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Daniel Broncano: “Disfrutar con la música clásica es más fácil que montar un mueble de Ikea, no necesita instrucciones previas”

El músico y gestor cultural jienense acaba de asumir las funciones de director técnico de la Sinfónica de Tenerife
El músico y gestor cultural Daniel Broncano. / Miguel Barreto

Daniel Broncano (Orcera, Jaén, 1986) es clarinetista y gestor cultural. Desde hace apenas 12 días, es el director técnico de la Sinfónica de Tenerife, por lo que la música, la clásica, la culta, la académica -elíjase la opción que se prefiera, hay más-, sirve de unión a dos ámbitos que pudieran parecer un tanto diferentes, pero seguro que no. Es más, de esta charla con DIARIO DE AVISOS se obtiene la impresión de que a Broncano -el televisivo David es su hermano- le apetece más estar junto o sobre un escenario que en un despacho planificando. Algo que, por otra parte, también parece que es una labor que le entusiasma. Cuando en esta entrevista alude a la Sinfónica de Tenerife, se refiere a ella como una de las joyas de la corona de la cultura en la Isla, en Canarias y en España. Y su misión es que no deje de brillar dentro y fuera de su territorio, al tiempo que cada vez más personas la sientan como algo suyo.

Hace 11 años, Daniel Broncano creó en su tierra, en el pueblo jienense de Segura de la Sierra, Música en Segura, un encuentro que es definido como “festival de delicatessen musicales”. Y si uno sigue explorando su currículo, se encuentra también con que ha ideado, o ha sido el coartífice, de otros ciclos y festivales, como el de música y ciencia Wavelength, en Leiden, Países Bajos; Resonancia Íbera, también en Jaén, y Duólogos en Conde Duque (Madrid). Director de la Semana de Música Religiosa de Cuenca y de la Semana de Música Antigua de Álava, su anterior responsabilidad en la gestión ha sido la de gerente de la Orquesta de Córdoba.

-Antes de asumir responsabilidades como gestor cultural se convirtió en músico, en clarinetista. ¿De qué manera toda esa experiencia como intérprete le sirve para afrontar la dirección técnica de una orquesta?
“Esa experiencia resulta muy valiosa para tener claro hacia dónde ha de avanzar una institución musical como la Sinfónica de Tenerife. Por un lado, en cuanto a poseer en el ADN la emoción de la música, lo que se siente en el escenario, y el valor que posee el intérprete de ser un facilitador de esa gran música al público. Además, la experiencia previa como músico significa también conocer las dificultades que puede tener un cierto plan de producción, una obra… Otro elemento muy importante es llegar a tener un criterio propio en lo que se refiere, por ejemplo, a directores y solistas invitados. Todos esos elementos, que se manifiestan a partir del hecho de ser músico, realmente ayudan. Por supuesto”.

-Lleva menos de dos semanas en su nueva responsabilidad profesional. ¿En este escaso tiempo ha cambiado en algo la perspectiva que le ofrecía desde fuera la Sinfónica de Tenerife a la visión que va teniendo desde dentro con el paso de los días?
“He llegado a la Isla con todo mi agradecimiento al Patronato Insular de Música y al Cabildo de Tenerife por darme esta oportunidad. Desde la distancia, conocía a la Sinfónica, la he seguido durante mucho tiempo, porque es una orquesta legendaria en España. Ahora lo que me he encontrado es a un gran equipo de personas, tanto en lo relativo a la plantilla artística como a la técnica. Hay una estructura que es muy sólida y posee un saber hacer enorme. Para optar a mi puesto, en el que se abrió un proceso selectivo, tuve que presentar una propuesta de gestión que ahora está en la fase de llevarla a la práctica. Se trata de establecer cuáles son las prioridades y las necesidades, conociendo la realidad, ese montón de fortalezas con el que contamos y también los espacios de mejora. Pero sobre todo hay que destacar ese gran activo que tenemos. La Sinfónica de Tenerife es un gran buque musical, esas cerca de 90 personas que se dedican cada día a hacer música a tiempo completo para contribuir al bienestar de los tinerfeños”.

“Se trata fijar las prioridades de la orquesta, con todas las fortalezas que posee, y abordar los espacios de mejora”

-¿Qué aspectos le gustaría contribuir a potenciar y qué nuevos caminos emprender?
“Quisiera seguir sacando brillo a la Sinfónica de Tenerife como lo que es, una de las principales orquestas sinfónicas de España. Debemos seguir avanzado en tener claro que nuestra función es de servicio público, de facilitar el acceso a la cultura en la isla de Tenerife. Vamos a seguir creciendo en nuestra vocación social. Esto significa que cuando hay una gran inversión pública en la orquesta, tenemos que ir más allá de la gente que compra una entrada para asistir a nuestros conciertos y hemos de buscar llegar a todos los públicos posibles y contribuir, como digo, a su bienestar a través de la música. Otro factor esencial es la proyección de Tenerife, por medio de la orquesta, en la Península y en Europa, saliendo de la Isla”.

-La Sinfónica lleva un tiempo sin un director titular. ¿Resulta una prioridad cubrir esa plaza?
“Eso es algo que se pretende hacer durante este periodo, en este mandato en el Cabildo de Tenerife. Hay que decir que a las orquestas no les suele suponer un problema carecer de director titular en una etapa determinada de su trayectoria. De hecho, hay grandes formaciones que atraviesan un periodo más o menos prolongado sin disponer de un director titular, trabajando todo ese tiempo con maestros invitados de primer nivel. En el caso de la Sinfónica de Tenerife, contamos con el lujo de tener a nuestro lado a Víctor Pablo Pérez, su director honorario, una figura fundamental en la historia de la orquesta que sigue siendo un activo. Estamos muy agradecidos por su generosidad y su voluntad de continuar aportando sus conocimientos a ella. Eso no quita, como digo, que se quiera buscar un director titular, dándonos para ello el tiempo suficiente que permita garantizar que cumplirá con las necesidades artísticas y organizativas de la Sinfónica de Tenerife”.

-Antes de llegar a Tenerife asumió la gerencia de la Orquesta de Córdoba. ¿De qué le ha servido esa experiencia? ¿Qué elementos son trasladables a la Isla y cuáles, si los hubiese, no quiere repetir?
“Hay cuestiones específicas de un cargo como este. Por ejemplo, lo importante que resulta trabajar por el equipo humano que conforma la orquesta. Y eso significa, en ocasiones, incluso casi desarrollar funciones de fisioterapeuta, de psicólogo… Hablamos de unas formaciones que suelen estar integradas por entre 50 y 100 personas. Sin embargo, le doy todavía mucha más importancia a la vocación social y educativa de una orquesta. Esto representa la voluntad de colaborar con otras entidades musicales de su entorno, con los conservatorios, las escuelas de música y, de nuevo, cumplir ese objetivo de llegar de una manera activa a cuanto más públicos, mejor”.

“Vamos a buscar un director titular que garantice cumplir con las necesidades artísticas y organizativas”

-¿Cuál ha de ser el papel de las instituciones públicas en un proyecto artístico como en el que ahora se ha implicado?
“La Sinfónica de Tenerife, que se articula a partir de la figura del Patronato Insular de Música, es un organismo autónomo del Cabildo de Tenerife. De manera que, directamente, somos sector público. Esto yo lo entiendo desde la responsabilidad que representa gestionar una aportación del ámbito público que está centrada en la música, en lo que la música, la cultura, ofrece a la sociedad. Y esto tiene lugar, además, no solo en el contexto de Tenerife, sino de Canarias en general, con cinco grandes instituciones de la música clásica: la Sinfónica y el Auditorio de Tenerife, la Filarmónica de Gran Canaria y el Auditorio Alfredo Kraus y el Festival Internacional de Música de Canarias. Todo esto es un activo potentísimo con el que ya quisieran contar en España otras comunidades autónomas. El disponer de esa apuesta decidida por la música clásica como la que hay en el Archipiélago desde hace décadas”.

-Al asumir la dirección técnica usted, como ha apuntado antes, habló de su voluntad de continuar ‘sacando brillo’ a la Sinfónica de Tenerife, hacia dentro y hacia afuera. ¿Puede detallar algunas iniciativas que contribuirán a alcanzar el objetivo?
“Tenemos una orquesta que es de primer nivel artístico y eso debemos continuar garantizándolo entre todos con nuestro trabajo. Ahora estamos en el proceso de incorporación de nuevos intérpretes a la Sinfónica. Buscamos que la programación continúe siendo interesante y también que nos permita colaborar con grandes artistas, tanto con directores como con solistas. Pretendemos asegurar una presencia sólida, consistente, de la orquesta en la Isla y en contextos diferentes. Estas funciones y estos objetivos se tienen que seguir desarrollando y expandiendo, mientras, al mismo tiempo, se continúa avanzando en el proyecto musicosocial, que, sin ninguna duda, es muy importante. Soy consciente de que todo esto aún suena genérico, pero debemos aguardar a que vaya tomando forma, plasmándose, antes de presentar iniciativas más concretas en los meses que están por venir”.

-Cuando se habla de música clásica, la generación de nuevos públicos aparece como una necesidad. ¿Cuál es, a su juicio, la clave para lograrlo?
“De lo que se trata es de comunicar la música clásica con naturalidad, porque ella, por sí sola, posee un poder emocional espectacular. Tiene la facilidad de provocar una amplia serie de emociones y transformar a cualquier persona que la escucha, a cualquier ser humano con dos orejas. Lo que no debemos hacer es envolverla en capas, ponerle trabas, hacer pensar que son necesarias instrucciones previas para escuchar una sinfonía de Beethoven o de Mahler. Esas grandes sinfonías, realmente, son más sencillas que un mueble de Ikea. La música clásica ni siquiera precisa de uno de esos manuales tan simplificados. La experiencia de escuchar música en un concierto no requiere ninguna información adicional”.

“La vocación social y educativa de la Sinfónica es fundamental, a través de la colaboración con otras entidades”

-Entre todas sus responsabilidades, que ha incluido la creación de ciclos y festivales, ¿hay tiempo para que el clarinetista ejerza su vocación?
“El clarinete lleva un tiempo relegado a un segundo plano en mi día a día. La pandemia supuso un cambio en mi trayectoria artística y profesional. Antes compaginaba la gestión cultural con mi labor como intérprete, pero a partir de ese momento me he ido dedicando más a lo primero. Luego, ya con la Orquesta de Córdoba, a un proyecto único a tiempo completo. Lo que ocurre es que no lo echo mucho de menos porque sigo viviendo la emoción de la música, continúo con la adrenalina, estando al lado del escenario, no sobre él. El ser partícipe de la organización de un concierto, que primero está en tu cabeza, luego en la mesa de la oficina y después ves a una cola de gente esperando para entrar, es tremendamente emocionante”.

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