tribuna

Parejas irresistibles

El debate es o Motos o Broncano. Siempre esta España de dos en dos que empieza con Tubal y Tarsis y termina con Daoiz y Velarde, Churruca y Gravia, Felipe y Alfonso, Pasieguito y Puchades y Joselito y Belmonte. Alguien en la prensa recuerda a Antonio Machado diciendo que uno de los dos ha de helarte el corazón. Se trata de crear nuevos ídolos para el seguimiento de las militancias. Las militancias no son malas. Son necesarias, como los soldados que van a la guerra mientras la inmensa mayoría de los ciudadanos se quedan en sus casas sufriendo los bombardeos. El debate pretende convertir en símbolos de la izquierda y la derecha a estos dos personajes de la comunicación y yo no le noto esta tendencia a ninguno de los dos, pero sí estoy seguro de que acabarán representando la que les asigna la opinión interesada de los bloques que intentan asimilarlos- De momento, en el órgano de dirección de la televisión pública se ha armado la marimorena y se vuelve a hablar de manipulación. Con lo bonito que sería que los dos se expresaran con entera libertad sin que nadie viniera a ponerles una etiqueta. La política anda revuelta en las democracias occidentales. Yo creo que la crisis se origina a partir de Obama y de la aplicación de políticas conservadoras y progresistas, en esa biconceptualidad que planteaba Lakoff. Ese intento de hibridar al sistema a la hora de tomar decisiones vino a romper los moldes del enfrentamiento, tan necesario para algunos, entre las distintas ideologías. Necesariamente tiene que haber un Joselito para contrastarlo con un Belmonte, un Trump frente a un Biden y un Sánchez ante un Feijóo, o una Ayuso, que ya no se sabe donde está el objetivo. Motos y Broncano son dos productos de la televisión que nos hacen contemplar al mundo echando unas risas. Elevarlos a la categoría de debate público es bastante surrealista. Pero las cosas andan por ahí y sus señorías se sienten cómodas con estos asuntos. A partir de ahora la izquierda saldrá con su Broncano debajo del brazo porque así lo dicen sus programadores y la derecha con su Motos y sus Trancas y Barrancas que escandalizan a la gente por entrevistar a personajes que no gustan, o que son poco recomendables para una media España que pretende helarle el corazón a la otra media. ¿Esto es lo que se cuece de verdad? Yo creo que no, a pesar de que un ministro ponga a trabajar a sus funcionarios para que investiguen quiénes son los que lo insultan, y un jefe de gabinete amenace a una periodista amiga con que le va a cerrar el medio donde trabaja. Con estas actitudes no es extraño que a Broncano lo fichen en el ente público, a contrapelo y por 28 millones en dos años. Esto estaría bien si se entendiera que los humildes gorriones de los diarios íbamos a ser remunerados de manera proporcional, pero la realidad se impone, y a los colaboradores que damos nuestra opinión cada día no nos pagan una puta perra, porque todo se dirime entre dos. Ahora le toca a Motos y a Broncano, pero siempre ha sido así. España va de dos en dos, por parejas, desde que los romanos la dividieron en la ulterior y la citerior, desde que el Padre Ripalda escribió un catecismo para una mitad y el padre Astete para la otra, y a cada españolito de a pie le tocaba organizar su fe en función de la zona donde había nacido. Ahora lo del troceo se ha acentuado y yo pienso que los problemas se resuelven a partir de que se repartan y se dispersen, como ocurrió con las autonomías y el café para todos. No sé qué es mejor, si matarnos los de los dos bandos de toda la vida, o hacerlo por cantones, resucitando a los reinos de Taifas al grito de ¡Viva Cartagena!

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