Acompañada del Coro Estatal de Kaunas y de las voces de la soprano Tania Lorenzo y la mezzo Adèle Charvet, la Filarmónica de Gran Canaria regresa al 40º Festival Internacional de Música de Canarias (FIMC) para interpretar la sinfonía más amada de Gustav Mahler, Resurrección, bajo la dirección de su titular, el maestro Karel Mark Chichon. Se trata de una pieza de auténtica leyenda que, precisamente, está llegando de forma especial al gran público tras el estreno de la película Maestro.
Es la Segunda de Mahler una obra sinfónico-coral escrita por el maestro austrobohemio hace 129 años y que, desde entonces, ha viajado en el tiempo para ser admirada una y otra vez por el público de todo el mundo. Los espectadores de las Islas tendrán de nuevo la oportunidad de disfrutar de ella, en sendos conciertos programados en Gran Canaria y Tenerife.
Mahler se sentía tan orgulloso de esta sinfonía que escribió a un amigo durante los ensayos previos: “Si dijera lo que pienso de esta gran obra, sonaría demasiado arrogante en una carta… Todo suena como si nos hubiera llegado de otro mundo. Creo que no hay nadie que pueda resistirse a ello. Uno es golpeado hasta el suelo y luego levantado sobre las alas de un ángel a lo más alto”. No cabe duda de que el compositor tuvo un acierto pleno.
Los conciertos tienen lugar mañana domingo en el Auditorio Alfredo Kraus (Gran Canaria), a las 19.00 horas, y el lunes en el Auditorio de Tenerife, a las 20.00 horas. Como es habitual en los programas de los auditorios, una hora antes habrá una charla introductoria a cargo de Ricardo Ducatenzeiler. Las entradas están disponibles en www.festivaldecanarias.com y en las plataformas de venta habituales de estos escenarios.
APOTEOSIS
La Resurrección está compuesta por cinco movimientos, todos de gran fuerza y belleza y de alto contenido espiritual, pues está basada en las creencias cristianas sobre la inmortalidad. La apoteosis final, en la que todas las voces unidas cantan Aufersteh’n (Resurrección) en fortissimo, junto a la explosión triunfal de la orquesta, casi en el borde mismo de la audibilidad, es sin duda una de las más bellas de cualquier sinfonía jamás escrita.
Sobre el sentido religioso de la obra, las personas no creyentes escuchan un canto a la utilidad de la vida, dándole un valor que trasciende más allá de su propia naturaleza. Es la esencia de la música como transmisora de unos sentimientos que son patrimonio de todos.
Cabe señalar que este movimiento vive una especial relevancia en la actualidad a raíz del estreno de Maestro, la película biográfica de Leonard Bernstein, dirigida e interpretada por Bradley Cooper. El actor y director ha recibido la nominación al Óscar al mejor protagonista, entre otras candidaturas, especialmente, por el intenso entrenamiento para asumir una de las escenas finales del film, en la que, metido en la piel de Bernstein, dirige el último movimiento de la sinfonía.