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Macu Machín: “Trabajar en familia es muy visceral”

La cineasta se ha alzado con el premio al mejor largometraje del apartado 'Canarias Cinema' por 'La hojarasca', en el 23º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria

Por Benjamín Reyes / La directora de cine Macu Machín (Gran Canaria, 1975) acaba de ganar el Premio Richard Leacock al Mejor Largometraje, en el apartado Canarias Cinema del 23º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, por su ópera prima, La hojarasca, que narra una historia de su propia familia afincada en Puntagorda (La Palma), ahondando en las emociones más profundas del ser humano. El filme se exhibió previamente en la Berlinale y en el Festival de Málaga, demostrando el buen momento del cine canario. Su próxima parada será el Festival de Cine Latino en Tübingen (Alemania).

-¿Cómo recibe este premio?

“Ganar este premio me proporciona impulso para seguir trabajando. Creo que se está visibilizando el trabajo que llevamos haciendo los cineastas canarios durante muchos años y ahora estamos empezando a recoger los frutos”.

-¿A qué alude el título?

“Es un título polisémico, que significa muchas cosas. Es un título muy sonoro. Esas hojas secas en el monte significan los ciclos de la vida. Esas hojas muertas que están en el suelo, que en realidad son el manto de nueva vida. Las protagonistas de esta película son mujeres mayores, que para mí simbolizan el manto de vida”.

-¿Cómo fue la recepción en la Berlinale?

“Muy bien. Mi deseo era hacer una historia universal. El tema de la herencia nos toca a todos. Con cada persona con la que he hablado de este tema me ha dicho que le toca de cerca. Fui muy vulnerable a Berlín, pero salí fortalecida al ver las salas llenas. Llevé a mi madre a la Berlinale y subió al escenario a recibir los aplausos. La gente me paraba por la calle para decirme que se habían emocionado. Qué regalo más grande. Está siendo precioso presentar la película en diversos lugares del mundo. Acabo de regresar de Colombia. La gente entiende de manera muy íntima la película sin necesidad de intelectualizarla”.

Cartel de la película ‘La hojarasca’, de Macu Machín. / DA

-‘La hojarasca ha estado en la Berlinale, ‘Un volcán habitado’ se ha proyectado en Cinéma du Réel (Suiza), varias producciones de El Viaje Films (‘Blanco en blanco’, ‘Aitana’) han sido exhibidas en Venecia. ¿Estamos viviendo el mejor momento del cine canario?

“Podría ser. Estamos viviendo una época muy bonita. La llegada de festivales de cine en Canarias, los mercados como Mecas o MiradasDoc y las ayudas públicas han creado una red que ha permitido que los cineastas canarios nos sintamos seguros para dedicarle tiempo y ponerle el cariño que necesitan las películas. Ha surgido una generación de directores canarios muy interesantes”.

-¿Es documental?, ¿es docuficción?, ¿qué es ‘La hojarasca’?

“Un proyecto híbrido. Me preguntan mucho: ¿cuánto hay de documental?, ¿cuánto hay de ficción? Todo lo que sucede en la película es verdad. En algunas secuencias intervengo para propiciar determinadas situaciones que ya había vivido con ellas antes del rodaje, pero no recreando exactamente lo que viví”.

-¿Cómo es trabajar en familia?

“Muy visceral en todos los sentidos. Me gustaría seguir filmando de esa manera tan intensa. Todo lo que sucede es verdadero. Rodar con mi familia era una excusa para pasar más tiempo con mi familia”.

-¿Qué le parece a Carmen, Elsa y Maura la película?

“Se divirtieron mucho. El único objetivo era compartir la película con ellas. Fue como una catarsis. Mi familia tiene la capacidad de reírse de los reveses de la vida. Nos reímos mucho y al final nos abrazamos en un abrazo muy largo”.

-¿La película es una reivindicación de la mujer rural?

“Este tema surge porque son las mujeres de mi familia. De alguna manera hay una reivindicación del trabajo invisibilizado de la mujer en el campo. En La Palma hubo muchas mujeres que vieron emigrar a sus maridos y se quedaron solas trabajando en el campo. Puntagorda es la periferia de la periferia. Ese lugar siempre formó parte de mi imaginario. Me imaginaba cómo habían vivido mi bisabuela, mi abuela, mi madre y mis tías en la montaña”.

-¿Por qué figuran tres montadores en los créditos?

“Porque el proceso fue muy largo. Durante dos años trabajé con tres montadores. Al final encontré en Emma Tusell a la aliada idónea porque ella vive en Puntagorda y conocía la realidad que narra el filme. Fue un cierre poético. Por eso figuran también dos personas en la fotografía. Hubo tres rodajes en tres años diferentes. Si uno quiere hacer un buen potaje, tiene que hacerlo a fuego lento”.

-¿Qué papel desempeña la música de Jonay Armas?

“Un papel fundamental, como el del sonido de Emilio García. La música no es invasiva. Hay un predominio de la cuerda, de lo percusivo. La música tenía que estar apegada a la tierra. La música no podía ser un barniz. La música surgió como algo orgánico”.

-¿Cuál es la próxima parada de la película?

“Me voy al Festival de Cine Latino en Tübingen (Alemania), a principios de mayo”.

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