Por Benjamín Reyes. / El director de cine Coré Ruiz (Las Palmas de Gran Canaria, 1985) ha estrenado su ópera prima en el marco del 23º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, en la sección Canarias Cinema. Voy a desaparecer es una miscelánea de géneros que narra la historia de un joven que se fuga de la cárcel para resolver un conflicto familiar. Tras su paso por el certamen grancanario, su estreno internacional será el próximo mes de mayo, en Estados Unidos: en el Festival de Cine Las Américas (Austin, Texas).
-¿Qué importancia ha tenido el Mercado de Cine Casi Hecho (Mecas) en la gestación de esta película?
“El Mecas de 2019 fue la primera palmadita en la espalda que nos vino a decir: el proyecto es bueno, sigan adelante. Fue el único laboratorio en el que estuvimos. Aprovechamos las intensas tutorías con la productora Agustina Chiarino. Ella valoró positivamente la propuesta. En ese Mecas conseguimos el premio Open ECAM, que nos permitió emplear, durante año y medio, las instalaciones de la Escuela de Cine de Madrid”.
-¿Por qué ha decidido dar el salto al largometraje en estos momentos?
“Supongo que todo ha fluido de forma natural. He seguido el mismo patrón que con los cortometrajes. Hasta que considere que estaban preparados no los he presentado a festivales. He tenido paciencia en el proceso. He ido subiendo peldaños poco a poco. Ya me veía preparado para rodar el largometraje. A costa de hacer gamberradas en los cortometrajes me las he apañado para ir adquiriendo herramientas. En este largometraje he puesto en práctica el aprendizaje que me ha proporcionado el rodaje de cortometrajes”.
-Sus cortos apostaban por la comedia. Sin embargo, aquí se adentra en el drama.
“En mis cortometrajes había una mezcla de géneros, en los que intentaba darles la vuelta. Por ejemplo, he hecho terror crudo con capas de humor. En Voy a desaparecer hay apuntes de thriller y de musical”.
-¿Cómo es escribir un guion a cuatro manos (con Raquel Herrera)?
“Con Raquel ha sido muy fácil porque nuestro criterio cinematográfico es similar. Nos gusta ver en el cine personajes tridimensionales. Nos interesa darles el protagonismo a los actores y a los diálogos, que tengan sentido del humor y sentido del riesgo. Creo que falta riesgo en el cine español”.
-El peso interpretativo lo sostienen dos intérpretes (Raquel Herrera y Abraham Santacruz). ¿Cómo transcurrió el rodaje?
“El rodaje fue muy intenso, muy emocional, pero lo pasamos muy bien. Tanto Raquel como Abraham se implicaron mucho. Llegaron con el texto aprendido a los ensayos. Lo cual es muy importante. Hubo un entendimiento entre los tres. Trabajamos mucho la confianza”.
-¿Hay una reivindicación del acento canario?
“Por supuestísimo. Puede llegar a ser ofensivo escuchar a intérpretes canarios forzados a neutralizar su acento. Es algo que ocurre mucho en televisión y publicidad. Suena impostado. A mí me gustan las cosas naturales, que las cosas suenen como en la vida misma”.
-Incluye personajes variopintos, como la recepcionista cotorra.
“Creo que falta diversidad en el cine. Los actores deberían ser tan diversos como las personas en la vida real. No creo que exista un canon óptimo para dedicarse a la interpretación. La vida es diversa, no una promoción de Bershka”.
-Subyace una crítica velada al turismo, a través de espacios decadentes. Recientemente, cerca de 60.000 canarios se han manifestado en contra del turismo masivo. ¿Cuál es su opinión al respecto?
“Los espacios turísticos decadentes de la película funcionan como una metáfora sobre la relación entre los dos hermanos. No puedo entrar mucho en el tema porque no entiendo mucho de esta cuestión. Soy un isleño que se ha criado con este modelo de turismo. Hay una dualidad extraña sobre este tema: el turismo es algo tan reconocible de Canarias como algo tan poco canario. Creo que las cosas se pueden hacer de otra manera. Ya César Manrique lo dijo hace décadas”.
-¿Qué función cumple la música en el film?
“La película se llama Voy a desaparecer porque es el título de la canción que aparece al final. La música forma parte del propio personaje de David. Cuando Rocío está sola no hay música. Cuando entra David es cuando se escucha la música. La música forma parte del interior del personaje de David. David es, en cierto sentido, un personaje de autoficción de mí mismo. Yo tengo la música muy interiorizada. Estoy orgulloso de la selección de músicos canarios que se incluyen en la película”.