conversaciones en los limoneros

Leticia Batista: “Si no hubiera practicado la gimnasia rítmica habría sido actriz”

La gimnasta líder del Club Batistana ha ganado más de 70 títulos nacionales y lleva más de 20 años compitiendo a alto nivel
Leticia Batista
Leticia Batista 70 títulos nacionales y un pabellón con su nombre. / Sergio Méndez

Yo no tengo ni idea de gimnasia rítmica, pero sí sé percibir la estética y el arte de un deporte de elite. Cuando le pido una breve biografía a Leticia Batista Negrín (La Esperanza, 1991) sólo me dice que ha ganado más de 70 títulos nacionales y que lleva más de 20 años compitiendo a alto nivel. Es la gimnasta líder del Club Batistana, la entrenan su hermana, sobre todo, y su madre y forma parte de una familia en la que, incluso, hay un chico futbolista. Viajan juntos y se lo pasan pipa el padre, la madre y los tres hijos. Estoy ante una de las mejores gimnastas de Canarias, que a sus 32 años y con 1,69 de estatura sigue compitiendo, a pesar de que es consciente de que todo tiene un límite y de que el suyo, como deportista de competición de alto nivel, está llegando. Es también juez nacional de rítmica y su madre practicó gimnasia deportiva y jamás falla a un entrenamiento de su hija. Soy consciente de los sacrificios que exige este deporte y, curiosamente, hablamos de gimnastas, pero no de las de su especialidad. Hablamos de la maravillosa Simone Biles y de la extraordinaria Nadia Comaneci. Dos épocas muy distintas, que no tienen nada que ver con la gimnasia rítmica, yo diría que mucho más fina y sofisticada y que me corrijan los expertos. Leticia, no se lo digan a nadie, quiere practicar también artes marciales, pero tiene miedo a lesionarse, así que lo hará con mucho cuidado. Admite que la número uno en España ha sido Almudena Cid y que en Canarias Ana Bautista fue una gimnasta excelente. Dice que las islas necesitan un centro de alto rendimiento para deportistas y que con él vería colmada una buena parte de sus sueños. Naturalmente que para ella ha sido una lotería haber nacido en La Esperanza (municipio de El Rosario) y que si no hubiera sido gimnasta le habría gustado ser actriz. Ya ven, he logrado una especie de resumen de su vida.

-¿Ese tipo de gimnasia que tú practicas destroza el cuerpo de una mujer?
“Mira, todos los deportes de alta competición dejan huella en el cuerpo”.

-¿Es fácil sucumbir al esfuerzo?
“Bien, depende. En mi caso, después de 25 años compitiendo, a pesar de hacer un trabajo preventivo, tengo claro que alguna secuela sobrevendrá cuando me retire. La rítmica es un deporte que demanda muchas horas y muchas repeticiones de ejercicios”.

-Has cumplido 32 años. Eres una joven que, sin embargo, llega al límite para la práctica de este deporte. ¿Cómo será el final?
“No me pongo una edad límite porque pensar en la retirada me causa mucha tristeza, pero sé que ese final llegará muy pronto”.

-¿Y después?
“Compagino mi faceta de gimnasta con la de técnico y lo disfruto muchísimo también. Hay algo mágico en eso de ser parte del proceso de aprendizaje y ver cómo se cumplen muchos sueños y objetivos de los demás. Mi vida, por tanto, siempre estará ligada al deporte y a la competición”.

-¿Cómo influyó tu madre, que practicó gimnasia, aunque en la modalidad deportiva, en tu carrera?
“A mi madre le encanta la actividad deportiva, pero nunca nos insistió a mi hermana y a mí en que practicásemos gimnasia rítmica en concreto. Pero sí nos inculcó la necesidad de practicar deporte, por sus valores sobre todo. Le daba igual la disciplina que eligiéramos. De hecho, practiqué y competí en baloncesto y atletismo, antes de decidirme por la gimnasia rítmica”.

-Háblame de tus padres.
“Ellos son las personas más tenaces y disciplinadas que conozco y a nosotros nos inculcaron sus valores y los que genera el deporte; a mí y a mis hermanos. Nos educaron en la cultura del esfuerzo y el sacrificio para que lo aplicáramos en todo lo que hacemos”.

-Me han dicho que tu referencia es tu hermana mayor.
“Jacke hizo que yo terminara dentro de un tapiz y hoy es mi entrenadora. Era la que me obligaba a entrenar cuando era pequeña y no me lo tomaba muy en serio. La que siempre me decía que aprovechara el tiempo, que hiciera esto o aquello. En 2013 tomé la decisión de entrenar con ella y es lo mejor que he hecho en toda mi carrera deportiva”.

(Leticia pertenece al Club Batistana, que es un semillero de deportistas y que lleva, como ven, el nombre familiar. Me dice que este club “es un sueño que se hizo realidad”. Dos jóvenes hermanas, entonces de 23 y de 21 años, junto a su familia, forman un club partiendo desde cero. El afán de ellas dos fue fomentar la práctica de la rítmica entre niños y jóvenes. “Además de esforzarnos mucho en ofrecerles a los deportistas un entorno familiar y saludable, más allá de la práctica deportiva”).

-¿Y lo consiguen?
“Somos, ya te digo, personas muy tenaces y trabajamos duramente para superarnos, año tras año. Competimos contra nosotras mismas intentando siempre aprender y superar el año anterior”.

-¿Responden los alumnos?
“Claro que sí. Tenemos en este momento 150 gimnastas, desde los tres años en adelante”.

-¿Con qué perspectivas?
“Participamos en diferentes niveles de competición, tanto a nivel insular, autonómico o nacional. Muchas de nuestras gimnastas han logrado numerosas medallas nacionales en los últimos años, tanto en modalidad individual como en conjunto. Tenemos una excelente cantera de gimnastas con un buen futuro por delante. Y contamos con deportistas con gran proyección, a las que les proporcionamos los medios técnicos y personales necesarios para que lleguen a lo más alto en sus carreras”.

-¿Qué es, en esencia, lo que más se exige a una gimnasta rítmica?
“Lo que más se exige es que tengas buenas condiciones físicas para practicar este deporte, como por ejemplo la flexibilidad y la elasticidad necesarias. La gimnasta debe poseer una buena ejecución, buena técnica corporal y de aparato, que sea una persona expresiva y sea también capaz de interpretar y de transmitir en su ejercicio”.

-¿Cuál es tu aparato favorito?
“La cinta, sin duda. Es un aparato que debe estar en continuo movimiento y que requiere mucha coordinación y una buena técnica. Yo me siento muy segura cuando salgo al tapiz con ella”.

-Me han dicho que te gustan las artes marciales.
“Sí, sí me gustan y no descarto en el futuro practicarlas, pero no ha llegado el momento. Es que el deporte de alta competición es prácticamente incompatible con otra disciplina deportiva. Las lesiones pueden ser muy peligrosas”.

Leticia Batista
Leticia Batista. / Sergio Méndez

-¿Cuáles son las lesiones más comunes en la gimnasia rítmica?
“Son varias y todas hacen mucho daño. Por ejemplo, las fracturas por estrés, las contracturas musculares, los esguinces, las roturas o microrroturas fibrilares y de ligamentos. El factor suerte es decisivo, pero lo ideal es proporcionar al deportista mejores medios y un trabajo preventivo adecuado para que su cuerpo sufra lo menos posible”.

-¿Y cuáles son tus referentes históricos?
“Mira, en el mundo de la rítmica he tenido varias gimnastas que me han marcado”.

-¿Quiénes?
“Yana Batyrshina es una de ellas. Cuando era pequeña me impresionó mucho Alina Kabaeva por su expresión y por su capacidad de conectar con el público. Muchas veces intentaba imitarla y copiar sus gestos. Y mis favoritas de los últimos años son Linoy Ashram, Sofía Rafaelli y Daria Atamanov”.

-Ahora estás en una perspectiva más de aprendizaje de técnica, para transmitirla, ¿no?
“Sí, es verdad, mirando al futuro y como referentes actuales me inclino más por la parte técnica y tengo que citar a grandes profesionales como Julieta Cantaluppi, Emmanuela Maccarani y Ayelet Zussman. Y, por supuesto, como fiel amante de este deporte no puedo obviar el sello y el carisma de la gimnasia española”.

-Pon que no hubieras sido gimnasta. ¿A qué te habrías dedicado?
“Hubiera practicado algún deporte de competición, porque me encanta la disciplina que hay detrás de la preparación. También quizá a algo relacionado con el arte dramático, porque una de las cosas que me hicieron enamorarme de la rítmica fue el público y el poder interpretar, conectar y expresar diferentes emociones”.

-¿Esa dedicación plena de una atleta al deporte que practica influye en la vida personal?
“Sí, mucho”.

-¿Cómo?
“A lo largo de los años, mi círculo se ha ido transformando; mis amigos han terminado adorando este deporte, acompañándome en las competiciones y siendo parte de él muchos de ellos. Es muy complicado plantearse relaciones personales de otra forma porque el mío es un deporte muy absorbente. En este sentido soy muy afortunada”.

-¿Cuál ha sido el triunfo más determinante en tu ya larga carrera deportiva?
“Todos se saborean igual, aunque dependiendo del momento en que te encuentres”.

-Pero habrá alguno especial.
“Puede que el que más haya disfrutado fue cuando conseguí la primera categoría nacional a nivel individual y en conjunto”.

-Te dio moral.
“Sí, a mi hermana y a mí nos dio mucha moral porque se produjo recién formado nuestro club, no llevaba ni un año desde su constitución; y esa inyección de moral, repito, nos aportó también mucha fuerza. Recordarlo se nos hace muy grato”.

-Porque además eran ustedes muy jóvenes.
“Claro, teníamos yo 22 y ella 24 años y nos supuso una dosis de confianza y de entusiasmo que acabaron siendo significativos para nuestro proyecto”.

-¿Y tu momento más emotivo?
“Sin duda alguna el día que se inauguró el pabellón deportivo que lleva mi nombre en mi pueblo, en El Rosario. Muy difícil describir el momento y lo que sentí. Es que para mí fue un orgullo y ese día se reunieron dentro de mí varios sentimientos que llevaré toda mi vida en mi corazón y en mis retinas”.

(Tengo en mis notas, tomadas en el almuerzo en Los Limoneros, algunos datos relativos a la actividad de Leticia. La importancia de la dieta. Que todavía se entrena más de cuatro horas diarias. Que quiere ir a la Olimpiada de París como espectadora, pero que una entrada cuesta más de 1.000 euros. Que ha vivido en Tenerife y en Madrid, pero me da que no cambia su pueblo por ningún otro lugar. Que en Las Palmas hay también excelentes gimnastas. Que los alumnos del Club Batistana son, en este momento, 149 mujeres y sólo un hombre. Que más que metas lo que ahora tiene son sueños por cumplir. Que hay veces que los deportistas de su especialidad necesitan de la ayuda de un sicólogo. Que ha visto muchas inseguridades en la carrera de las deportistas de rítmica. Que es supersticiosa. Y que lleva una década militando en la elite de la gimnasia “y no nos bajan del podio”. Ah, también que en minuto y medio de actuación te juegas el trabajo de todo un año y eso crea mucho estrés y necesita de mucha concentración. En fin, que aprendí mucho con Leticia Batista, que reúne en una persona los méritos y los valores de los grandes deportistas de estas islas).

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