sintoniza con el interés por otras grandes mujeres de la historia, muchas veces soslayadas. Es curioso, porque hablamos de la nieta de Leonor de Aquitania, en la que hoy fijamos mucho la mirada. Dentro de esta reivindicación de la figura de la mujer, hallamos a Berenguela, que no es cualquier reina. Tras Isabel la Católica, es la más importante en España. Su protagonismo en la unión de Castilla y León es esencial. Intervino de forma proactiva, incluso torciendo la historia y arrancándole a Alfonso IX, su exmarido, la corona de Castilla. La argucia de abdicar en su hijo le brinda la posibilidad de ofrecer a los castellanos un varón para el reino, que además no es leonés. Ella contribuye a darle a lo que luego sería España un sesgo castellanista. Si no hubiera sido así, es probable que hoy hablásemos de León y Castilla, y no al revés. Esos hechos son de una importancia absoluta. Y es una mujer la que los origina. A Berenguela le dieron el sobrenombre de la Grande y la reivindicación que simboliza enlaza con el presente”.
“Los festivales, ese encuentro entre lectores y escritores, son la esencia del circuito literario”
-¿Partir de elementos de la realidad, del pasado, supone más una guía, un itinerario que debe recorrer con fidelidad o, por el contrario, le abre nuevas puertas a espacios que jamás imaginó?
“Ambas cosas. Es una guía, porque estos libros son novelizaciones. Es decir, no me invento nada. Es cierto que si Berenguela y Teresa de Portugal se encuentran en una habitación, no sé lo que se dijeron, por lo que ahí sí que fabulo, pero en el fondo sé lo que va a suceder, aunque ignore las palabras y cómo se lo dijeron. Esa es la manera en la que funciono. Así que por una parte es una guía y por otra, al investigar, al documentarte sobre ese periodo, entras en un terreno desconocido. Vas descubriendo cosas que no habías entendido previamente. En este caso, creía que me iba a encontrar con una mujer frustrada, secundaria… Y eso ya me valía como punto de vista para lo que al inicio pensaba que iba a ser mi novela en torno a la batalla de las Navas de Tolosa, pero el descubrimiento consistió en encontrarme con una auténtica mujer de Estado, con una triunfadora y una gran política, una diplomática. De manera que la historia te guía y, a la vez, como no la conocías, descubres muchas cosas. La realidad es fascinante siempre y nunca la conocemos del todo”.
-Novela realista, novela negra, novela histórica… Al margen del gusto casi generalizado por movernos a partir de etiquetas, ¿existen grandes diferencias para usted al ejercer su oficio entre unos géneros y otros?
“Soy ecléctico y reivindico ese eclecticismo. En el cine lo aceptamos muy bien. No nos molesta que de repente Scorsese haga una película sobre Cristo o acerca del siglo XIX; Spielberg cambia continuamente de género; Ridley Scott, que quizás es el que más me gusta, te hace una película de gánsteres, otra de ciencia ficción y luego dirige una de gladiadores o sobre Napoleón. Esa diversidad está muy naturalizada en el mundo del cine, pero en la literatura tendemos más a exigir a los escritores que se ciñan a un solo género. El que haga novela negra, que siga haciéndola… No me parece mal, pero creo que es una decisión personal y, en mi caso, yo tengo la necesidad de marcarme nuevos retos y de demostrarme que soy capaz de enfrentarme a distintos proyectos. Ya llevo 30 años. He escrito muchas novelas y cuando me pongo a escribir una quiero sorprender al lector, pero también sorprenderme yo”.
“Me interesa la vida social: a veces la miro de frente y a veces por el retrovisor, a tiempos más pretéritos”
-No sé si comparte esa impresión de qué frente a otras culturas, como la francesa o la anglosajona, en España no solemos mirar con la frecuencia que sería deseable a nuestra historia como campo para la creación.
“Estoy de acuerdo, aunque eso no ocurre en el caso de la novela histórica. Ahí estamos viviendo un momento boyante, dorado, diría. Hay mucha gente y también mucha gente muy buena. Asistimos a un gran dinamismo y se cubren muchos ámbitos. Los escritores de novela histórica hacen su trabajo. Quienes están fallando, a mi juicio, son los cineastas. Ahí es donde habría que exigir más atención. Sé que es más complicado, mucho más costoso, pero en España hay un montón de historias importantes que se deben contar. Son películas que debieran hacerse y se llegarán a hacer, aunque por el momento existe un déficit. Es una pena. Pero, bueno, confío en que poco a poco se vayan produciendo más películas recreando la historia de España, que es fascinante. La propia conquista de Canarias es un pedazo de relato. Nuestra historia toca muchos territorios, de Europa, África y América, porque estamos en una posición muy peculiar”.
-¿Cómo se desarrolla en su caso el proceso de la escritura?
“Cuando era más joven, daba tumbos, me perdía y escribía muchas cosas que luego no salían en la novela. Con el tiempo me he vuelto más ordenado, reflexiono antes de lanzarme y fallo menos. Antes de ponerme a escribir construyo más y me hago unos esquemas bastante detallados. Y eso se nota, se ahorra tiempo en el proceso de ejecución porque ya lo tienes todo decidido en tu cabeza. En el caso de las novelas históricas, pues más aún. Las historias están ahí, tienes personajes y situaciones. Lo que has de saber es seleccionar y ser capaz de contar esa historia. Los novelistas históricos a menudo vienen de la labor de documentación y a veces les cuesta contar un relato. En mi caso, procedo de la novela clásica, por llamarla de algún modo. Primero he aprendido a montar una ficción y luego ya he abordado diferentes momentos históricos que me interesan”.
-Ha acudido a Tenerife para participar en el Festival de Novela Histórica de Tacoronte. ¿Qué encuentra en este tipo de diálogos con lectores y con personas que comparten su pasión por la historia y la literatura?
“Estos lugares de encuentro entre lectores y escritores son la esencia del circuito literario. Lo más bonito que hay. Está hablar con la prensa, está el diálogo con otros escritores y está el contacto directo con el lector. Al ser un tipo de festival especializado, a quien le gusta la novela histórica acude a estos sitios y va a descubrir, a encontrar, a autores y libros. También están los clubes de lectura, que son otro espacio muy bonito de encuentros con lectores, los que ya han leído un texto que tú has escrito. De manera que participar en estas experiencias es un privilegio. Creo que todos los autores las apreciamos y las disfrutamos”.