Por José R. Maza | La festividad del Corpus Christi es la fiesta más antigua de Canarias, como así lo afirma el catedrático Manuel Hernández González, en su obra, El Corpus Christi en Canarias: “La fiesta del Corpus Christi es la más antigua del archipiélago. En la Laguna nació en 1496, cuando esta era todavía un campamento militar, y lo mismo acaeció en Las Palmas y en Santa Cruz de La Palma.”1
Igual ocurrió en La Orotava, en donde se conoce la existencia de estas procesiones del Corpus Christi desde el siglo XVI, gracias a escrituras notariales, porque hay que recordar, que en este municipio carecemos de toda la documentación civil anterior al siglo XIX, tras el incendio que destruyó el Archivo Municipal en 1841 y a que los libros parroquiales de la iglesia de Nuestra Señora de La Concepción de La Orotava, que describen las procesiones, misas y oficios, comienzan en febrero de 1633, a pesar de que su curato data de principios del siglo XVI y de que se empezaron a registrar los bautismos en 1540.
Los altares efímeros
Y una de las aportaciones que aparecieron en algunos lugares en estas celebraciones de Corpus, durante el Antiguo Régimen, fueron los altares para el descanso de la Custodia que según el citado catedrático Manuel Hernández González, nacieron, muchos de ellos, de la mano de los gremios, como por ejemplo en Las Palmas, donde hay constancia de que “los pedreros hicieron un altar en 1784 delante de la casa del canónigo Diego Nicolás Eduardo y que antes lo habían hecho delante de las monjas descalzas y de los jesuitas.” Al igual que en Arrecife donde también se conocen la existencia de “altaritos” para el descanso del Santísimo.
En La Orotava, también hay constancia, aunque muy escasa, de la existencia de estos altares efímeros, y que eran, según los expertos consultados, más “altares de asiento para el descanso de la custodia”, en una época en la que aún no había andas, que estos altares efímeros en los que priman las imágenes religiosas, aparecidos últimamente en la octava del Corpus Christi villero, tan al estilo de Sevilla, por lo que hablar hoy en día que es una tradición consolidada y perdida, y que se debe recuperar es un poco, cuanto menos, aventurada, dada la falta de documentación que lo apoye.
Uno de estos pocos documentos que hablan de la existencia de estos altares en La Orotava, por no decir el único, lo aporta el investigador Lorenzo Santana Rodríguez. Según él, en junio de 1645, un vecino de La Orotava, Baltazar Escudero, solicitó, al convento dominico de La Orotava, una imagen de Santo Tomás de Aquino, para ponerla en el altar que hizo en la puerta de su casa, para el paso de la procesión del Corpus Christi. Exactamente, y según el documento notarial aportado por el citado Lorenzo Santana, y emitido por el escribano Francisco de Mirabal Rivero, del vicario general de los dominicos en Canarias fray Domingo de Herrera, este declaró, “que se daba por contento y entregado de Baltazar Escudero vecino de lugar de La Orotava, de la imagen de Santo Tomás de Aquino que el susodicho hubo del convento del lugar de La Orotava a su casa para ponerla en el altar que hizo en la puerta de su casa hasta que pasase la procesión del Corpus Christi.”2
Este documento notarial es el único que nos explica este hecho, porque a día de hoy no se puede, ni decir de donde salió esta procesión, ni por donde pasó, ni qué día sucedió, ni si se habían confeccionado más altares, dado que faltan los registros de la parroquia de Nuestra Señora de La Concepción de esos años, en concreto faltan los registros desde el 12 de junio de 1645 hasta el 15 de agosto de 1656, que nos aportarían más datos a este acontecimiento.
Hasta la fecha de hoy, es una de las pocas referencias, por no decir como hemos dicho ya, la única que se tiene de estos altares en La Orotava, y como se ve hace referencia a una única persona sin poder ni siquiera aclarar si pertenecía a un procesión de Corpus conventual o parroquial, ni desde donde partió. Baltasar González Escudero, sastre de profesión, y por tanto miembro del gremio de sastres y vecino en La Orotava, en la calle de la Silla, era el menor de los tres hijos que tuvieron Francisco González y María Escudero, y nació en La Orotava en abril de 1592, siendo bautizado en la iglesia de Nuestra Señora de La Concepción el 15 de dicho mes. Casó con Isabel de Valcárcel, hija de Bartolomé García y María de Valcárcel, con quien tuvo al menos tres hijos: María, Francisco y Fray Félix de Escudero y Ávalos de la Orden de Santo Domingo. Este último, residía ya en el convento de Santo Domingo cuando su padre solicitó la imagen de Santo Tomás de Aquino, para exhibirla en el altar frente a su casa de la calle la Silla.3 Se da la circunstancia de que el propio Baltasar González Escudero, había construido en dicho convento dominico la capilla de Santo Tomás de Aquino, que la hizo con “altar y tres sepulturas, e impuso su fiesta.”4
Esta capilla de Santo Tomás de Aquino, de Baltasar González Escudero, era una de las 11 capillas que existieron en dicho convento dominico, y de las cuales diez eran privadas, y solo la de la Hermandad del Rosario era de una Cofradía. Fue destruida el 25 de octubre de 1722 “por un temporal grande, siendo levantada por el convento, no pagándola sus herederos.”
¿Boceto o dibujo?
Existe otra posible referencia a estos altares, pero ésta es muy llamativa porque es una interpretación personal del aludido investigador Santana Rodríguez. Según este autor, en su artículo Apuntes sobre los altares efímeros en el Corpus de La Orotava, existe un documento notarial, correspondiente al año 1624, en el que aparece un dibujo, que según él “parece representar un altar de descanso para la procesión del Corpus”. Este “parece”, se ha tomado como una certeza en La Orotava, de la existencia de estos altares, cuando no deja de ser una suposición de un posible altar. Este dibujo, del escribano Francisco Bienvenido de Paz, aparece en la “portada del cuaderno 14 de escrituras públicas de las escribanías del dicho Francisco Bienvenido del año 1624, Protocolo Notarial 2818, que se halla en el Archivo Histórico Provincial de Tenerife,” no apareciendo en él, ninguna referencia a que sea este, un boceto para algún altar efímero.
Lo curioso es que se puede demostrar que a este escribano le gustaba dibujar en las portadas de sus cuadernos, ya que en las mismas actas, que se conservan como hemos dicho en el Archivo Histórico Provincial de Tenerife, en las escribanías del mencionado escribano, y dentro del mismo Protocolo Notarial 2818, existe otro dibujo, de un corazón, en una portada bajo el título: Registro de escrituras públicas otorgadas este año de 1624 de este lugar.
Lo que parece es que a este escribano, como a otros tantos, le gustaba realizar algún que otro dibujo en las portadas de sus actas, como también lo hicieron y “hacían” algunos de sus colegas contemporáneos. Francisco Bienvenido de Paz, escribano público en La Orotava, natural y vecino de la misma población, se casó en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, el 27 de noviembre de 1606, con María del Castillo, hija del también escribano público Roque Suárez del Castillo y de Constanza López. Francisco era hijo del licenciado Julián Pegado Bienvenido, médico natural del reino de Portugal en el obispado de Coímbra, y de Inés de Paz; y tuvo tres hijos, Julián Bienvenido, Inés del Castillo y Francisca. Estuvo de escribano público en La Orotava desde 1620 hasta 1633, año en el que falleció, siendo enterrado en el convento de Santo Domingo el día 12 de octubre de ese año.
Lo llamativo de este hecho, no es aceptar que a Francisco Bienvenido le gustase realizar dibujos en las portadas de sus cuadernos de escrituras públicas para ilustrarlos, ni siquiera de que se pudiera llegar a pensar que sus dibujos pudieran llegar a ser bocetos para altares efímeros, que ya es decir, sino que se acepte como cierta esta suposición y se de incluso la fecha de este documento de 1624, como la del año de la realización de los primeros altares efímeros en la Villa de La Orotava. Según se dijo en este mismo periódico la semana pasada: “Este año se cumplen 400 años, cuatro siglos de una tradición que se ha recuperado para las fiestas con cuatro altares que, al igual que las alfombras y corridos de flores y el Magno Tapiz de la Plaza del Ayuntamiento son efímeros y desaparecieron tras el paso de la procesión.”
Los altares efímeros existieron en Canarias durante el Antiguo Régimen, pero no se ha encontrado, por ahora, ninguna evidencia documental que avale que era una tradición, y menos, consolidada en La Orotava. Además habría que tener en cuenta que estos altares, en las poblaciones en las que se levantaban, lo hacían para la festividad del Corpus, mientras que las alfombras de la Orotava se confeccionan desde 1844 para la celebración de la Octava, hoy en día Infraoctava, del Corpus Christi.
Notas:
- Hernández González, Manuel. El Corpus Christi en Canarias. 2013, página 9.
- Santana Rodríguez, Lorenzo. Apuntes sobre los altares efímeros en el Corpus de La Orotava. Museo Canario. Noticias. Segundo cuatrimestre 2003. Segunda época, número 8, páginas 16-18.
- González Marrero, José Antonio; Oliva López, Sergio; Escobar Suárez, Carmen Rosa. Documentos para la Historia de La Orotava: 1500-1600. Le Canarien ediciones.
- Hernández González, Manuel. Los conventos de La Orotava. Ediciones Idea, 2004.