la matanza de acentejo

Usan por primera vez gatos robots en Canarias para tratar la demencia

Acufade se estrena con la roboterapia, una alternativa a la terapia con animales, que produce efectos similares al estar creados con inteligencia artificial, sensores y además, actuar como si fueran reales
Usan gatos robots por primera vez en Canarias para tratar la demencia y el alzhéimer
Doña Yaya no paró de reír cuando las terapeutas de Acufade, con sede en La Matanza, le presentaron al gato robot ‘Misi’ y se lo pusieron en su regazo. / Sergio Méndez

“¿Esto que es?” Preguntó Ángela cuando Cristina le presentó a Misi y lo puso sobre su falda. Lo acarició casi de inmediato. Con ternura le dijo un par de veces “mi niño” e intentaba preguntarle qué le pasaba cuando lo escuchaba ronronear, como si se tratara de un niño pequeño o un bebé.

La reacción de Yaya, aunque diferente, también fue de sorpresa: “No, que araña”, contestó, pero segundos después lo estaba tocando, con una risa contagiosa, al tiempo que contaba que “el otro día se las había quitado”. Supo reconocer que se trataba de un felino y de las características que los distinguen de otros animales, como las uñas, que les sirven para cazar y defenderse pero que al mismo tiempo pueden resultar muy molestas si es doméstico y convive con personas.

Ángela y Yaya son usuarias de Acufade, (Asociación de Cuidadoras/es, Familiares y Amigos/as de Personas con Dependencia, Alzheimer y otras Demencias) cuyo centro está ubicado en La Matanza de Acentejo y es el primero de Canarias en usar gatos robots para tratar a personas con un deterioro cognitivo importante o alzhéimer.

DIARIO DE AVISOS tuvo el martes la oportunidad de presenciar el primer contacto con las dos usuarias que experimentaron las ventajas que ofrece este tipo de terapias no farmacológicas cuyos beneficios ya están contrastados en otros países.

Así lo corrobora Cristina Perdomo Delgado, docente investigadora de la Universidad de San Sebastián de Chile, terapeuta ocupacional, y responsable del departamento de investigación de Acufade, inaugurado en enero de este año. Fue ella quien previamente le impartió la formación a Almudena Muñoz, también terapeuta, y a Nereida Reyes Socas, psicóloga, quienes se encargarán de aplicarlas tanto en esa sede como en la de La Orotava a unas diez personas cada una.

La primera estará más enfocada en el contacto sensorial con el gato y en potenciar alguna actividad de la vida diaria, como puede ser peinarlo, que la persona piense si come o no y qué tipo de comida es la más adecuada para darle a estos animales. La segunda, en cambio, se centrará en las reacciones emocionales de la persona cuando tenga la mascota encima. Eso permitirá hacer una comparación entre ambas.

La roboterapia es una alternativa a la terapia asistida con animales que produce efectos similares para quienes presentan barreras para poder llevarlas a cabo, como alergias al pelaje. Los robots han sido creados con inteligencia artificial y sensores que le permiten comportarse e interactuar con las y los usuarios como si se tratara de un animal real, en este caso un gato, dado que su diseño resulta más eficaz que el de otras mascotas, como puede ser un perro.

En total son seis sensores ubicados en la mejilla, en la parte posterior de la cabeza, próximo a la frente, en la espalda, y dos en el vientre. Todos ellos hacen que la supuesta mascota se familiarice con el sonido de la voz de la persona usuaria y de la profesional, y empiece a tener una mayor interacción, es decir, a maullar más seguido, a realizar movimientos de cabeza, a cerrar y abrir los ojos, o tirarse detrás, boca arriba, para que le acaricien la barriga.

La reacción varía dependiendo de la parte del cuerpo que le estimulen. Si se le toca la mejilla izquierda, por ejemplo, mueve la cabeza hacia la mano que está realizando la caricia. Al igual que la vida real, el gato se relaja cuanto más mimos se le brindan. Por el contrario, si no recibe contacto durante algunos minutos, se quedará dormido.

Uno de los objetivos que se trabajan es evitar los movimientos repetitivos. Por eso los sensores que tiene el animal tardan en reaccionar y el ronroneo no es constante, para que la persona no se acostumbre a acariciarlo siempre de la misma manera.

La respuesta de la mascota robot es a estímulo y para ello es imprescindible vincular las voces “y por eso no es bueno que pase por muchas manos, porque le costará identificarlas y el proceso tardará más en producir los resultados deseados”, explica Cristina.

Asegura que los beneficios que proporciona son múltiples. Entre ellos, psicológicos, porque tener el gato en el regazo brinda tranquilidad y crea un efecto de relajación cuando empieza a vibrar, que es similar a la que provoca su ronroneo. En el aspecto social, estimula la interacción entre la persona usuaria y la terapeuta o psicóloga, las dos profesionales que suelen trabajar con este tipo de terapia.

Cristina comenta que muchas veces, las personas con un deterioro cognitivo importante no mantienen un contacto visual con la profesional, en la mayoría de los casos, miran hacia arriba. Pero en este caso, el gato “es como una red que facilita la interacción y la comunicación entre ambas”.

Por último, a nivel fisiológico mejora las constantes vitales de la persona al acariciar el pelaje.

Es importante que el robot sea aceptado la primera vez. Si al presentarle el animal, la primera reacción es de repulsa o angustia hay que descartar este tipo de terapia y no se debe insistir. No obstante, el tipo de no debe ser valorado por el o la profesional, que tienen experiencia en ese sentido, dado que las personas con deterioro cognitivo tienen “un rechazo a todo”.

Pese a que uno de los propósitos que se buscan es establecer una interacción positiva con el animal, cuando este genera un apego hay que cancelar la terapia “porque llegará un momento en que no funcionará porque será uno más de su casa”, sostiene la investigadora.

Por eso la sesión tiene una duración determinada, entre 30 y 50 minutos, y se trabaja como máximo dos veces a la semana, dependiendo del deterioro de cada persona.

Para aplicar esta terapia se ha tenido en cuenta al Centro de Referencia Estatal del Alzheimer y otras demencias (CREA), con sede en Salamanca, que lleva casi tres años trabajando con este tipo de robot y ya se han observado los buenos resultados que incluso han sido publicados en estudios científicos.

En este centro, por ejemplo, los profesionales se dieron cuenta que había usuarios a los que les gustaba llevar de paseo a las mascotas y para trabajar la movilidad decidieron comprar un carro dado que no todos pueden cargarlas en sus brazos.

En un primer momento se recomienda que la terapia sea individual pero después de un tiempo se aconseja trabajar con pequeños grupos para conseguir una mayor interacción social entre los compañeros.

Yaya y Ángeles vivieron su primera sesión y todavía les queda mucho tiempo por pasar con Misi, el nombre que le puso Cristina para identificarlo pero que quizás ellas, dentro de unos días cambiarán por otro, aunque la mascota que les provoque la ternura y las risas del martes siga siendo la misma.

Una investigación adaptada a la población del Archipiélago

Las investigaciones relacionadas con este tipo de terapias no farmacológicas están realizadas en Península o en otros países, en los que las características, tanto de las personas usuarias como de las profesionales son diferentes a las de Canarias. Por eso Acufade lidera un trabajo “ajustado” a las condiciones de la población en el Archipiélago. “Nuestro objetivo es conocer mediante la evidencia científica cuáles son los beneficios del gato robot en la población con deterioro cognitivo avanzado o alzhéimer en las islas y si hay una mejoría o no en la interacción con los profesionales”, especifica Cristina Perdomo, la responsable de tutorizarlo. Utilizar este tipo de terapia requiere un estudio previo del paciente y saber, en primer lugar, si tuvo alguna experiencia negativa con animales. También de la familia, que debe estar informada de cada paso. El gato robot fue presentado en enero a los representantes políticos y sanitarios quienes se mostraron interesados por los beneficios de esta terapia. “Con esta investigación se intenta que otras entidades que trabajan con el mismo perfil que Acufade también puedan aprovecharla”, subraya la investigadora.

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