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Hilda Siverio, la sonrisa con la que el cáncer no pudo

Un año después de su adiós, el ejemplo de Hilda Siverio, la tinerfeña que se convirtió en un icono mundial contra la enfermedad, sigue muy presente entre quienes la acompañaron hasta el final de su vida
Hilda Siverio, la sonrisa con la que el cáncer no pudo

Se fue a los 51 años, pero su huella sigue intacta, así como sus lecciones de entereza para encarar la adversidad más cruel -esa hostilidad implacable, que persigue, acorrala y aniquila-, desde que saliera a su encuentro un cáncer de mama en el año 2014 que resultaría metastásico y al que Hilda Siverio hizo frente hasta que sus fuerzas no pudieron más, hace ahora un año.


Sostenía que la vida es un regalo y por eso buscaba el lado positivo en cada situación y en los reveses que sufría con el avance de su enfermedad. “Si esto llega al final, quiero pensar que nadie que se haya ganado los corazones de mucha gente pueda morir”, declaró a este periódico cuando su vida se empezaba a apagar, haciendo suya la célebre frase del poeta argentino Macedonio Fernández: “No creo en la muerte de los que aman ni en la vida de los que no aman”.


Hilda aprendió que “no hay nada más bonito que querer y ser correspondida” y en aquella entrevista, realizada después de que los médicos le dieran 18 meses de vida, esbozó un deseo: “No quiero que le gente me recuerde cómo me voy, sino como viví”.


Su actitud vitalista la convirtió en una influencer de éxito y en un icono internacional en la lucha contra el cáncer. Era capaz de transformar –en sus peores días, disimular- el dolor en color y lo contaba en vídeos y mensajes que se multiplicaban por las redes sociales y que se convirtieron en la mejor vitamina anímica para miles de pacientes de todo el mundo, que recibían de ella pura energía, la misma que retroalimentaba a Hilda en su afán por aferrarse a la vida.


“Fue nuestra madrina y amiga, nos ha marcado y no la olvidaremos nunca”, aseguró ayer a DIARIO DE AVISOS Brigitte Gypen, presidenta de la Fundación canaria Carrera por la Vida, quien recordó “cómo a algunas personas les costaba entender tanto empeño en ayudar a otros pacientes, incluso en los días en los que estaba mal, pero ella buscaba la fuerza donde fuera para hablar con sus seguidores, porque su idea era transmitirles energía”.


Brigitte recuerda largas tertulias con Hilda. “Hablábamos mucho de la muerte digna, eran conversaciones profundas que guardaré para mí con mucho cariño”, indicó. La Fundación que preside apoya un proyecto de investigación del cáncer de mama metastásico que lidera el doctor Javier Cortes -“el gran gurú de Hilda”, recuerda Gypen– , galardonado por Carrera por la Vida en la primera edición de sus premios, concedidos en noviembre de 2023. “En honor a ella y en su nombre seguiremos aportando los donativos y apoyando el proyecto”, anunció la presidenta de la Fundación.


Un año después, Herminia Tacoronte, coordinadora de actividades de la Fundación, sigue hablando de Hilda en presente: “Para mí sigue estando aquí, a mi lado. Es pura belleza, pura vida, pura alegría, pura fiesta… Cuando hablo de ella, la cara se me ilumina y se me pone una sonrisa de oreja a oreja”.


Hermi, puro corazón, no olvida sus labios rojos, su semblante risueño y su tenacidad para “sacar siempre lo más bonito de la vida”. Ahora predica con su ejemplo: “Intento sacarle una sonrisa en los peores momentos a las personas que me rodean, como ella me enseñó. Fue su gran lección”.

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