La XXXIX Feria de Artesanía de Canarias abrió sus puertas en el Recinto Ferial, ubicado en la capital chicharrera, el pasado martes y, hasta mañana inclusive, aún se pueden admirar y adquirir los diversos productos artesanales expuestos en un total de 140 estands de hasta 53 oficios diferentes de todas las islas, como calado, tejeduría, cestería, alfarería o elaboración de puros, hasta cerería, jabonería, joyería o ganchillo, entre otros muchos, así como productos de alimentación, como dulces, quesos, mieles o aceites.
De esta manera, se puede encontrar desde la artesanía más tradicional de la cultura canaria, hasta una artesanía que apuesta por la innovación, nutriéndose de la tradicional para evolucionar hacia nuevas creaciones artesanales.
Esta edición número 39 de la feria, organizada por el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias, se puede visitar de 11.00 a 21.00 horas, con entrada gratuita. Este año está dedicada a la tejeduría.
Ana Denis viene de La Palma y es, a sus cerca de 80 años, una de las bordadoras que mantiene vivo el oficio, que aprendió cuando tenía unos 12 o 13 años. “Aprendí sola porque era una forma de ganar un dinero, y luego hice cursos. Es un oficio que se está perdiendo”, afirma, ya que no ve a la juventud interesada en continuar, “y la vieja se está retirando ya”. “Ferias así te ayudan, porque te pagan el pasaje y el hotel. Yo vengo de La Palma, pero la gente compra muy poco”, reconoce.
Alfredo García, que se dedica a la alfarería tradicional desde 2012 junto a su mujer en Puerto de la Cruz, es otro de los artesanos que reconoce que “los oficios tradicionales se están perdiendo”. “No vemos continuidad, porque ahora mismo todos los que estamos en alfarería tenemos cierta edad, de los 50 para arriba, y gente joven apenas hay”, apunta. Además, a eso se suma que la mayoría de la gente “no compra, ahora mismo, tal y como está la situación, está floja la cosa”.
Asimismo, este artesano considera que “todas las ferias ayudan, pero hay que hacer más publicidad y quizás sacarla del Recinto Ferial y ponerla en otro sitio más vistoso”, y añade que “haría falta un poco más de ayudas a través del Gobierno para potenciar la tradición y que no se pierda”.
Roxana Vega está al frente de La Patrona Puros desde hace 15 años, en Candelaria: “Yo entré justo en la época en que empezaron todas las leyes de prohibiciones para fumar, entonces se ha hecho un poquito cuesta arriba. He tenido bastantes adversidades, pero las he ido superando y soy una de las pocas que quedan, hoy en día no hay ya tantos torcedoras o torcedores de puros”. Reconoce que a ella su negocio le va bien, y que hace también envíos a la Península y trabajos para bodas, pero admite que “la juventud, hoy en día, no está interesada en los oficios artesanales, vamos quedando la gente más mayor”.
Innovación
Pero en la feria también se puede encontrar una artesanía más innovadora, que se nutre de la tradicional para ofrecer nuevas creaciones, como Síbisse Fayna, de 36 años, con su marca de joyería. “Yo trabajo la técnica filigrana, que es muy antigua, y utilizo un cobre esmaltado y el esmalte es un protector, entonces no da alergias ni se oxida, y plata de ley. Y luego tengo otra técnica electroquímica, donde también trabajo plata de ley y cobre puro”, explica. Ella considera que “gracias a la artesanía tradicional se ha podido evolucionar a algo más moderno; de hecho, en mi caso, mi base es una técnica muy antigua y me ha permitido renovarla de otra manera”. “Creo que debería de haber un equilibrio entre una y otra, pero es verdad que cada vez se está viendo a más artesanos con una creatividad e ideas diferentes y eso también aporta un aire renovado a la feria”, apunta.
Lorena Neumann es otra joven que ha apostado por darle un aire nuevo a la cerería con su marca de velas Iranti Candles, desde Lanzarote. “La cerería tradicional siempre gusta mucho, lo que pasa es que los tiempos van cambiando y se va hacia otro punto de vista y que el público de hoy pueda conectar a través de otro tipo de velas”, explica. Así, afirma que “lógicamente” la artesanía tiene que evolucionar y, además, “hemos entrado en una etapa en la que la sostenibilidad” juega también un papel muy importante.
En este sentido, ella realiza velas “de cera de soja de bajo punto de fusión y cuando aromatizo hago aceite esencial puro, que es algo también novedoso, porque normalmente se aromatiza con sintético. Lo que hago con la marca realmente es utilizar la cristaloterapia y la etnobotánica”.
Pero aún hay jóvenes que se deciden a apostar por la continuidad de artesanías más tradicionales, como Francisco Santana, de 28 años, que se dedica a las tejedurías tradicionales. “Yo estaba metido en el mundo del folclore y un año decidí hablar con un tejedor de toda la vida de Tenerife, Tomás Hernández Negrín, para que él me enseñara, y ahí me quedé. Yo me dedico a elaborar las telas para el folclore: faldas, chalecos, fajines, justillos, y demás cosas relacionadas”, explica. Aún así reconoce que, aunque él tiene su público, “que es muy reducido porque es la gente que está dedicada al folclore”, la tejeduría es “uno de los oficios que está en vía de desaparición”. “La gente lo tiene que querer para que el oficio perdure, no solo el tradicional sino toda la tejeduría”, apunta.
Tejeduría
Precisamente, esta XXXIX edición está dedicada a la tejeduría. Por ello, dentro del estand institucional se conforma un espacio donde está instalado un telar para que los artesanos tejedores, tanto los participantes como los invitados trabajen in situ, elaborando, entre otros, trajes tradicionales.
Además, se ha colocado una pantalla en la que se proyectan imágenes y vídeos que han sido aportados por todos los Cabildos en relación al oficio de la temática. El espacio expositivo recoge también piezas artesanales confeccionadas con el oficio de tejeduría que han sido premiadas por el Gobierno de Canarias.
En el Archipiélago hay 87 oficios declarados como artesanos, según el actual repertorio de oficios, aprobado por Decreto autonómico en el año 2011. De esos 87, 43 están declarados como tradicionales y 31 como oficios en riesgo de desaparición.