sociedad

Un asesor tinerfeño en el pujante golf de Arabia Saudí

Chema Sanz, que vivió en persona hitos recientes del turismo canario, trabaja ahora para la formidable apuesta saudí tras su notable trayectoria en Sitges
Chema Sanz
Chema Sanz, durante la entrevista celebrada en Santa Cruz de Tenerife. / SERGIO MÉNDEZ

Al canario que ha volado se le nota en las alas, como atinadamente resumía el que fuera líder del empresariado tinerfeño desde 1989 a 2010, José Fernando Rodríguez de Azero, al talento canario que supera los límites geográficos impuestos por su condición de isleños. Lo cierto es que el caso de Chema Sanz (Santa Cruz de Tenerife, 1975) lo prueba, dado que es un chicharrero con don de gentes cuya pasión por el golf e indiscutible tino profesional le ha llevado desde participar en hitos clave para la transformación del turismo en Canarias hasta hoy en día, en que trabaja como asesor sobre golf para la elite de Arabia Saudí, país cuya apuesta por liderar dicho deporte lo ha convertido en referencia mundial del mismo. Por el camino dejó un exitoso decenio en Sitges que le abrió las puertas de lo más granado del deporte catalán.

“Siempre tuve la ilusión de trabajar en algo relacionado con el golf”, reconoce Sanz durante la entrevista que concede a DIARIO DE AVISOS aprovechando el reencuentro con su ciudad natal, antes de recordar que, como deportista, “llegué a disputar incluso campeonatos de España. ¡Mi fuerte era el drive!”. En realidad, su potencial terminó por desarrollarse en su amplitud después de que, tras formarse en Manchester, comenzara a trabajar con Axel Gasmann, alma mater del Hotel Europe Villa Cortés y símbolo de la imprescindible rehabilitación del turismo canario, no en balde dicho establecimiento surgió donde se había construido el segundo hotel edificado en el Sur de Tenerife tras el Gran Tinerfe.

“Ahí empecé a consolidar la idea de que era posible dedicarme profesionalmente a tareas relacionadas con mi pasión por el golf, y me siento orgulloso de que el torneo de golf del Villa Cortés que creamos entonces gracias al respaldo de Gasmann y las sinergias con Golf Las Américas no solo sigue existiendo sino que ya ha celebrado su 24ª edición”. En realidad hablamos de los albores de la segmentación del turismo de Tenerife, y apuestas como esa terminaron por atraer a los aficionados del Norte a los campos del Sur y fidelizarlos con una apuesta tan atractiva para que conocieran los hoteles. “Aprendí mucho, y hoy está demostrado que fue una apuesta de gran éxito”.

De ahí pasó a otro hito fundamental en el turismo isleño como fue la apertura del Hotel Abama de la mano de su entonces consejero delegado, Javier Bernal, quien fichó a Sanz como director deportivo en otra aventura de éxito que le permitió vivir la fascinante experiencia de crear un campo de golf y su casa club de la mano de destacados expertos mundiales en lo que supuso el inicio del ‘boom’ de los resorts en el Sur.

Lejos de acomodarse y tras ocho años en la Isla, Chema Sanz apostó en 2008 por aterrizar en el elitista club de golf Terramar, en Sitges (Catalunya), fundado en 1927 y con gran cultura de golf de unos socios cuyo respeto se ganó inesperadamente. “¡Se celebró allí un Campeonato de Catalunya y quedé líder en la primera jornada pese a que lo disputaban campeones de España!”, recuerda con una amplia sonrisa antes de confesar que “la mayoría de los socios supieron de mí al preguntar quién era ese jugador de golf y quedarse encantados de que trabajaba allí”.

Tras un decenio de plenitud profesional en Sitges, donde atesoró grandes amistades con figuras del deporte mundial como el futbolista Josep Guardiola o los baloncestistas Audi Norris y Roger Esteller, entre otros, este chicharrero al que se le nota en las alas que ha volado se sumó a la revolución que supone la enorme apuesta de Arabia Saudí por el golf, y que -como es su caso- atrae hoy en día a lo mejor de dicho deporte. Allí ha creado un campo de golf y hoy ejerce como asesor, en otro ejemplo de lo que es capaz el talento canario a la hora de romper fronteras.

TE PUEDE INTERESAR